La interculturalidad crítica como una de las columnas de la red

AuthorJuan Carlos Callirgos Patroni/Siham Zebda/Maritza Aburto Duran/Sergio Fernando Morales Alvarado
ProfessionPontificia Universidad Católica del Perú/Universidad de Cádiz/Universidad del Bío-Bío/Universidad de San Carlos de Guatemala
Pages129-146
LA INTERCULTURALIDAD CRÍTICA COMO UNA DE LAS COLUMNAS DE LA
RED
Dr. Juan Carlos Callirgos Patroni
Pontificia Universidad Católica del Perú
Dra. Siham Zebda
Universidad de Cádiz
Maritza Aburto Duran
Universidad del Bío-Bío
Sergio Fernando Morales Alvarado
Universidad de San Carlos de Guatemala
Colaboradoras y colaboradores7
1. INTRODUCCIÓN
Este documento es resultado del trabajo de la Comisión de Interculturalidad de la
Red de Educación en Derechos Humanos, Ciudadanía Inclusiva y Sostenibilidad. La
RED tiene un enfoque de Interculturalidad Crítica que no solo reconoce la diversidad
cultural existente, sino que toma en cuenta los procesos históricos que han formado
jerarquías y desigualdades en el acceso a recursos materiales y simbólicos y propone
luchar contra ellas. La RED además, considera que no existen Derecho s Humanos sin un
enfoque de Interculturalidad Crítica, y hace de él su valor agregado; asimismo, toma en
cuenta los complejos procesos de movilidad humana que plantean retos a la
conformación de sociedades en las que se respeten derechos básicos. El presente capítu lo
7 Inmaculada Antolínez Domínguez de la Universidad de Cádiz, Carlos Vidal Prado de
la Universidad Nacional de Educación a Distancia y Guillermo Domínguez Fernández de la
Universidad Pablo de Olavide
129
La Cátedra-red Iberoamericana de educación en Derechos Humanos, ciudadanía inclusiva y sostenibilidad social…
hace una presentación de los conceptos utilizados por la comisión e introducepropuestas
de su aplicación en el terreno de la Educación en Derechos Humanos.
2. PREÁMBULO: DEL PARADIGMA DE LA HOMOGENEIDAD AL
RECONOCIMIENTO DE LA HETEROGENEIDAD
Aunque fueron heterogéneos cultural, lingüística y económicamente desde su
surgimiento, los Estados-nación iberoamericanos buscaron formarse como
comunidades con base en el principio ilustrado de la igualdad, buscando forjar una
ciudadanía universal, indiferenciada e individual, así como con base en la igualdad ante
la ley. Esto significó la formación de Estados homogéneos con instituciones cimentadas
en lo que las élites nacionales consideraban principios y valores universales, así como
discursos identitarios homogeneizadores que acaso exaltaban un pasado prehispánico
glorioso, o afirmaban la existencia de una nación armoniosa, racial y culturalmente
mestiza. De esa forma, los Estados-nación construyeron instituciones similares a las de
los Estados europeos modernos, que funcionaban con un único idioma “oficial” y que
reproducían concepciones culturales ajenas a todos sus habitantes, particularmente en
aquellos en los que las poblaciones indígenas eran mayoritarias. La ideología del Es tado-
nación, como la llamaba hace unas décadas el antropólogo mexicano Rodolfo
Stavenhagen (1990), proclamaba la unidad y homogeneidad como valor supremo y
estaba en la base de políticas para asimilar, integrar o incorporar etnicidades no
dominantes en el molde hegemónico. En el marco de este proyecto homogeneizador y
etnocida, la diversidad cultural e identitaria era percibida como un obstáculo a la
integración, como rezagos de un pasado que debía superarse para dar paso a la
modernidad y progreso nacionales. La definición de la comunidad nacional y del
ejercicio de la ciudadanía excluía prácticas culturales e identificaciones étnicas no-
occidentales, mientras que los Estados nacionales establecían un marco estructural
excluyente y discriminador que subalternizaba a las poblaciones indígenas o fomentaba
su asimilación por medio de la desindigenización. En palabras del antropólogo
norteamericano Renato Rosaldo (1990), alcanzar la ciudadanía plena en el Estado-nación
implicaba despojarse de una identidad cultural distintiva.
Mucho ha cambiado, sin embargo, en las últimas décadas: a diferencia de cuando el
Estado-nación latinoamericano buscaba la integración de su población a través de la
homogeneización, estaríamos en un momento en el que se empiezan a reconocer y se
declara respetar las diferencias culturales e identitarias, y en el que se busca que el Estado
y sus instituciones se adapten a esas diferencias, en vez de obligar a sus ciudadanos a
adaptarse a un modelo estatal homogéneo y supuestamente “universal”. El
reconocimiento de la diversidad ha significado también el reconocimiento de derechos
especiales para grupos étnicos, tales como la posibilidad de contar con derechos
territoriales, gobiernos autónomos a nivel local, el otorgamiento del estatus oficial para
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