Globalización, mercado y gestación por sustitución: identidad personal vs. violencia reproductiva en el protocolo de la haya y en la propuesta de reglamento de la ue sobre filiación

AuthorÁngeles Lara Aguado
Pages175-208
GLOBALIZACIÓN, MERCADO Y GESTACIÓN
POR SUSTITUCIÓN: IDENTIDAD PERSONAL VS.
VIOLENCIA REPRODUCTIVA EN EL PROTOCOLO DE LA
HAYA Y EN LA PROPUESTA DE REGLAMENTO
DE LA UE SOBRE FILIACIÓN
1
*
Ángeles Lara Aguado
Universidad de Granada
Código ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0441-6965
SUMARIO: 1. LA GESTACIÓN POR SUSTITUCIÓN EN EL CONTEXTO
DE LA GLOBALIZACIÓN Y DE LA ECONOMÍA NEOLIBERAL. 2. EL CON
SENTIMIENTO COMO FUNDAMENTO DEL ESTABLECIMIENTO DE LA
FILIACIÓN O DE LA VIOLACIÓN DE DERECHOS DE MUJERES Y NI
ÑOS Y NIÑAS? 3. APORTACIÓN DEL PROYECTADO PROTOCOLO DE LA
HAYA SOBRE FILIACIÓN DERIVADA DE GESTACIÓN POR SUSTITUCIÓN
A LA PROTECCIÓN DEL DERECHO A LA CONTINUIDAD DE LA IDEN
TIDAD DE LA INFANCIA NACIDA POR GESTACIÓN SUBROGADA. 4. LA
RELATIVA UTILIDAD DE LA PROPUESTA DE REGLAMENTO UE SOBRE
FILIACIÓN RESPECTO A LOS MENORES NACIDOS POR GESTACIÓN POR
SUSTITUCIÓN. 5. CONCLUSIONES. BIBLIOGRAFÍA.
1. LA GESTACIÓN POR SUSTITUCIÓN EN EL CONTEXTO DE LA
GLOBALIZACIÓN Y DE LA ECONOMÍA NEOLIBERAL
La globalización económica impulsada por las políticas económicas neoliberales
ha contribuido de manera alarmante a la feminización de la pobreza, al favorecer
la amplia incorporación de las mujeres al mercado laboral mundial, pero en unas
* Este trabajo se ha elaborado en el marco del Proyecto I+D+i PID2019-108526RB-I00/
AEI/10.13039/501100011033 Orientado a los Retos de la Sociedad: “Violencias de Género y subordina-
ción estructural: implementación del principio del gender mainstreaming, IP: Juana María Gil Ruiz.
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condiciones de sobreexplotación rayanas con la esclavitud, ya que abre las puertas
a trabajos precarios, con jornadas reducidas y salarios insucientes, lo que coad-
yuva a su empobrecimiento generalizado (Cobo, 2016, 143). A ello se une que, en
este orden económico mundial, se está produciendo una segregación genérica del
mercado laboral, con trabajadores altamente cualicados y bien pagados, entre los
que se incluyen los varones, casi siempre nacionales del país en cuestión o proce-
dentes de países vinculados por algún instrumento de integración y, de otro lado,
los trabajadores subcontratados, con empleos precarios, poco estables y salarios
de miseria, entre los que se encuentran, básicamente, mujeres e inmigrantes pro-
cedentes de terceros Estados, que pasan a ser el equivalente al proletariado fuera
de sus países de origen (Cobo, 2016, 147). Esta distribución de trabajadores en el
mercado laboral mundial no se realiza en función del nivel de educación o según
la formación que aquellos hayan recibido, pues eso traería como resultado que los
mejores puestos fueran ocupados por mujeres, que obtienen en general las mejores
calicaciones en todos los ciclos educativos, incluyendo los grados universitarios,
sino que intervienen otros elementos con un papel muy signicativo, como los
estereotipos de género (entre los que juega un papel esencial la idea de la superio-
ridad de los hombres sobre las mujeres), la maternidad, la etnia o la inmigración,
individual o conjuntamente. En este escenario, y de manera generalizada, las mu-
jeres y las niñas son quienes más sufren el impacto de este modelo de economía
neoliberal y también les afectan más las consecuencias de los desastres naturales,
las guerras, el hambre, los cambios ambientales, la privatización de servicios y la
desintegración de los Estados de bienestar, pues son ellas las que asumen la presta-
ción de servicios de los que deja de ocuparse el Estado social, responsabilizándose
de los cuidados familiares y de terceras personas y cargando con la responsabilidad
de sacar adelante a la familia extensa, por lo arraigado que tienen el sentido del “yo
colectivo” (Hadjab Boudiaf, 2021). Todo ello, sin mencionar que son las mujeres y
niñas quienes más sufren la violencia y la persecución por motivos de género y de
religión (Cobo, 2016, 149), que las lleva a huir de la violencia sexual sufrida en sus
países de origen en el seno de la misma familia, de la mutilación genital, de matri-
monios forzados, de la violencia que se ejerce contra los miembros del colectivo
LGTBIQ+, etc. Algunas, incluso son engañadas por sus pseudo novios, que utilizan
la táctica del enamoramiento para arrancarlas de sus Estados de origen y llevarlas
a otro lugar donde no tienen redes de apoyo para presionarlas de muy diferentes
formas hasta convencerlas para que se dejen explotar en las variadas formas del sis-
tema prostitucional o reproductivo.
En pleno siglo XXI asistimos a una “feminización de la supervivencia” (Sassen,
2003, 46), que lleva a las mujeres, a las jóvenes y a las niñas a aceptar nuevas formas
de servidumbres (Pérez Alonso y Olarte Encabo, 2021). La emigración, el trabajo
informal, la precariedad y las situaciones de vulnerabilidad llevan a las mujeres, jó-
venes y niñas a “aceptar” someterse a prácticas como el alquiler de úteros (aunque
hay quien se opone a que se llame así a esta práctica, Lamm, 2014), la prostitución,
la pornografía o, como habría que empezar a llamar a la industria del sexo, porque
la terminología es importante, a la industria de la explotación sexual o de la vio-
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lencia sexual (Alario, 2021), etc., como opciones de supervivencia, a pesar de que
tanto el sistema prostitucional, como la procreación para otros constituyan formas
de violencia de género (Szygendowska, 2021, 89-109). En relación especícamente
con el alquiler de úteros, así lo destaca en la Unión Europea (en adelante, UE), la
Observación general 32 de la Resolución del Parlamento Europeo de 21 de enero
de 2021, sobre la Estrategia de la Unión para la igualdad de género: “la explotación
sexual con propósitos reproductivos y de gestación subrogada […] es inaceptable y
constituye una violación de la dignidad humana y de los derechos humanos 1, rei-
terando lo que ya había armado en la Observación 115 de la Resolución de 17 de
diciembre de 2015, sobre el Informe anual sobre los derechos humanos y la demo-
cracia en el mundo (2014) y la política de la Unión Europea: “La Unión Europea
condena la práctica de la gestación por sustitución, que es contraria a la dignidad
humana de la mujer, ya que su cuerpo y sus funciones reproductivas se utilizan como
una materia prima; estima que debe prohibirse esta práctica, que implica la explo-
tación de las funciones reproductivas y la utilización del cuerpo con nes nancieros
o de otro tipo, en particular en el caso de las mujeres vulnerables en los países en
desarrollo, y pide que se examine con carácter de urgencia en el marco de los instru-
mentos de derechos humanos”2. También el legislador español considera la gestación
por sustitución una forma de violencia contra las mujeres y así lo maniesta en el
Preámbulo de la LO 1/2023, de 28 de febrero, por la que se modica la Ley Orgá-
nica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción
voluntaria del embarazo3, según el cual, la gestación por sustitución es una vulne-
ración grave de los derechos reproductivos que constituye una manifestación de la
violencia contra las mujeres, por lo que incluye a la gestación subrogada entre las
“formas de violencia existentes en el ámbito de la salud sexual y reproductiva de las
mujeres, en línea con el Convenio de Estambul.
En este modelo de capitalismo neoliberal, la gestación por sustitución, la prosti-
tución, la pornografía y otras formas de explotación sexual, no solo son opciones de
supervivencia para las mujeres, jóvenes y niñas, sino que se han convertido también
en fuente de nanciación para los gobiernos de muchos países, incapaces de seguir el
vertiginoso ritmo impuesto por la economía de mercado y de hacer frente a su deu-
da pública. Las remesas de dinero que las mujeres y jóvenes envían a sus familias y
el dinero que mueven alrededor de aquellas actividades (industrias del ocio, espec-
táculo, cosmética, textil, hostelería, transporte, inmobiliarias, bufetes de abogados,
clínicas de reproducción, farmacéuticas, mobiliario infantil, etc.), se han convertido
en la fuente de nanciación de esos gobiernos, que se mantienen a costa de las muje-
res (Cobo Bedía, 2016, 150 y Sassen, 2003, 49). La explotación sexual y reproductiva
de mujeres, jóvenes y niñas son formas modernas de esclavitud, porque reducen a las
mujeres a objetos, a instrumentos para alcanzar nes perseguidos por otros, como la
1 (2019/2169(INI)). Disponible en https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/TA-9-
2021-0025_ES.html
2 (2015/2229(INI)), Obser vación general 115. DOUE C 399/151, de 24 de noviembre de 2017,
disponible en https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/TA-8-2015-0470_ES.html
3 BOE núm. 51, de 1 de marzo de 2023.

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