Inserción en Instituciones educativas, de investigación o culturales

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INSERCIÓN EN INSTITUCIONES EDUCATIVAS,
DE INVESTIGACIÓN O CULTURALES
Nuestra actitud incompatible con el régimen imperante
en nuestro país y en sus instituciones, incluida la uni-
versidad española, tiene mucho que ver, en efecto, con la
idea del cumplimiento de nuestro deber en defensa de
la causa de la libertad tan cínicamente degradada hoy
en España. En contraste, el haber podido continuar […]
nuestra profesión de enseñanza en la universidad mexi-
cana donde no existe traba alguna a la libertad de con-
ciencia y de expresión es, sin duda, el mayor bien que
entre otros muchos hemos recibido de este país. Por co-
rresponder debidamente queremos, dentro de nuestras
limitaciones personales, superarnos en las tareas docen-
tes que nos han sido encomendadas, devolviendo así a
la universidad mexicana, una prestación, nunca equi-
valente a la recibida, pero si profundamente cordial.
Carta firmada por Mariano Ruiz-Funes, Niceto
Alcalá-Zamora y otros profesores españoles,
Blasco y Saorín, “Rostro y ausencia…”
Como hemos mencionado en capítulos anteriores, llegaron a México
numerosos intelectuales españoles y muchos de ellos eran profesores
universitarios. Si bien la cuantificación es imprecisa, se ha calculado
que tuvieron que salir de España entre la mitad y la tercera parte de los
docentes de educación superior.1 Lo anterior se debió a que las nóminas
1 Francisco Morente Valero, “La universidad en los regímenes fascistas: la depu-
ración del profesorado en España e Italia”, Historia Social, n. 54, 2006, p. 51-72, p. 62.
En 1939 se fundó en París la Unión de Profesores Universitarios en el Extranjero (más
tarde Unión de Profesores Españoles en el Exilio), integrada originalmente por 215
miembros, casi la mitad del número de docentes registrados en universidades españolas
en 1935 (Luis Enrique Otero Car vajal, “La destrucción de la ciencia en España. Las
consecuencias del triunfo militar de la España franquista”, Historia y Comunicación Social,
n. 6, 2001, p. 149-186, p. 168). Según los propios profesores de la Unión de Profesores
Universitarios en el Exilio: en 1936 al comenzar la guerra había en las doce universida-
des españolas 615 catedráticos numerarios en servicio activo y de ellos quedaban en
1950 339, 55%. Documento enviado a la Organización de Naciones Unidas, tomado
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institucionales estuvieron sujetas a un proceso de “depuración” y fue-
ron expulsados, generalmente por su postura ideológica o política, pero
también por otras acusaciones, una elevada cantidad de académicos
que no contaron, siquiera, con la posibilidad de defenderse.2
La historiografía ha señalado tanto su aportación al ámbito acadé-
mico mexicano como el vacío que dejaron en el español, un espacio
que, en opinión de Gonzalo Quintero Olivares, “tardó mucho en cerrar-
se, si es que alguna vez se ha cerrado del todo”. Escribió:
Pensar en qué habría sido la Universidad española si todos aquellos per-
sonajes que partieron a México y a otros países hubieran permanecido en
España produce una especie de nostalgia por lo desconocido. Sólo pode-
mos celebrar que su personalidad y sus enseñanzas llegaran a ser aprecia-
das y respetadas y germinaran en su segunda Patria.3
En el mismo sentido, aseveró Sergio García Ramírez:
Todavía nos preguntamos cómo pudo una nación privarse, de pronto, de
tantos hombres excelentes que había venido forjando con entusiasmo.
Ellos serían los forjadores de la futura España. Ocurrió otra cosa: vinieron
a la forja de los países que adoptaron y que los adoptaron a ellos. Por un
momento —mientras se recuperaba de la inmensa pérdida— el pensa-
miento de España quedó residente en América.4
Algunos profesores llegaron a México invitados por La Casa de
España y trabajaron en ella o en otras universidades. Casi todas fueron
de Concepción Ruiz-Funes Montesinos, “La Unión de Profesores Universitarios Es-
pañoles en el Exilio. Motivos y razones”, Los refugiados españoles y la cultura mexicana,
México, El Colegio de México, 1999, p. 437-449, p. 446.
2 Morente Valero, “La universidad en los regímenes fascistas…”, p. 59. Para la desti-
tución de Mariano Ruiz-Funes y otros catedráticos de la Universidad de Murcia, véase
Yolanda Blasco Gil y Tomás Saorín Pérez, Las universidades de Mariano Ruiz-Funes. La lucha
desde el exilio por la universidad perdida, Murcia, Ediciones de la Universidad de Murcia, 2014.
3 Gonzalo Quintero Olivares, “El exilio y el apagón intelectual”, en Luis Arroyo
Zapatero, Francisco Javier Díaz Revorio, Sergio García Ramírez y Fer nando Serrano
Migallón (coords.), 80 años del exilio de los juristas españoles acogidos en México, Valencia,
Tirant lo Blanch, 2020, p. 149-171, p. 153.
4 Sergio García Ramírez, “Maestros españoles: Niceto Alcalá-Zamora y los pe-
nalistas”, Temas de Derecho, México, Universidad Nacional Autónoma de México/
Universidad Autónoma del Estado de México/Seminario de Cultura Mexicana, 2002,
p. 651-659, p. 652.

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