Transferencia del conocimiento a través del Método de Casos

AuthorFlory Anette Dieck Assad
Pages119-137

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Introducción

Propiciar un debate sano y bien dirigido en el salón de clases incentiva la posibilidad de una contribución efectiva del aprendizaje en el proceso de desarrollo sostenido y sustentable de un país. El objetivo de este capítulo es el de presentar el papel que juega el proceso de aprendizaje a través del Método de Casos (mc) en la transferencia del conocimiento y de la tecnología.

El Método de Casos

Enseñanza y aprendizaje siempre van de la mano. El maestro que sabe enseñar, es el que también sabe aprender de sus alumnos (Garvin, 2003). El mc surgió con el deseo de unir aspectos adicionales a la transmisión tradicional del conocimiento, destacando entre ellos: el reto, el diálogo, el compromiso emocional, la responsabilidad que surge del conocimiento real del entorno político, económico y social que los rodea,

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la búsqueda de valores que sustentan soluciones éticas y el desarrollo personal de los alumnos (Arredondo y Molinar, 2003).

El mc es una estrategia de enseñanza que busca enfrentarnos a la vida mediante el análisis de casos reales (Barnes, Christensen y Hansen, 1994). Precisamente el objetivo de este método es enfrentar al alumno con la vida misma a través de casos vividos en los negocios, las organizaciones y en el gobierno, mediante situaciones que estimulan al alumno a tomar partido por una postura específica. Esto se hace a través de personajes reales, que se hacen cercanos al alumno a través del caso (Leenders, Erskine y Mauffette-Leenders, 2001).

En el ámbito académico, ha sido sorprendente descubrir la eficacia del mc que incentiva a que el maestro tenga fe en sus alumnos, los motive adecuadamente y los involucre más en su proceso de desarrollo educativo (Austin, 2002).

Existe amplia evidencia en la literatura de que un buen discurso puede transmitir gran riqueza al alumno, no sólo en su contenido sino en las expresiones no verbales que se transmiten. Sin embargo, la capacidad de “saber escuchar al otro” es la que libera el poder y la eficiencia del lenguaje (Lundberg y Enz, 1993). Y esto se logra a través del mc.

El mc es una herramienta efectiva que genera mayor vitalidad en el salón de clase por ser una fuente de inspiración hacia la excelencia, generadora de una verdadera sinergia y colaboración intelectual con los alumnos y con la que se realiza una mayor retención del aprendizaje por parte de ellos, lo que se traduce en profundas satisfacciones para el quehacer educativo (Bonoma y Kosnik, 1989).

Debido a la mejoría indudable en la percepción del proceso de aprendizaje por parte del alumno, más maestros tanto en profesional como en posgrado, utilizan la estrategia educativa del mc en sus cursos (Mauffette-Leenders, Erskine y Leenders, 1997), como una estrategia didáctica indispensable para la excelencia de la labor educativa.

En este capítulo se analiza el impacto educativo que ha tenido uno de los casos que ha sido utilizado con mayor éxito en la academia (Producción Sustentable en una Granja Porcina) y que muestra el papel que desempeña el sistema educativo en la formación de ciudadanos más sensibles, en este caso, a la problemática específica del calentamiento global, haciendo que se involucren en el análisis financiero de rentabilidad sin olvidar el desarrollo sustentable del planeta, y realizándose también una transferencia de tecnología al promover en el alumno la investigación sobre la mejor tecnología disponible para resolver el dilema del manejo de las excretas en las granjas porcícolas a través del uso de biodigestores.

El mc es una estrategia didáctica que fue inicialmente utilizada en la Escuela de Derecho de Harvard hacia finales del siglo xix (fue desarrollada en 1880 por Christopher

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Langdell en la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard). Fue a partir del año 1908 que la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard también adoptó el mc. Con el paso de los años, diferentes instituciones educativas fueron adoptando este método combinándolo con algún otro: como el aprendizaje colaborativo o el aprendizaje basado en problemas (pbl, por sus siglas en inglés).

Este método ha sido probado con excelencia por muchas instituciones educativas de prestigio durante muchos años (Byrd, Moore y Ted, 1982), por lo que las mejores escuelas de Negocios del mundo lo han adoptado como una estrategia efectiva para el aprendizaje del manejo de los negocios, las finanzas, la formación ciudadana y ética de los alumnos. El Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey ha sido uno de los promotores del mc en el proceso de mejora continua de su proceso de enseñanza (González, 2007).

Lo más importante es que el mc es moldeable ya que cada maestro le puede dar su propia orientación de acuerdo a las necesidades de su curso. El mc surge como un recurso educativo eficaz ante los nuevos retos y acontecimientos que nos va presentando el Siglo xxi.

Al enfrentar al alumno con situaciones y dilemas de la vida real, se le estimula a generar soluciones con un enfoque ético y de sustentabilidad lo que facilita la transferencia del conocimiento y de la tecnología. En esta ocasión se evaluará el impacto educativo del uso del Caso real de una granja de cerdos, estudiado por los alumnos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, mismo que promovió en ellos no sólo una transferencia de conocimientos sino también de las últimas tecnologías disponibles para solucionar el dilema analizado: en este caso a través del uso de biodigestores. Digamos que esta experiencia se tradujo en un “aprender interactuando” con los agentes reales involucrados en la problemática de las Granjas Porcicultoras de Nuevo León: las granjas de cerdos, las instituciones financieras, las organizaciones internacionales, los proveedores de biodigestiones, entre otros.

Revisión de la literatura

La diversidad en el estilo de enseñanza es sana e inevitable. Cada uno cuenta sus propias experiencias y hasta hace reflexiones al respecto. Por su parte Christensen, Garvin y Sweet, [1991] afirman que cada persona puede aprender los principios y las técnicas para ser exitosos en la discusión en grupos, aunque la tarea sea compleja.

La interacción humana —hablar y escuchar— tiene un gran poder. Existe amplia evidencia de que el aprendizaje es más efectivo cuando existe una comunicación de persona a persona. Un buen discurso puede transmitir gran riqueza no sólo en su

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contenido sino en las expresiones no verbales que se transmiten. Sin embargo, la capacidad de “saber escuchar al otro” es la que libera el poder y la eficiencia del lenguaje. Reflexionando en este aspecto, Leonard (1991) comenta que para lograr este propósito de la exitosa interacción humana se requiere de una gran cantidad de decisiones estratégicas: desde concentrar la energía en escuchar las palabras que se están pronunciando, procesar el último mensaje que fue comentado, reflexionar en las ideas que están siendo comunicadas, buscar las implicaciones de lo que se está discutiendo, o sugerir pensamientos que inspiren o continúen con el debate o la polémica que se está realizando. Estas decisiones se deben ir tomando espontáneamente sin saber cual será la siguiente.

En un salón de clase, realizar las preguntas acertadas es lo que hace detonar el aprendizaje (Christensen, Garvin y Sweet, 1991): ya que las preguntas provocan, animan, estimulan, turban, conmueven, inquietan, despiertan, o alientan, pero en todo caso, siempre estimulan a la investigación y el estudio profundo con el deseo sincero de averiguar, de preguntar para encontrar una respuesta, que sea no sólo buena, ni la mejor, sino la más perfecta (Ciardi 1972: 72), nos recuerda la fecundidad que se deriva cuando se hacen las preguntas correctas:

Una buena pregunta nunca es contestada. No es un cerrojo que se debe apretar en su lugar. Debe ser una “semilla” para ser plantada y que pueda cosechar nuevas semillas. Nos conduce hacia la esperanza de ver un paisaje reverdecer con ideas.

Ninguna persona individualmente puede revolucionar la academia, aunque cada uno sí puede mejorar su propia práctica de la enseñanza (Erskine, Leenders y Mauffette-Leenders, 1998). Todos podemos invertir tiempo y recursos emocionales para estudiar el arte y la ciencia del debate en clase, que según Postman y Weingartner (1969) es la habilidad intelectual más fundamental que el hombre ha sabido desarrollar.

Es importante no olvidar la exhortación que (Rilke 1986: 11), sugiere de amar el arte de saber cuestionar a los alumnos:

Les quiero suplicar, tanto como pueda […] que sean pacientes hacia todo lo que aún no está resuelto…traten de amar los cuestionamientos por sí mismos. No busquen de inmediato las respuestas que no se les den porque ustedes no podrían ser capaces de vivirlas […]Vivan los cuestionamientos ahora. Quizás podrán gradualmente, aún sin darse cuenta, encontrar el día distante en que puedan vivir esa respuesta.

Las sociedades, por lo general, otorgan grande honor a los conferencistas. Hasta la fecha no se ha dado premio alguno ni siquiera algún tributo a aquellos comprometidos

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con el difícil arte de escuchar. Benjamín Franklin sugirió un día que Dios había otorgado al hombre dos oídos y una sola boca para que el hombre...

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