Del populismo

AuthorDanilo Castellano
ProfessionUniversidad de Udine
Pages15-32
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DEL POPULISMO
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Universidad de Udine
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El populismo puede considerarse desde distintos ángulos.
Pueden buscarse, primeramente, sus raíces históricas y pueden
describirse a continuación sus realizaciones institucionales y so-
ciales, cuya consideración es también útil para comprender su na-
turaleza. El populismo no es sólo un fenómeno social y político
de nuestro tiempo, si bien es ahora cuando ha encontrado una
difusión mayor y más fácil, al ser un método que han adoptado la
mayoría de los regímenes políticos. Lo que se debe al hecho de
que la demagogia sistemática se ha erigido en instrumento para
exaltar y simultáneamente dominar a las masas al tiempo que se
impiden sus reclamaciones, pretensiones y deseos. Que ha dado
vida a un movimiento cuyas raíces han de buscarse lejos. Hacia
fines del siglo XIX nació, en efecto, en Rusia un movimiento polí-
tico y cultural que aspiraba a la instauración de un socialismo rural
opuesto –la oposición, como vamos a ver, es una constante inelu-
dible del populismo– tanto a la burocracia zarista como al proceso
de industrialización occidental.
Sin embargo, sus teorías habían asomado ya al tiempo de la
Revolución francesa, sobre todo con los jacobinos inspirados en
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Danilo Castellano _________________________
Rousseau. En Francia lo practicaron después, con formas pecu-
liares, que algunos definen populisto-cesaristas, tanto Napoleón
como sucesivamente su sobrino Napoleón III. Renació luego en la
segunda mitad del siglo XX con Pierre Poujade (1920-2003), que
constituyó el movimiento de la Unión para de la Defensa de los
Comerciantes y Artesanos (UDCA). Se trató de un movimiento
sindical que se extendió por todo el país y que en las elecciones de
1956 obtuvo cincuenta y dos diputados 1. Signo de que el «pueblo»
francés encontraba oportunos sus programas e ideas no sólo para
la grandeur de Francia sino también para la «justicia social».
En los Estados Unidos de América, a fines del siglo XIX, y en
concreto en 1891, se fundó el «Partido del Pueblo», al que se adhi-
rieron sobre todo obreros y agricultores. Tiene por programa: a)
la libre acuñación de la plata; b) la nacionalización de los medios
de comunicación; c) la limitación de la emisión de acciones; d) la
introducción de un impuesto «adecuado» de sucesiones; y e) la
elección del presidente, del vicepresidente y de los senadores con
sufragio directo. El Partido, disuelto en 1908, iba de algún modo
contracorriente de la difundida Weltanschauung «política» de los
Estados Unidos de América. A propósito, por ejemplo, de las nacio-
nalizaciones, la emisión de acciones o la «adecuación» del impues-
to de sucesiones. Pero, desde otros ángulos, se hallaba en perfecta
armonía con la visión del mundo estadounidense, por ejemplo en
el tema de la libre acuñación de plata o en el de las elecciones. Lo
que, en todo caso, debe subrayarse aquí es que también la América
del Norte ha sido y es tierra de populismo. A causa, en nuestra opi-
nión, de los cánones de la doctrina politológica de la política.
Hispanoamérica, por su parte, como veremos en seguida, es
la más expuesta al fenómeno del populismo.
1 Uno de los cincuenta y dos diputados entonces elegido fue Jean-Marie Le
Pen, que fundó en los años siguientes el Front National, recogiendo así en parte la
herencia de Poujade, quien se había declarado contrario al Tratado de Roma y a la
Comunidad Europea, así como a la política del gobierno de Guy Mollet en lo que
toca a la crisis de Suez. Poujade era favorable a la Argelia francesa. Y, aunque no reco-
noció como heredero a Le Pen, de hecho –a nuestro juicio– éste lo fue.

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