SAVARON, Jean; Tratado de la Soberanía del Rey & de su Reino, 1615

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A los señores diputados de la nobleza, París, Pierre Chevalier.

[6] Se tratará ahora del Estado y de la seguridad de la persona del rey, aunque queramos poner al uno y al otro en un compromiso y dudar de las leyes y de las máximas nacidas con esta monarquía, que [son las que] la nobleza siempre ha sostenido contra los papas y Colegios de Cardenales, obispos, emperadores, reyes y todos los demás. A saber:

Que el rey es soberano y no tiene su corona más que de Dios. Que lo temporal de su reino no está sujeto a ningún poder espiritual ni temporal.

Que sus súbditos no puede dispensarse del juramento de fidelidad y de obediencia.

Esa ha sido siempre la creencia de vuestros predecesores [los nobles] y la vuestra, ya que lo reconocéis haciendo el juramento de fidelidad, el pleno homenaje y vasallaje a vuestro rey soberano señor y si se lo debéis a otros [7] al prometerles dar todo y contra todos, añadís, salvo la fidelidad al rey nuestro soberano señor.

[11] Cuando el caballero Pierre Flotte fue enviado al Papa Bonifacio VIII para defender con ahínco que es de Dios sólo de donde proviene el poder del rey, contesto el Papa que él tenía el poder temporal y espiritual. Este caballero opuso que el poder del Papa era verbal pero que el del rey era real.

En fin, el Papa irritado excomulga al rey Felipe el Hermoso y puso su reino en prohibición, dándoselo al Emperador Alberto de Austria y envió la Bula a través del Cardenal de Santa María in porticu. Bula que fue quemada en presencia del rey, de los Príncipes, Barones y otros de su consejo.

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[14] La pretensión de aventajar a los soberanos pontífices sobre lo temporal, ha hecho que estos prudentes y generosos Barones y Señores vuestros predecesores, hayan dado consejo a los reyes de rechazar la intromisión de los santos padres, para poder arreglar sus diferencias con los reyes enemigos del Estado y para disuadirle de hacer la paz o la tregua con ellos.

[20] Como conclusión, Señores...

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