La OMC: cuestiones institucionales

AuthorLuis M. Hinojosa Martínez/Carmela Pérez Bernárdez
Pages75-96
CAPÍTULO III
LA OMC: CUESTIONES INSTITUCIONALES
Luis M. Hinojosa Martínez
Carmela Pérez Bernárdez
I. EL MARCO GENERAL DE REGULACIÓN
DE LAS RELACIONES COMERCIALES
1. Las relaciones comerciales, como elemento seminal de las relacio-
nes económicas internacionales, se han caracterizado en su evolución por la
tensión entre el proteccionismo, de un lado, y las tendencias liberalizadoras,
por otro, plasmadas en los logros progresivos hacia la eliminación de los
obstáculos al comercio internacional.
El objetivo del sistema comercial internacional no consiste, por tanto, en
establecer un mercado único universal, similar al constituido entre los Estados
miembros de la Unión Europea. Su propósito es más modesto y trata de ase-
gurar que las condiciones de acceso a los mercados tiendan a ser transparentes
y no discriminatorias, sobre la base de la teoría económica de la ventaja com-
parativa, que fue formulada por David RICARDO, y que se explica en términos
generales en el capítulo I, epígrafe III.3.
Tras la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco
Internacional de Reconstrucción y Desarrollo en la Conferencia de Bretton
Woods, las negociaciones para la constitución de un organismo internacio-
nal en el ámbito comercial culminaron en la Conferencia de La Habana,
celebrada en 1948. En esta cumbre se adoptó la denominada Carta de La
Habana, siendo un tratado comercial multilateral ambicioso en sus objetivos
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que establecía una institución internacional encargada de su gestión, la Orga-
nización Internacional del Comercio (OIC). Pese a que dicha entidad recibió
su mayor impulso creador por parte de los Estados Unidos, f‌inalmente no
vio la luz. Los cambios en las circunstancias políticas de este país no hicie-
ron posible lograr el acuerdo necesario para que el Congreso de los Estados
Unidos autorizara la ratif‌icación de dicha Carta. En 1951 los Estados Unidos
abandonaron formalmente los esfuerzos tendentes a conseguir dicho trámite
interno, sin el cual se interrumpía la manifestación del consentimiento para
este Estado, abocando al fracaso la operatividad futura de la OIC.
Previamente en 1947, veintitrés Estados habían adoptado un tratado in-
ternacional improvisado, desgajando y revisando el capítulo IV de la Carta
de La Habana. Aquel tratado era el Acuerdo General sobre Aranceles Adua-
neros y Comercio (GATT), que comenzó a desplegar sus efectos jurídicos
provisionalmente el 1 de enero de 1948.
El GATT se mantuvo, por tanto, como referencia básica para las relaciones
internacionales comerciales sin tenerlo previsto y sin contar con una estructu-
ra institucional fuerte, lo que resultó ser una ventaja, más que un defecto. La
f‌lexibilidad del GATT permitía fácilmente a los Estados contratantes conciliar
sus intereses domésticos con los propósitos generales de la liberalización eco-
nómica. El GATT asumió de facto un protagonismo inesperado. Así se mantuvo
hasta que fue sustituido por la Organización Mundial del Comercio (OMC), 47
años después, superando, inter alia, sus carencias institucionales.
2. El sistema de la Organización Mundial del Comercio (OMC) cons-
tituye desde 1995 el eje central de la regulación del comercio internacional.
Esta organización internacional fue el fruto de una de las más trascendentes
negociaciones comerciales multilaterales, la Ronda de Uruguay, que se ini-
ció en 1986 y concluyó con la aprobación de su Acta Final en diciembre de
1994.
La OMC, a la vez que proporciona cierta continuidad al sistema anterior,
introduce novedades respecto a su predecesora, el Acuerdo General sobre Aran-
celes Aduaneros y Comercio (GATT), realizando adaptaciones a los desafíos
de las nuevas necesidades del comercio internacional. Según los f‌irmantes de
la Declaración de Marrakech de 15 de abril de 1994 —que autentica el texto
constitutivo de la OMC— su establecimiento anuncia «una nueva era de coope-
ración económica mundial», que responde «al deseo generalizado de actuar en
un sistema multilateral de comercio más justo y más abierto, en benef‌icio y por
el bienestar de los pueblos», para lo cual habría que contener las presiones pro-
teccionistas (punto 2 de la Declaración). La puesta en marcha de la OMC tuvo,
lógicamente, un recorrido complejo, que examinaré a continuación.

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