Los sucesivos debates sobre el futuro de Europa: del Congreso de Europa de 1948 a la actual Conferencia Europea (CoFoE)
| Author | Igor Filibi |
| Profession | Secretario General de EuroBasque |
| Pages | 13-34 |
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Los sucesivos debates sobre el futuro de Europa:
del Congreso de Europa de 1948
a la actual Conferencia Europea (CoFoE)
I F
Secretario General de EuroBasque
1. El primer debate (periodo de entreguerras)
2. El segundo debate: Congreso de Europa (1948)
3. Los intentos de modificar el equilibrio institucional de forma unilateral
3.1. El órdago de los gobiernos (1965-75)
3.2. La reacción del Parlamento Europeo (1977-84): El tercer debate y el
Proyecto de Tratado sobre la Unión Europea
4. El cuarto debate: las convenciones sucesivas y el Tratado Constitucional
5. El quinto debate: Del Libro Blanco sobre el futuro de Europa a la
Conferencia (CoFoE)
6. Reflexiones finales: del debate al compromiso
Bibliografía
Llegará un día en que la guerra parecerá tan absurda y tan imposible
entre París y Londres, entre San Petersburgo y Berlín, entre Viena y Turín,
como sería hoy imposible y parecería absurda entre Rouen y Amiens, entre
Boston y Filadelfia. (…) ¡Llegará un día en que las balas de cañón y las
bombas serán sustituidas por votos, por el sufragio universal del pueblo,
por el venerable arbitraje de un gran Senado soberano que será para
Europa lo que el parlamento es para Inglaterra, esto es lo que la Dieta es
para Alemania, la asamblea legislativa para Francia! (Aplausos).
Víctor Hugo (Congreso de la Paz, París, 1849)
Se dice con verdad que esto implica algún sacrificio o fusión de soberanía
nacional. Prefiero considerarlo como la asunción gradual por parte de todas
las naciones involucradas de esa soberanía más amplia, que es la única que
puede proteger sus diversas y distintivas costumbres y características y sus
tradiciones nacionales, todo lo cual bajo sistemas totalitarios, ya sean nazis,
fascistas o comunistas, sería ciertamente borrado para siempre.
Winston Churchill (Congreso de Europa, La Haya, 1948)
Igor Filibi
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Europa no puede ser creada por una especie de revolución federalista,
que debilitaría a los gobiernos sin fortalecer la colectividad. Será la suma
de los esfuerzos la que, por sucesivas aproximaciones, nos conducirá a una
construcción resistente. Pero sabemos que fuera de este camino no hay
salvación para nosotros. Nuestra voluntad debe ser resuelta, sobre todo
porque nuestro destino es implacable. Proclamemos con fiereza: “Europa
o la muerte”.
Paul Ramadier (Congreso de Europa, La Haya, 1948)
Pensar el futuro de una Europa unida y en paz, no es algo nuevo. Pueden encontrarse
multitud de intelectuales que han elaborado diversas propuestas de Unión del continente
desde hace varios siglos. Sin embargo, en este trabajo centraremos la atención en lo
que podemos denominar debates, esto es, procesos de reflexión o deliberación con un
mínimo de participantes, con una cierta dimensión o capacidad de influencia.
1. EL PRIMER DEBATE PERIODO DE ENTREGUERRAS
Más allá del trabajo de personas aisladas, se puede mencionar el periodo de
entreguerras como el momento en que se produce un primer debate serio sobre la
construcción de Europa en círculos influyentes. No cabe duda de que este debate estuvo
protagonizado principalmente por algunas élites intelectuales y políticas, y que no llegó
al gran público, aunque es cierto que se fueron sentando las bases de una idea atractiva
para mucha gente, principalmente debido a la conmoción de la Gran Guerra.
La Guerra del 14, la Gran Guerra, la Guerra distinta a todas las demás. Ni Europa ni
el mundo habían conocido algo así en toda su historia. Los Estados se vieron impotentes
ante las fuerzas que se habían desencadenado. Fue la brutal aplicación de todas las fuerzas
productivas generadas por la revolución industrial, de las modernas técnicas de gestión,
de los nuevos inventos y tecnologías, a la tarea de matar personas. Tres imperios cayeron:
el ruso, el otomano y el austro-húngaro. Millones de personas fueron inmoladas en el
altar de las soberanías y los nacionalismos imperialistas. Toda una generación se perdió
en los frentes, dejando claro que los avances científicos y tecnológicos no tenían por qué
ser siempre positivos y beneficiosos para la sociedad, lo que cuestionó la fe ilimitada en
el progreso, e incluso quedó en evidencia la pretendida superioridad moral y racial de la
civilización europea respecto al resto del mundo (Adas, 2004:41).
El viejo orden político quedó, aparentemente, tocado de muerte. Por un lado, y esto
suele olvidarse, el fin de la guerra no significó el comienzo de la paz. La Revolución
Soviética inició un periodo de violencia revolucionaria en numerosos países, la violencia
étnica se expandía en numerosos lugares, hubo contrarrevoluciones, guerras de
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