Entendiendo la economía política de la inteligencia artificial y el internet de las cosas: origen histórico, funcionamiento y potencialidad emancipatoria. una mirada desde el fragmento de las máquinas de los grundrisse (1858)

AuthorEDUARDO M. MOLINA CAMPANO
Pages144-159
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Abstract: This paper will analyse the significance of Artificial Intelligence and
to a lesser extent of the Internet of Things from a historical materialist approach,
based on the Fragment of the Machines of the Grundrisse (1858), i.e. on the
potential of technology for social emancipation with respect to wage labour. The
first point will focus on the historical origin and functioning of AI as an
autonomous productive force in relation to mathematical algorithms. Next, an
attempt will be made to decipher the ideological elements of AI in terms of the
threefold conceptualisation provided by Marx in the German Ideology, i.e.
ideology as false consciousness; as a set of ideas; or as the beliefs of a particular
social group or class. Finally, we will reflect on the emancipatory potential of AI
based on the concept of General Intellect in the framework of a debate
reopened by several authors.
1. Introducción
Como es sabido el valor de uso de la tecnología en el capitalismo ha
consistido, en sentido riguroso, en servir como un mero medio de producción de
valor, un valor que a su vez ha sido, desde la revolución industrial, la mejor vía de
ampliación general de los beneficios por parte del empresario “productivo”
schumpeteriano.
Lógicamente como el objetivo del empresario en sí no es la producción de
valor sino el beneficio, si puede descubrir la manera de obtener ganancias, por
ejemplo, a través de la especulación en bolsa o arriesgándose en cualquier otra
inversión financiera, va a tratar de “no ensuciarse las manos” juntando y
poniendo en marcha las diferentes partes del capital que conforman su unidad, a
saber: capital fijo, circulante y variable en un contexto político-nacional concreto
como parte del mercado mundial.
Pero mientras la sociedad no consiga, literalmente hablando, alimentarse,
vestirse o trasladarse con los propios billetes monetarios o digitales, habrá un
sector de estos empresarios que sigan viendo a la economía “productiva” como
una actividad segura para la obtención de beneficios. Y es aquí donde las
revoluciones tecnológicas, como reconfiguraciones del capital fijo, han servido
para mejorar la productividad del proceso de trabajo, -la forma no fetichizada de
llamar al propio capital como totalidad-, es decir, en términos marxianos, han
valido para reducir el tiempo socialmente necesario invertido en producir las
mercancías y por ende, al reducirse el valor de los medios de consumo, a
desvalorizar la fuerza de trabajo implicada, aumentado con ello la tasa de
plusvalía relativa.
Dicho valor excedente, es, por ende, producto de la disminución del valor de
la parte de la jornada que dedica la clase trabajadora a reproducir sus
condiciones materiales de vida, el llamado trabajo necesario. Teniendo esta
lógica productivista clara, -otra cosa más compleja es la cuestión del cálculo de
los precios por la perversión de las diferentes tasas de explotación entre los
centros y las periferias y las correspondientes transferencias de plusvalor entre
monedas locales y divisas- la inteligencia artificial, la robótica, internet y el
internet de las cosas son todos elementos de esta nueva revolución tecnológica,
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la digital, que sirve para contribuir mucho más que antes a reducir este tiempo
de trabajo promedio a un mínimo histórico.
Si nos centramos en la Inteligencia Artificial, uno de los más fetichizados por
su carácter un tanto inmaterial, esta no se manifiesta como un medio de
producción del trabajador o trabajadora individual en sí mismo, como fue la
herramienta en la fase del capitalismo mercantil o también denominada etapa de
la subsunción formal del trabajo en el capital; o como artefactos técnicos
actuales como el computador personal o el teléfono móvil. La IA parece más bien
una tecnología o sistema de racionalidad tecnológica en términos marcusianos, -
como fue el sistema automático de maquinaria en la primera revolución
industrial-, que es “virtuosa” y autónoma en sí misma, posee un alma propia y
“así como el obrero consume comestibles,” la IA -como la máquina industrial
consumía carbón y hoy petróleo-, necesita datos como material de trabajo o
materia prima -que ya han producido previamente los usuarios, los llamados
prosumidores (Barba, 2021)- para que los algoritmos matemáticos puedan
trabajar de forma automática, independientemente de la conciencia o acción
directa del sujeto.
Parafraseando a Marx en los Grundrisse, “en la maquinaria (sustitúyase por la
IA) el trabajo objetivado ya no se presenta directamente solo bajo la forma del
producto o del producto empleado como medio de trabajo, sino bajo la forma de
la fuerza productiva misma” (Marx, 2007: 220).
En este trabajo se analizará el significado de la Inteligencia Artificial desde un
enfoque materialista histórico en base al Marx del Fragmento de las Máquinas
de los Grundrisse, es decir, a propósito de la potencialidad que posee la
tecnología para la emancipación social respecto del trabajo asalariado. El primer
punto se centrará en el origen histórico y en el funcionamiento de la IA como
fuerza productiva autónoma en relación con los algoritmos matemáticos. A
continuación, se intentará descifrar los elementos ideológicos de la IA en base a
la conceptualización triple aportada por Marx en la Ideología Alemana, esto es,
ideología como falsa consciencia; como conjunto de ideas; o como creencias de
un grupo o clases social en particular. Por último, se reflexionará sobre la
potencialidad emancipatoria de la IA teniendo como fundamento de la misma al
concepto de Intelecto General de Marx en el marco de un debate reabierto en el
seno de la izquierda.
2. Origen y funcionamiento de la inteligencia artificial como fuerza productiva
autónoma
La inteligencia artificial no es un fenómeno nuevo, lleva con nosotros más de
sesenta años. El nombre fue acuñado a mitad de los años cincuenta en una serie
de talleres académicos organizados por un grupo de científicos dirigidos por
John McCarthy en EEUU. El objetivo era investigar las posibilidades en las que
las máquinas podrían simular aspectos de la inteligencia humana, en concreto, la
habilidad para aprender y tomar decisiones. Se llegó a la conclusión de que la
razón humana es susceptible de ser reconstruida usando técnicas matemáticas y
por tanto la solución de problemas podría resolverse con algoritmos (Verdegem,
2021: 3)

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