Modelos para la construcción política de Europa

AuthorGabriela C. Cobo del Rosal Pérez
ProfessionLicenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid
Pages29-70
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CAPITULO SEGUNDO. MODELOS PARA LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA DE
EUROPA
1. SÍNTESIS HISTÓRICA DE LA CONFORMACIÓN DE EUROPA
Resulta harto difícil, si no imposible, dar una explicación certera de los componentes que
eclosionan en la formación de una civilización diferenciada, sea ésta la que sea. Si nos referiremos a
los clásicos tres factores determinantes e imprescindibles para exponer la formación de una
civilización diferenciada como lo es Europa debemos referirnos, como ya hemos hecho, a Grecia, a
Roma y al Cristianismo60. Ellos de forma breve los abordaremos pues resultan necesarios tanto para
comprender a Europa como a la conformación de una civilización diferenciada, inicialmente de Asia,
como para observar las construcciones políticas y su rastro en la propuesta de construcción política
para Europa. Dicha actividad nos proponemos llevarla a cabo en consonancia con las palabras de
Fontán quien, de forma precisa, nos transporta a la realidad de la conformación de Europa como
civilización:
“La primera Europa que conoció la Antigüedad fue la de los griegos, que desde la Hélade en
oriente llegaba por occidente al sur de Italia, a la gran colonia de Marsella y las más modestas de
Iberia. Después de la segunda Europa de la historia, la romana de la República, portadora de la
cultura grecorromana de expresión latina, con centro en Italia, abarcaba desde Tracia en el este
de los Alpes, el sur de la actual Francia y las provincias de Hispania. Se coronó con la conquista
y ocupación de las Galias por Julio César y el posterior desembarco de las legiones en Britania.
En los primeros reinados del Imperio sus límites septentrionales llegaron a ser los de dos grandes
ríos, Rin y Danubio, hasta las desembocaduras de ambos en las provincias de la Germania Inferior
y de Dacia; y en la isla de Gran Bretaña el vallum que separaba una de otra a las actuales Inglaterra
y Escocia. Finalmente, desde el siglo IV, la Europa cristiana, que es la que se continuaría en la
Edad Media y en la Moderna hasta nuestros días, por muy secularizados que estén en la actualidad
los pueblos y estados. Es la Europa que se formó entre los siglos VI al XV, desde las primeras
cristianizaciones de germanos hasta la de los bálticos de Lituania, y a la que todo el mundo
reconoce como el continente europeo. Entre la entrada de los otomanos en Tracia el año 1354 y
la caída de Constantinopla el 29 de mayo de 1453, esta Europa cristiana iría perdiendo política y
culturalmente las regiones orientales (Grecia, sus islas, los Balcanes, etc.), que habían pertenecido
al Imperio bizantino” 61.
En este breve intento de sintetizar al menos las claves más evidentes de la composición de
Europa como la cuna de Occidente, entendemos importante considerar siquiera preliminarmente,
que la llegada de los pueblos indoeuropeos supondría ya un factor de homogeneidad evidenciado en
60 Si bien Wieacker precisaría que las raíces del pensamiento jurídico europeo las encontraba en “las tres últimas
fuerzas básicas del mundo antiguo”, concretamente: el Imperio Romano, “la antigua Iglesia occidental”, y “la
nueva conciencia vital de los pueblos y razas que se apoderaron del territorio del Imperio romano de Occidente
o que fueron afectados por su cultura jurídica o conquistados por ella. Cada uno de estos elementos aportó
contribuciones insustituibles a la cultura jurídica europea […]”. Franz Wieacker, Historia del Derecho privado de la
Edad Moderna, Traducido por Francisco Fernández Jardón. (Granada: Editorial Comares, 2000), 17.
61 Antonio Fontán, Europa…cit., 8.
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la cultura de los túmulos en la cultura de los campos de urnas con que decoraron los campos de
geografía europea, dejando rastro además de su creencia en el más allá, por entender la muerte como
“un mero cambio de vida”62. Ellos ya trajeron al continente europeo en el segundo milenio a. JC. una
civilización de la que tenemos pocas referencias de la cual sabemos que compartían lenguas que
partían de un tronco lingüístico común conocido como el “proto-indoeuropeo”. Ello lo
mencionamos pues dicho tronco lingüístico en su fragmentación en otras lenguas distintas traería la
trascendental consecuencia de que de él derivarían el latín, el griego y el sánscrito63. Dichos pueblos
indoeuropeos ya habían alcanzado la primera Edad de Hierro, estadio al cual, muchos de los pueblos
autóctonos con los que entraron en contacto aún no habían alcanzado y lo harían ya por contacto.
Además es importante recordar que, en palabras de Aguilera, mostraron tener un “mayor grado de
estructuración social” lo cual contribuyó a que:
[] por regla general, logren imponerse como casta superior a las poblaciones autóctonas en
Grecia, en Roma y en la propia península ibérica” 64.
Fue además propio de las sociedades indoeuropeas estructurarse sobre la base social de la
gens estructurada en su fase primera a través del vínculo de la sangre65. El hecho de no pertenecer de
forma natural a una gens era arriesgado para la supervivencia por lo que los individuos acababan
integrándose en alguna de pactada quebrándose de este modo el factor de la consanguinidad como
exclusivo elemento de estructuración social. A partir de entonces se incorporarían a la gens, aparte de
los siervos y los esclavos, otros individuos que formaban parte de la misma a través de una relación
clientelar66. Tal relación en sus consecuencias quedó categóricamente definida por Fustel de
Coulanges al aclarar que dicha clientela constituía un vínculo sagrado imposible de romper. No era
una relación voluntaria y libre sino que era imposible desligarse de la misma ya que vinculaba no sólo
a los clientes vivos sino a sus descendientes también67.
La agrupación de familias, entendidas éstas en un sentido mucho más amplio que el actual68,
daría lugar en Grecia a las fratrias y en Roma a las curias que conformarían la base más importante de
la comunidad política y social. Los miembros de las mismas normalmente compartían un culto
común, tenían sus asambleas que tomaban decisiones que vinculaban a todos y contaban con su jefe69.
La agrupación de varias de estas fratrias o curias daría lugar a las tribus que como vínculos cohesores
y de unidad más representativos podemos citar la existencia de un culto común para todas la tribu así
62 Fustel de Coulanges, La Ciudad Antigua: estudio sobre el culto, el derecho, las instituciones de Grecia y Roma, (Barcelona:
Iberia, 1971), 7.
63 En este sentido Bruno Aguilera Barchet, Entre Estado….cit.,
64 Ibid., 40.
65 En palabras de Argüello: […] gens y la familia fueron verdaderos órganos políticos primitivos en el seno de la
civitas, que sólo vieron restringidas sus facultades de grupos autónomos cuando el Estado, gradual y
paulatinamente fue interviniendo en la esfera privada”. Los órganos de gobierno primitivos en Roma, gens,
familia, tribus y curias en Luis Rodolfo Arguello, Manual de Derecho romano, 3ª Ed. (Buenos Aires: Editorial
Astrea, 1998), 39-40.
66 Los órganos de gobierno primitivos en Roma, gens, familia, tribus y curias Ibid., 39-40.
67 Fustel de Coulanges, op.cit., 106, especialmente, 102-108.
68 Se otorgaba a la familia un sentido que trasciende a las personas vivas que, normalmente incluía aquellos
individuos que compartían un antepasado común siendo frecuente además que le rindieran culto. Vid. Bruno
Aguilera Barchet, Entre Estado….cit., 40.
69 Fustel de Coulanges, op.cit.,109-113.
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como la existencia de un jefe común (tribuno), unas asambleas (comitia tributa) así como de unos
tribunales. El rastro de esta forma de estructuración social en curias y tribus se observará, por ejemplo
en Roma, en las comitia curiata y en las comitia tributa que llegan de este modo denominadas a la Roma
republicana70. La agrupación de estas tribus conformaría en Roma el populus o las ciudades que
conformarían las urbes71.
Puede parecer contradictorio observar que Europa, en gran medida, nacía, tras la caída del
Imperio Romano de Occidente a través de su propia “fragmentación cultural”72. Resulta cuando
menos admirable observar cómo Roma fue capaz de gobernar con carácter integrador una realidad
cultural y geográfica tan llamativamente dispar. Y es que, es en esa capacidad integradora de Roma,
en lo que concretamente estribó gran parte de su éxito de permanencia en el tiempo73. Roma, como
la mayor parte de los pueblos invasores, sometía a una discriminación jurídica a los distintos pueblos
que sometía74. Sin embargo, progresivamente, iría prescindiendo de tal discriminación jurídica, hasta
el punto que desaparecería por completo en el año 212 d. JC. en que todos los habitantes del Imperio
alcanzan la ciudadanía a través de la Constitución de Antonino Caracalla (188-217 d. JC.). Roma,
además a partir de que Teodosio (347-395 d. JC.) impondría la religión católica a todo el Imperio. El
cristianismo como factor de unidad en la conformación de Europa se sumaría al griego y al romano
como incuestionables factores culturales comunes a los habitantes del caído Imperio Romano75.
Desde que en el año 476 el Imperio Romano de Occidente cayera, la necesidad de reconstruir
la unidad política fue una persistente necesidad política76. Muy pronto se trató de recuperar el Imperio
de Occidente incluso se llegó a observar en la Pars Orientalis el inicio de una “reunificación del Imperio
romano en la persona del emperador oriental”77. Dicho plan de reconstruir Occidente fracasaría tras
Justiniano, entre otros motivos, por factores externos como las epidemias de peste y viruela que
mermaron la densidad demográfica de Oriente de un modo considerable78.
70 En este sentido Bruno Aguilera Barchet, Entre Estado….cit., 41.
71 Fustel de Coulanges aclara la distinta significación de los términos ciudad y urbe en la Antigüedad en op.cit.,
119-133. Los órganos políticos de la “civitas” en Roma en Luis Rodolfo Arguello, op.cit., 40 y ss.
72 Como afirma Sixto Sánchez-Lauro Pérez en “Europa y sus históricos proyectos de integración: humanismo,
ilustración y romanticismo”, Bermejo Batanero, Fernando (Dir.). Historia Jurídica de la Integración Europea. Madrid:
Dykinson, 2019, 22 y 25.. Ofrece un estudio de las distintas culturas jurídicas europeas en 25-27. Ofrece una
extensa serie de exposiciones históricas Luis Suárez Fernández a través de su obra La Europa de las cinco naciones.
Una Historia de Europa desde el hundimiento del Imperio Romano hasta la Segunda Guerra Mundial, (Barcelona: Ariel,
2008). Tambien Vid. Crisis y restauración en Europa, (Madrid: Homolegens, 2009).
73 Eugène Petit, Tratado elemental de Derecho Romano, Trad. José Fernández, González, (México: Porrúa, 2007).
74 Antonio Truyol y Serra, Historia del Derecho internacional…cit., 28, Quien destaca la idea que tiene acerca de la
desigualdad romana la cual no descansaba como sucedería en el caso de los griegos en un factor étnico o
lingüístico sino que descansaba dicha desigualdad en Roma en una discriminación netamente jurídica.
75 Para una aproximación sintética en torno al cristianismo en la construcción de Europa Vid. Antonio Fontán,
Europa …cit., También Vid. Luis Suárez Fernández, Cristianismo y europeidad. Una reflexión histórica ante el tercer
milenio, (Pamplona: EUNSA, 2003).
76 Sixto Sánchez-Lauro Pérez en “Europa y sus históricos…”, en Historia jurídica…cit., 27 y ss.
77 Bruno Aguilera-Barchet, Historia y Derecho. Manual de iniciación (I), (Barcelona: C. Moreno y J. Serra, 1990), 305.
78 Una exposición en torno a este asunto en el estudio de Jesús María Navalpotro Sánchez-Peinado “Normas
excepcionales en tiempos de calamidades sanitarias: constantes en la Historia”, quien afirma que: “el
debilitamiento demográfico, económico y político que produjo en Bizancio imposibilitó sus propósitos de

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