Las máscaras del estado constitucional

AuthorHéctor Silveira
ProfessionProfesor Agregado de Filosofía del Derecho, en la Universidad de Barcelona. Director de la revista «Crítica Penal y Poder»
Pages423-458
| BRUNO AMARAL MACHADO | CEUB | COORDENADOR |
Resumen En este texto defendemos la tesis de que las máscaras que
el Estado constitucional se pone para reproducir el orden social capita-
lista evidencian la debilidad de sus principios y de sus instituciones de
gobierno para garantizar los derechos fundamentales, la democracia
y el bien común. El paradigma jurídico del constitucionalismo, a pesar
de sus avances respecto al paradigma legislativo, no ha conseguido
resolver tampoco la ambivalente relación que el derecho moderno
mantiene con la violencia. Esto erosiona la democracia y el funciona-
miento de los tres poderes públicos. Por ello abogamos por la creación
de un cuarto poder que aporte más democracia e impulse la creación
de nuevas instituciones de garantía de los derechos y bienes funda-
mentales de todas las personas en el interior del Estado constitucional.
Sólo así sería posible reducir al mínimo las manifestaciones de violen-
cia que ejercita a través de sus máscaras sobre la sociedad.
Palabras-clave Estado constitucional; democracia; derechos funda-
mentales; Estado expulsores; legalarbitrariedad; Estado securitario;
violencia; sistema penal; control social.
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Las máscaras del
Estado constitucional
Héctor Silveira
Profesor Agregado de Filosofía
del Derecho, en la Universidad
de Barcelona. Director de la
revista «Crítica Penal y Poder».
Doctor en Derecho por la
Universidad de Barcelona
(1995), Licenciado en Derecho
por la Universidad de Barcelona
(1987), Diplomado en
Sociología del Conocimiento
por la Universidad de
Barcelona (1988), Certify on
Common Study Programme
on Criminal Justice and Critical
Criminology (1987-1989).
A Roberto, in memoriam
presente siempre
«La participación entre Estado y sociedad civil queda superada
por la fuerza incontenible de los intereses privados, para el caso,
multinacionales, que se introducen y actúan sin regulación en los
ámbitos económicos locales» (Bergalli 2003, 73).
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Coleção Criminologia, Direito Penal e Política Criminal
La socioloa del control penal en España y Latinoamérica. Homenaje a Roberto Bergalli
GABRIEL I. ANITUA, ENCARNA BODELÓN, BRUNO A. MACHADO, MARTA MONCLÚS, IÑAKI RIVERA BEIRAS COMPILADORES
«La complejidad y la interrelación global de la vida social no puede
ser analizada, ni tampoco encarada, si no es desde perspectivas
que permitan la articulación de los diversos subsistemas que las
sociedades construyen para regular y ordenar desde sus estructu-
ras hasta la vida cotidiana» (Bergalli 2003, 77).
1. Estado constitucional y sociedad capitalista
El Estado constitucional hunde sus cimientos en una sociedad
capitalista. Los poderes públicos ejercitan sus funciones en un orden
social donde los recursos imprescindibles para la reproducción ma-
terial surgen de actos de intercambio de mercancías en mercados
regulados por acuerdos contractuales y promovidos por las lógicas
del beneficio y del crecimiento. La acumulación privada y el indivi-
dualismo propietario influyen en la manera cómo el Estado consti-
tucional obtiene los recursos que necesita para realizar sus políticas
públicas e impulsar el funcionamiento del sistema económico. En
el orden social capitalista la democracia, los derechos y libertades,
las instituciones de gobierno, los mecanismos de control social es-
tán afectados por los principios que rigen en el sistema económico
(Streeck 2017, 239, 267)1. Mas, el sistema económico necesita también
de la intervención y colaboración de ámbitos externos a él.
1 El artículo 38 de la CE dice: «Se reconoce la libertad de empresa en
el mercado de la economía de mercado. Los poderes públicos ga-
rantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de
acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la
planif‌icación». Y el artículo 3 del TUE dispone que la Unión «obrará
en pro del desarrollo sostenible de Europa basado en un crecimiento
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Las máscaras del
Estado constitucional
HÉCTOR SILVEIRA
| BRUNO AMARAL MACHADO | CEUB | COORDENADOR |
La sociedad capitalista es un «orden social institucionalizado»
que se extiende más allá de la economía (Fraser 2020, 26). El sistema
económico no puede funcionar sin la participación de las prácticas
sociales que se dan en otros ámbitos como el de la organización po-
lítica, y que tiene que ver con el ejercicio de la democracia, el inte-
rés general y la autodeterminación colectiva, el de la reproducción
social, donde encontramos acciones de cuidado, responsabilidad
mutua y solidaridad, y el del medio ambiente, con acciones que bus-
can su protección, conservación y la realización de una ética inter-
generacional. Estos ámbitos, junto con el económico, son también
elementos constitutivos y dan forma a la sociedad capitalista (Fra-
ser 2020, 27, 122). Esta concepción amplia del orden social capitalista
ofrece una forma de abordar las dificultades actuales de la democra-
cia sin caer en la trampa del politicismo o del economicismo.
El capitalismo, escribe Lazzarato, es una gran máquina global y
social, cuya explotación y dominación va más allá del ámbito econó-
mico y laboral. En este orden social institucionalizado, integrado por
distintos ámbitos, el capital ostenta el poder de decidir sobre las pre-
guntas fundamentales. Actúa como soberano «sui generis» que tiene
en sus manos las últimas decisiones (Lazzarato 2020, 20-21). Este poder
surge desde el momento en que la burguesía, en los momentos cons-
tituyentes del nuevo orden, consigue imponer que el capital, desde la
esfera privada, se ocupe de organizar el sistema de producción y deja
el resto de cuestiones en manos del sistema político, único legitimado
para ejercer la violencia y dictar las leyes reguladoras del orden social.
La democracia, por ejemplo, quedó muy limitada desde el inicio del
nuevo orden social capitalista. Preguntas y decisiones que deberían
responderse desde los ámbitos de participación ciudadanía quedaron
económico equilibrado y en la estabilidad de los precios, en una eco-
nomía social de mercado altamente competitiva, tendente al pleno
empleo y al progreso social».

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