Conclusiones

• Author: Noelia Arjona Hernández
• Pages: 481-489

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CONCLUSIONES

I. La institución de la inmunidad soberana conlleva un escenario

que podríamos calificar de juegos múltiples, no, de partidas úni-

cas. La situación se complica todavía más al unirse otro marco

de restricción, esta vez espacial, de la proyección del Estado,

como es el Derecho del mar.

II. El régimen jurídico internacional de las inmunidades hunde sus

raíces en la práctica judicial internacional y se ha ido configu-

rando a través de normas consuetudinarias que posteriormente

se han recogido en diversos tratados o reconocido en la jurispru-

dencia, internacional y nacional. La práctica judicial internacio-

nal aludida es fruto directo de la práctica judicial interna con

respecto a la inmunidad de los Estados; práctica judicial interna

que comenzó en numerosos países con el reconocimiento de las

inmunidades de los buques oficiales armados y que posterio-

mente ha sido confirmada por tribunales internacionales como

el Tribunal Internacional del Derecho del Mar. De este modo,

el papel de la jurisprudencia interna ha sido fundamental en

nuestro análisis. Esta jurisprudencia interna ha erigido lo que

pueden considerarse los pilares básicos del derecho sobre la in-

munidad del Estado: en primer lugar, la distinción crucial entre

actividades soberanas y no soberanas, o entre actos iure imperii

y actos iure gestionis; en segundo lugar, el criterio básico para

hacer esa distinción y, en tercer lugar, la afirmación de que la

calificación de la actividad del Estado como soberana debe ha-

cerse, en principio, por el derecho nacional.

III. Dada la naturaleza limitada de las actividades comerciales del

Estado en un primer momento, no sorprende que los primeros

casos de inmunidad del Estado involucraran principalmente a

embarcaciones de propiedad estatal. Lo significativo es que, en

una etapa muy temprana, especialmente con el Convenio de

Bruselas de 1926, la inmunidad de los buques mercantes de