Capítulo IV. El valor de la neutralidad

AuthorFrancisco Jiménez Bautista
ProfessionUniversidad de Granada, España
Pages97-120
CAPÍTULO IV
EL VALOR DE LA NEUTRALIDAD
Francisco Jiménez Bautista
Universidad de Granada, España
1. INTRODUCCIÓN
Para facilitar mi exposición, comenzaré por la universalidad de la neutralidad
y luego continuaré con la particularidad de la neutralidad. No hay cosa que no
contenga la neutralidad; sin neutralidad no existiría el mundo. Negar la neutralidad
es negarlo todo. Por lo que en este escrito, partimos de dos planteamientos: a) Pre-
tendemos hacer una valoración positiva de la neutralidad; y, b) Defender el planeta
Tierra como zona neutral de no agresión ambiental.
En el siglo XXI, la tendencia globalizante ha llevado al mundo a con gurar
sociedades polarizadas de extremos, por tanto, la neutralidad no forma parte de
los constructos del ser humano ni de la cultura en la que actualmente vivimos. Por
ejemplo, cada ser humano percibe de modo distinto la paz, cada uno desde sus
parámetros y valores, adquiridos y desarrollados mediante una socialización en
una cultura especí ca. Es claro que el mundo, las sociedades y los seres humanos
no son neutrales, detrás de las teorías y las acciones siempre están los intereses que
son moralmente legítimos; es por ello, que reconocemos que el interés de desarrollar
una Cultura de paz debe ser desde un interés emancipatorio, que busque la paz y la
justicia social representativa y distributiva (Fraser, 1996), por tanto, si se desea y se
persigue la paz, se requiere comprometerse con ciertos intereses y valores.
La neutralidad es la base de las relaciones sociales porque mediante el respeto al
otro se anulan las distintas formas de violencia. En este sentido cobran importancia
los valores y los principios que motivan el actuar desde la sociedad que culturiza; la
tarea es entonces neutralizar las concepciones, percepciones y acciones de violencia
presentes en la sociedad para organizar las relaciones entre los individuos. Esto nos
lleva a la paz neutra (Jiménez, 2014) la cual se entiende mediante un concepto con
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gran potencial tanto en lo individual como en lo social y macro-social, procurando
que el convivir cotidiano tenga bases en valores de respeto, tolerancia, diversidad
y solidaridad.
Conviene diferenciar el adjetivo neutral del verbo neutralizar, cuando se dice
que la paz neutra pretende neutralizar en el entorno de convivencia todo signo de
violencia cultural y/o simbólica, lo cual no signi ca ser neutral con la guerra, los
con ictos, la violencia; por el contrario, exige tomar partido, ser parcial, tener un
interés claro y concreto frente a los mismos, para tener bases sobre las cuales ac-
tuar y trabajar frontalmente para erradicarlas. Bajo esta concepción, la paz neutra
desarrolla una Educación neutral para la paz (Jiménez, 2019) y una Educación en
valores, donde lo fundamental es neutralizar desde la tesis que educar es desarrollar
pensamiento crítico, convirtiéndose en la herramienta pedagógica más importante
a la hora de eliminar los con ictos. En concreto la paz neutra es la ausencia de
violencia cultural y/o simbólica.
2. TESIS QUE DEFENDEMOS
Tanto el cientí co natural ante la realidad física como el sociólogo o antropólogo
ante la sociedad tiene como tarea fundamental la observación y medición de su
propio objeto de estudio con el objetivo de llegar a formulaciones teóricas cada vez
más generales, las cuales podrían convertirse en leyes. Hacer ciencia social era, ante
todo, aprender a observar y medir la realidad. El verdadero cientí co social tiene que
desnudarse de sus más íntimas valoraciones para poder captar la realidad tal como es
en sí. Por tanto, a rmamos de forma rotunda las dos tesis de partida en este capítulo:
a) Primera Tesis. No existe ninguna sociedad neutral, ninguna persona es neutral,
y por lo tanto, la neutralidad no existe, ya que la tarea humana es neutralizar los espa-
cios, las culturas, los signos, los mitos, los símbolos, las identidades, etc., de violencias
culturales y simbólicas.
Dicha tesis propone que el reconocimiento de que la neutralidad no existe. En
este sentido el concepto de paz, recupera la utopía al entender la neutralidad como
una aspiración. Por qué no existe la neutralidad constante y continua, es por lo que
luchamos por ella, por qué en la neutralidad está la paz. Además, es cierto que la
neutralidad social no existe ni se podrá alcanzar, al menos con cierta plenitud. Pero
también es cierto que, como aspiración utópica a la que toda sociedad debe tender,
el concepto y la práctica efectiva de la paz neutra puede llevar a mejorar conside-
rablemente las relaciones intra e intersociales (dentro de la propia cultura consigo
misma y entre diferentes culturas o sociedades).
Esta idea recurre al multi-inter-transculturalismo como paradigma pací co
sobre el que se respalda la paz neutra e incluso pensamos que se debería tender a

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