Época Monárquica

AuthorRosalía Rodríguez López
Pages25-35

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En un periodo tan remoto las fuentes de conocimiento que nos llegan son indirectas, y sólo los restos arqueológicos pueden ser determinantes; por ello, cada vez más, actualmente, en las excavaciones que se realizan en la ciudad de Roma, se da gran importancia al estudio de aquellos estratos que pueden ofrecer luz sobre la vida de los primeros asentamientos urbanos -aunque los logros no sean tan espectaculares como los obtenidos en otras campañas centradas en períodos más tardíos-31.

Hay que tener presente que en la ciudad, como señala Taglioloni, prevalecía en época monárquica el elemento etrusco, con la infl uencia vecina de dos centros económicos y políticos: las ciudades de Veia y Tarquinia. La primera de ellas dedicada al cultivo de árboles frutales y de la vid, y la segunda a los jardines; conjunción que se observa en la pintura de las necrópolis, con su síntesis geométrica de formas y colores y con un tratamiento lúdico de la flora, en tanto que sirve de fondo a espectáculos atléticos y a los actos musicales y de danza. Además, el culto al árbol sagrado forma parte de la cultura itálica desde sus orígenes; de ahí que los romanos comprendieran dentro de los muros de la ciudad numerosos bosques sagrados, como el lucus populorum, el lucus platanorum y el lucus fagutalis32. PeroPage 26 de todo esto se tratará en el capítulo quinto dentro del epígrafe tercero: "Sentimiento religioso y nostalgia de un mundo idílico", y que se debe poner en relación con el epígrafe segundo del capítulo tercero: "El influjo del huerto en la posterior simbología agraria", más propio del ámbito jurídico. También en esta época había dentro de los muros valles con hierba y paludes, que eran patrimonio común de todos los ciudadanos. Así, poco a poco la ciudad fue adquiriendo una fi sonomía definida, en la que se fueron articulando mejor los sectores destinados al uso público y a los ciudadanos; y estos últimos a su vez organizaron en el interior de su propiedad privada espacios habitados y espacios abiertos33.

Igualmente las prácticas alimenticias revelan datos relevantes. Para Purcell, este es un periodo en el que el coste de los alimentos era muy bajo y la dieta estaba fundamentalmente compuesta de cereales (basicamente far), productos animales y vegetales34. Según Pucci, las verduras y hortalizas aportaban muchas vitaminas indispensables35. No obstante, entonces, y durante gran parte de la época alto y medio republicana, la mayor parte de la población, excepto las élites aristocráticas, vivían comunalmente en una sustancial pobreza, sin poder diversifi car sus hábitos alimenticios36; es decir, en época arcaica fueronPage 27los grupos gentilicios los que se benefi ciaron de este aporte alimenticio en la medida que ellos cultivaban sus huertos, y más adelante serán unicamente la aristocracia y los poseedores de un espacio hortofrutícola -urbano o suburbano- los que tendrán acceso a estos productos. La viticultura, que parece que se inició con Numa, presupuso un sensible desarrollo de las fuerzas productivas y algunos signifi cativos cambios sociales, pero conectados con la reafirmación de la aristocracia37. Columela recordará al tratar de la horticultura que las comidas se apreciaban en este periodo según los apetitos naturales, y no se requería una muy diligente instrucción en cuanto al cultivo de los huertos: 'Entre los antiguos reinaba una más parsimoniosa frugalidad, los pobres disponían de mayor variedad en sus manjares gracias a la abundancia de leche y carne debida a la caza o a los animales domésticos, que, como el agua o el trigo, suministraban alimento tanto a los más encopetados como a los más humildes'38:

"Siquidem cum parcior apud priscos esset frugalitas, largior tamen pauperibus fuit usus epularum, lactis copia ferinaeque ac domesticarum pecudum carne velut aqua frumentoquesummis atque humillimis victum tolerantibus"39.

1. Cuestiones terminológicas

El origen del huerto está intimamente ligado al nacimiento de la agricultura y a la utilización del agua para aprovechamiento del cultivo. Tibulo en el s. I ac. escribe respecto a esta época tan remota,Page 28 que entonces desaparecieron los frutos silvestres, se plantaron los árboles frutales y bebió el huerto fértil aguas de riego:

"... tum victus abiere feri, tum consita pomus, tum bibit inriguas fertilis hortus aquas, ..."40.

Es, pues, su especial fertilidad junto con sus pequeñas dimensiones y su funcionalidad, lo que lo dotan de un carácter agrario propio; y es que mientras en cualquier otra tierra solamente se da una producción al año, el huerto nunca permanece sin fruto. De ahí, que siglos más tarde, San Isidoro, al analizar su signifi cado, señale que el huerto recibe semejante nombre porque en él siempre nace (origo) algo:

"Hortus nominatus quod semper ibi aliquid oriatur. Nam cum alia terra semel in anno aliquid creet, hortus numquam sine fructu est"41.

Tambien, en tiempos del emperador Tiberio, Festo escribe que los antiguos llamaban 'heredium' a la pequeña propiedad rural, mientras que la voz 'huerto' se refería a toda 'villa', porque de allí salían los hombres capaces de tomar las armas:

"Hortus apud antiquos omnis villa dicebatur, quod ibi qui arma capere possent orirentur"42.

Esta apreciación terminológica que relaciona el vocablo 'hortus' con el verbo hortor (que exhorta, anima, incita al combate) es muy libre, pero contextualmente si responde a una realidad, ya que esos antiguos agricultores que cultivaban sus huertos representaban a la población con derechos; y también con participación activa en la defensa de ese territorio, como lo fue también de sus padres (patria). En dicha defi nición, se entiende huerto con el signifi cado de villa -en la misma línea que se recogerá más tarde en la ley de las DocePage 29 Tablas. Para esta última conexión, 'villa', San Isidoro señala que deriva de vallum (cerca), es decir, tierra levantada que suele servir de lindero43.

Pero más allá de las aventuradas interpretaciones de este Padre de la Iglesia sobre el sentido etimológico de estas voces, un sector doctrinal defiende que la voz hortus, proviene del griego, que significa coto, paraje cerrado ligado físicamente al hogar familiar, pero que aisla de incursiones de ladrones o de bestias44. No obstante, hay que señalar que algunos autores se pronuncian con más cautela, pues aunque tanto hortus y cÒrtoj tienen la misma raíz, resulta arriesgado afi rmar que la palabra latina deriva de la griega; tan sólo sostienen que más bien se remontan a una misma forma común indo-europea45. Carroll-Spillecke escribe al respecto que la palabra griega para huerto, kÁpoj (kepos), es bastante imprecisa, como ocurre con el inglés gardens; kepos podía ser tanto un huerto, como un jardín de fl ores, un pomar, un viñedo, un santuario de vegetación sagrada, un parque o un huerto funerario. Y ello pese a que tenían vocablos específi cos para determinados tipos de tierra cultivada, tales como cwr... a/¥groj (campos, villas), ¥lsoj (bosque) o ¢mpel...thj gÁ (viñedo) 46. Ahora bien, independientemente de las interpretaciones terminoló-Page 30gicas...

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