Los medios de comunicación, el espejo de la violencia

AuthorNerea Artesero-Bernal
Pages19-38
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LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, EL ESPEJO
DE LA VIOLENCIA
NEREA ARTESERO-BERNAL
Universidad de Sevilla
RESUMEN
Este artículo incide en la investigación de la perpetuación de los estereotipos de
género presentes en los medios de comunicación, más concretamente, en los
spots publicitarios. Todos los iconos representados se alejan de la realidad y
puede llevar a malentendidos y a consecuencias para el público. A partir de esto,
se podrían generalizar malas praxis dentro de la pareja, derivando en violencias.
A colación de esto, se abre un debate en torno a la imitación de los actos
agresivos de la ficción.
PALABRAS CLAVE: Estereotipos, Micromachismos, Género, Desigualdad,
Medios de comunicación.
1. Introducción
Este escrito se centra en el análisis de unos anuncios, previamente seleccionados,
donde se manifiestan los estereotipos de género que subsisten en los medios de
comunicación en la actualidad, en los espacios publicitarios. Se reflejan los roles y
los rasgos arraigados en el subconsciente social dependiendo del género al que se
pertenezca. A este respecto, es relevante matizar aquellos que los hombres
protagonizan, tales como tecnología, coches o bricolaje. Por el contrario las
mujeres, productos relativos al cuidado, a la maternidad y a las tareas domésticas.
Las cualidades mostradas en pantalla, en carteles y en redes sociales incrementan
las desigualdades existentes entre hombres y mujeres. Potencian la superioridad de
la masculinidad hegemónica, propia del pensamiento heteropatriarcal, postergando
la feminidad a un segundo plano. En cuanto a eso, la intelectual Simone de Beauvoir
incide en la percepción masculina sobre la mujer: hombres mutilados pues, al no
tener falo, son seres incompletos (Beauvoir, 2002, vol.I, 104); en otras palabras,
“hombres fallidos” (Beauvoir, 2002, vol.I, 162).
DEBATES EN TORNO A LA COMUNICACIÓN, LA IGUALDAD DE GÉNERO Y LOS DERECHOS HUMANOS
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Juan Carlos Suárez-Villegas - Sergio Marín Conejo (co-editores)
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Por consiguiente, el público está expuesto a dichos tópicos a través de los espacios
publicitarios; por un lado, el problema radica en su inverosimilitud, ya que
distorsionan la veracidad, dificultando la identificación con los modelos
presentados. A raíz de esta ausencia de mimetización, los espectadores se
encuentran desamparados y sin líderes creíbles a los que parecerse. De hecho, el
intento por asemejarse a estos ídolos a nivel físico y conductual, sobre todo en la
etapa adolescente, puede ocasionar frustraciones y trastornos de distinta índole: los
alimenticios y los relacionados con la autoestima. Por otro lado, el marcado
binarismo (hombre/mujer) provoca que se oculten otras nuevas realidades, opuestas
al razonamiento heteropatriarcal. Algunos enfoques lo definen como una
metamorfosis entre los géneros entendidos históricamente y las nuevas modalidades
de género (Butler, 2006, 71). Se materializan con la ayuda del progreso de la
ciencia, la medicina y el indispensable papel de la cirugía como herramientas para
desembocar en un cambio significativo para las realidades emergentes como, por
ejemplo, no binarios, transgéneros y transexuales.
Efectivamente, la importancia del marketing y de la venta de la mercancía es
infinitamente más importante que prever los contratiempos que podría provocar su
visualización. Los impactos en los oyentes pueden variar según la edad, el
background, la autoestima, la sensibilidad y la concienciación. Aparte de estos
factores individuales, que condicionan a cada persona en particular, existen otros
colectivos que suscitan reacciones variopintas. En otras palabras, la concepción de
los atributos de género y su entendimiento no va a ser idéntica en las distintas etapas
de la vida: infancia, juventud o madurez. En el caso de los infantes, el significado
de las imágenes puede ser obviado, al no inferirse o al minimizar su relevancia. No
obstante, el período de la adolescencia busca referentes y ansía ser como ellos. Todo
lo que diste de ello, se califica negativamente. Por lo tanto, a través del mensaje,
que se vende, se les puede manipular, ofuscar o incluso minar su autoestima. Por
este motivo, se precisa la supervisión y la explicación de una persona adulta para
discernir la misoginia, los comentarios y las actitudes machistas o potencialmente
violentas, que sacuden nuestras mentes recurrentemente (Salerno, 2016, 370-371).
En lo concerniente a esto, se origina una hipótesis en torno al daño que podría
producir una exposición continuada de abusos. Se estima que el contacto con la
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