La distribución de la responsabilidad penal y de la pena

• Author: Paul H. Robinson
• Pages: 31-36

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CAPÍTULO I

LA DISTRIBUCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD

PENAL Y DE LA PENA

Este libro no trata de la justif‌icación de la institución de la pena *, sino

de cómo debe distribuirse una vez que tal institución ha sido establecida.

Sobre el primer tema existe una extensa y elaborada literatura en la f‌ilosofía

moral y en el Derecho penal. Si bien la cuestión de la justif‌icación de la pena

es importante e interesante, es en cualquier caso de índole académica. Todas

las sociedades organizadas conocidas tienen, y probablemente deban tener,

algún tipo de sistema mediante el cual sancionan a quienes violan sus prohi-

biciones más importantes.

Para justif‌icar la institución de la pena puede apelarse a distintas ra-

zones. El relato tradicional distingue entre las justif‌icaciones retributivas

(que presentan la pena merecida como un fin en sí mismo) y las utilita-

rias (que presentan la pena como un medio para promover un bien futuro,

por ejemplo la reducción del delito). Pero lo importante es que estas dos

justif‌icaciones tradicionales nos llevan a la misma conclusión: el apoyo a la

institución de la pena. Tener un sistema de sanción puede hacer justicia y

puede evitar futuros delitos (disuadiendo a potenciales autores, ofreciendo

la oportunidad de rehabilitar y/o incapacitar a los autores peligrosos, sacan-

do el máximo partido al poder de la inf‌luencia social).

Este libro asume que se puede justif‌icar la institución de la pena y exami-

na cómo podría justif‌icarse una u otra distribución de ésta. La relevancia de

esta última cuestión va más allá de lo f‌ilosóf‌ico. ¿Cómo deben distribuirse la

responsabilidad penal y la pena dentro de un sistema punitivo? ¿Quién debe

ser sancionado y en qué medida? Estas son las preguntas que tiene que res-

ponder todo diseñador de un sistema de justicia penal, sea al dar instruccio-

* N. de T.: en ocasiones traduciremos «punishment» como «castigo» y no, como es más usual

(y posiblemente más agraciado desde el punto de vista estilístico), como «pena» o «sanción». Ello

se debe a que la noción de pena (y en algo menor medida la de sanción) parece inextricablemente

unida a la de reproche, mientras que en el libro en ocasiones se discute la imposición de castigos

sin reproche (por ejemplo, en el capítulo III, cuando se analizan los resultados de la investigación

empírica de los castigos impuestos a animales).