Capítulo V. Miradas prospectivas en tiempos violentos. Pensar la paz como ideal moral en los marcos de la imaginación

AuthorDora Elvira García-González
ProfessionUniversidad Nacional Autónoma de México, México
Pages121-140
CAPÍTULO V
MIRADAS PROSPECTIVAS EN TIEMPOS VIOLENTOS.
PENSAR LA PAZ COMO IDEAL MORAL EN LOS MARCOS DE
LA IMAGINACIÓN
Dora Elvira García-González
Universidad Nacional Autónoma de México, México
“La paz perpetua, que se deriva de los hasta ahora mal llamados tratados de paz
(en realidad armisticios), no es una idea vacía, sino una tarea, que resolviéndose
poco a poco, se acerca permanentemente a su  n”.
Immanuel Kant (2005, p. 187)
“La esperanza de nitivamente no es lo mismo que el optimismo. No es la
convicción de que todo va a cambiar y mejorar, sino más bien es la certeza de que
algo tiene sentido, a pesar de cómo vaya a resultar. [...] L a única causa perdida es
la que abandonamos antes de entrar en lucha”. Vaclav Hável (1990, p. 185)
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
La reiteración incansable de guerras, enfrentamientos y violencias es ya de
antigua y larga data, y a estas alturas de la humanidad debería poder pensarse que la
paz habría de estar aposentada en el mundo. Sin embargo la realidad nos señala otra
cosa; lejos de que la paz sea la situación cotidiana, en muchos lugares del orbe sigue
quedando muy lejana. A pesar de esto, las realidades y experiencias bélicas que se han
privilegiado por diversas razones, han de ser remplazadas por otras situaciones que
tienen que asententarse en los plantemientos éticos y en las formas de vida cotidianas
que favorezcan la grandeza humana. Para ello se ha de situar indefectiblemente a
la paz en el centro, como defensa de lo humano y en tanto elemento que sustenta a
valores de variada tonalidad, sean morales, sociales o políticos.
La paz es pensada como un ideal ético a perseguir y que orienta nuestro actuar en
el presente, pero asimismo en el futuro que es en donde se fraguarán las hechuras que
tengamos a bien realizar. Así, este ideal regula las acciones que se van realizando a
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manos de quienes habitamos este mundo, y asimismo abre panoramas que permiten
realizar obras nuevas bajo los marcos de una racionalidad pací ca.
Elementos tales como la solidaridad, el reconocimiento, la cooperación y la
hospitalidad son nodales para conseguir una sociedad más pací ca que apele a los
elementos plurales y comunes. Tales acciones que pueden pensarse como hábitos
están enmarcadas en las estructuras de carácter moral de las sociedades que plan-
tean metas de concordia y paz. De esta menara, mediante pautas para el diálogo y
la escucha y en general, con todos los recursos para afrontar, atajar y subvertir las
diversas violencias que aparecen en los horizontes humanos, es posible superar los
con ictos y lograr la paz (García-G., 2019).
No se trata de cancelar los con ictos, cosa imposible de alcanzar, sino de diri-
mirlos y trascenderlos para no dar lugar ni potenciar a la violencia. Los con ictos
son luchas por sobrevivir, por obtener bienestar y libertad, por construir la propia
identidad y, en última instancia, por defender la satisfacción de las necesidades hu-
manas básicas. De ahí que entonces, la amenaza sobre cualquiera de estos ejes vitales
signi que violentar lo humano (Galtung, 2010: pp. 7,14). Un con icto no resuelto
y no superado es el germen de la espiral de violencia1 y si esta no se resuelve, se
multiplicará y se propagará como situación normalizada para los ciudadanos, como
sucede en muchas entidades y países del planeta. Los acuerdos, aunque difíciles,
son siempre pretendidos como ideales morales2 que buscan diseñar realidades
humanizantes y defensoras de la dignidad de las personas.
Ante la renuencia a la buena voluntad podemos defender la aparición y el
reforzamiento del punto de vista del otro –como recurso ético fundamental– para
probar que puede tener razón y que aquello que dice es revelador. En este sentido,
la buena voluntad es rea rmada como eumeneís élenchoi, una actitud de benevo-
lencia; algo favorable o propicio que se prueba o refuta con buenas intenciones y
cuya  nalidad es el reforzamiento del discurso del otro3 para que, lo que diga ese
otro sea revelador y desde ahí aparezca una actitud crítica de debate y deliberación.
Con ello, se mani esta una altura moral en la consideración de la dignidad de las
personas. Por eso la escucha es una acción ética que hace espacio a la presencia de
los demás, a la alteridad y a su reconocimiento. Dicha escucha es importante para
1 En el interior de cada conflicto existe una contradicción o un problema, es decir, algo que se
interpone en el camino de otros. Se presentan como situaciones que tienen en sí mismas un impulso
para los agentes, individuales o colectivos, quienes reclaman soluciones (Galtung, 2003, p. 109).
2 No sorprende la reacción escéptica de Jacques Derrida contra Gadamer por defender la
posibilidad de acuerdos sinceros y de buena voluntad. Según el filósofo francés, dichos acuerdos pueden
ser sospechosos, y lo son –a su entender– para las almas poco angelicales que habitan este mundo
(Derrida, 1998, p. 34). Sin embargo, es justo pensar en que “siempre que se busca un entendimiento,
hay buena voluntad” (Gadamer, 1994, p. 331).
3 Eumeneia significa benevolencia, favor, gracia y elencos significa refutación cruzada a la manera
socrática (Aguilar, 2004, p. 9; 2006, p. 164).

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