España y la República Dominicana: entre la ayuda internacional y la injerencia externa, 1848-1854

AuthorLuis Alfonso Escolano Giménez
Pages79-105
79
ESPAÑA Y LA REPÚBLICA DOMINICANA:
ENTRE LA AYUDA INTERNACIONAL
Y LA INJERENCIA EXTERNA, 1848-1854
Luis Alfonso ESCOLANO GIMÉNEZ
Universidad Europea de Madrid
INTRODUCCIÓN
Desde el nacimiento de República Dominicana, este país fue escenario de
múltiples injerencias exteriores por parte de las principales potencias con intere-
ses en el Caribe: España, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Tal interven-
cionismo en la política interna dominicana fue producto, sobre todo, de la rivali-
dad entre Estados Unidos y los países europeos, aunque estos últimos mantenían
posturas diferentes respecto a la expansión norteamericana. En efecto, mientras
que el ejecutivo de Londres se mostraba más bien moderado, la actitud de los
gobiernos de París y Madrid era bastante agresiva.
Los primeros pronunciamientos con objeto de realizar la anexión del con-
junto o de una parte del territorio dominicano a otro país se llevaron a cabo ya
durante el periodo anterior a la denominada independencia efímera de Santo
Domingo, que se proclamó de forma incruenta el 1 de diciembre de 1821. De he-
cho, los habitantes de color de algunas poblaciones fronterizas plantearon unirse
al reino constituido por Henri Christophe en el norte de Haití, si bien las auto-
ridades españolas descubrieron el complot a tiempo y lograron abortarlo, por
fortuna para la metrópoli. «El componente racial de la revuelta, la proximidad
de la amenaza haitiana y los conatos anexionistas reseñados motivaron la dura
represión de los cabecillas», que fueron condenados a muerte. Mediante este cas-
tigo, el gobernador de Santo Domingo intentó disuadir al resto de la población
de «imitar a aquellos conspiradores», pero el resultado que obtuvo fue más bien
el de contribuir a que se multiplicaran las tentativas en años sucesivos 1, como las
1 Antonio PINTO TORTOSA, Santo Domingo: una colonia en la encrucijada, 1790-1820, pp. 269-
270. El autor cita a Frank MOYA PONS, Historia colonial de Santo Domingo, pp. 405-406.
LUIS ALFONSO ESCOLANO GIMÉNEZ
80
de noviembre de 1821 en Dajabón y Montecristi. Así pues, no resulta tan extraño
que cuando en febrero de 1822 el presidente Jean-Pierre Boyer decidió ocupar el
recién nacido Estado Independiente de Haití Español y anexionarlo a Haití, sus
tropas encontrasen apenas resistencia, en gran medida como consecuencia de
que el nuevo régimen no hubiera abolido la esclavitud. Esta fue una de las prime-
ras medidas adoptadas por el gobierno haitiano después de ocupar el territorio
vecino, de modo que la esclavitud desapareció para siempre en la isla.
El 27 de febrero de 1844 tuvo lugar la proclamación de la independencia
de República Dominicana, que se separó def‌initivamente de Haití, poniendo f‌in
así a una etapa de veintidós años de unión entre ambas partes de la isla, como
ya se ha indicado. Desde 1844 hasta 1848 el país únicamente había conocido el
gobierno del general Santana, pero el descontento de la población era cada vez
mayor como consecuencia de una situación marcada por la crisis económica y
la creciente inestabilidad política, que era resultado del duro enfrentamiento
entre gobierno y opositores. La pérdida de apoyo popular era ya evidente a
mediados de 1848, de modo que Santana acabó presentando su dimisión el 4
de agosto del mismo año. El general Jimenes, que había sido ministro de Gue-
rra y Marina en el gobierno de aquel, fue elegido para ocupar la presidencia de
República Dominicana, de la cual tomó posesión el 8 de septiembre. Una de
sus primeras medidas fue decretar una amnistía general que permitía el regreso
de todos los exiliados políticos, aunque algunos de los más señalados, como el
propio Juan Pablo Duarte, fundador del movimiento que había iniciado la lucha
por la independencia dominicana frente a Haití, decidieron permanecer en el
extranjero.
El principal problema al que hubo de enfrentarse Jimenes, y que constituyó
la causa de su caída, fue una nueva invasión haitiana en marzo de 1849, con el
f‌in de reintegrar el territorio dominicano a Haití. De hecho, la resistencia arma-
da de República Dominicana contra su vecino, con diversas campañas bélicas
desde 1844 hasta 1856, fue uno de los principales motivos que dieron pie a la
intervención extranjera en los asuntos insulares, so pretexto de una mediación
diplomática entre ambos países. El presidente Soulouque atacó a República Do-
minicana con el objetivo de evitar su reconocimiento por parte de Francia y Gran
Bretaña, ya que los comisionados enviados a Europa por el gobierno dominicano
habían logrado f‌irmar un tratado con la primera el 22 de octubre de 1848, que
f‌inalmente no llegó a ser ratif‌icado por la asamblea legislativa francesa debido a
las protestas de Haití. Al mismo tiempo, los representantes diplomáticos domi-
nicanos habían entrado en negociaciones con Gran Bretaña, dado que este país
les presentó en noviembre de ese mismo año un proyecto de tratado que no pudo
f‌irmarse a causa de un desacuerdo puntual que los comisionados debían consul-
tar con su gobierno. A pesar de dicho escollo, Robert Schomburgk fue nombrado
cónsul de Gran Bretaña en Santo Domingo, donde ya se encontraban destinados
el cónsul de Francia, Victor Place, y el agente comercial de Estados Unidos, que
desde agosto de 1848 era Jonathan Elliot 2.
2 Luis Alfonso ESCOLANO GIMÉNEZ, «Inf‌luencia del contexto internacional», pp. 37-38.

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT