La libertad religiosa como instrumento de la laicidad: ¿libertad para modelar el propio eidolon?

• Author: Julio Alvear Téllez
• Pages: 87-103

LA LIBERTAD RELIGIOSA COMO INSTRUMENTO

DE LA LAICIDAD: ¿LIBERTAD PARA MODELAR

EL PROPIO

EIDOLON

?

Julio ALVEAR TÉLLEZ

Universidad del Desarrollo (Santiago de Chile)

1. ANTECEDENTES

El signif‌icado de la libertad religiosa no es del todo claro. En su textura jurídica pareciera,

a primera vista, que protege la manifestación de toda creencia religiosa. En esa signif‌icación se

presenta como una pieza esencial del régimen político liberal.

Pero como toda creencia formalmente religiosa, tiende, de suyo, a una expresión comu-

nitaria, pareciera, en una segunda mirada, que esa misma libertad religiosa podría convertirse

en un obstáculo, si esa expresión comunitaria pretende ejercer inf‌lujo en los fundamentos o

f‌inalidades del Estado, o en la normatividad de la moral social.

Por otro lado, no hay que olvidar que los f‌ilósofos que diseñaron la libertad religiosa du-

rante los siglos XVII, XVIII Y XIX, la alumbraron desde el indiferentismo religioso, como un me-

dio para combatir al cristianismo en cuanto principio de unidad política, social y cultural. Y

siempre bajo los mismos presupuestos: negación de la posibilidad, de la existencia o del valor

de la Revelación, y reducción de lo religioso al principio subjetivo de la libertad de conciencia.

Por estas y otras razones, la libertad religiosa moderna ha tenido un papel maestro en el

ideal de Estado como artif‌icio secularizador. En una primera etapa, la más evidente, como

instrumento del Estado fundado en el laicismo. Pero también en la etapa que estamos vivien-

do, que es la del Estado fundado en la laicidad, supuestamente más amigable con lo religioso,

aparentemente más respetuoso de las libertades.

El objetivo de este trabajo es profundizar este último aspecto, destacando cómo la laici-

dad supone una fase más profunda en el proceso de secularización. En este cuadro, la libertad

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religiosa, en la que tantas esperanzas colocó el posconcilio, no está llamada a resguardar la

religión, sino a insertarla y encapsularla en una suerte de libertad idolátrica.

2. LIBERTAD MODERNA DE RELIGIÓN: LIBERTAD PARA MODELAR

EL PROPIO

EIDOLON

No es posible hablar de libertad religiosa, sin antes referirse a la libertad de conciencia, su

lugar genético. Partamos, pues, por repasar la diferencia entre la libertad de conciencia mo-

derna y la libertad de conciencia clásica.

PÍO XI, en un conocido texto, traza esta distinción tan esencial, y que tantas veces se nos

escapa en el lenguaje común. La «libertad de las conciencias» de la tradición cristiana tiene

como regla la ley moral objetiva y trascendente inscrita en la conciencia, sea como ley natural

para todos los hombres, sea como ley divino-positiva, en el caso de la conciencia cristiana

instruida. La «libertad de conciencia» moderna, en cambio, tiene como «regla» su propia

autonomía moral subjetiva 1.

Por la libertad de las conciencias se puede desobedecer por decisión propia una ley posi-

tiva injusta (como hacían los mártires cristianos), pero en nombre de una norma trascendente:

el daimon, la ley no escrita, Dios. En paralelo, por la libertad de conciencia moderna también

se puede desobedecer por decisión propia pero siempre «a nombre propio, apelando a la

soberanía de la propia conciencia individual» 2.

La libertad de conciencia moderna pretende no sólo manifestar la obligación moral sino

generarla, como si fuera un acto creador que el propio sujeto coloca ex ante desde su mismi-

dad. La conciencia del ser humano emerge como absolutamente independiente de cualquier

ley, exigencia o dato moral previo: es ella autolegisladora y soberana. Lo que, en rigor, implica

que la conciencia será siempre recta, a fuer de constituir su propio orden. Un orden moral,

según se ha observado, puramente «nominalista y subjetivo, esto es, un no orden» 3. Nos en-

contramos así frente al horizonte amoral contemporáneo, desde donde hemos resbalado hacia

el «subjetivismo descontrolado» 4, que derrite toda noción fuerte de ley o encuadre moral.

Esta noción de la libertad de conciencia se proyecta a la libertad de religión, la que deja

de ser, propiamente hablando, una libertad religiosa —la libertad de buscar al Dios verdadero

y de abrazar su verdad y su ley— para convertirse, como prueba de reconocimiento, en una

libertad respecto de la religión, esto es, el derecho a prescindir de la religión tal como Dios la

ha establecido.

Esta idea, que pareciera un simple juego de palabras, en realidad apunta a lo esencial de

la libertad religiosa moderna. Como se sugiere en la dogmática constitucional contemporánea,

1 PÍO XI aborda la cuestión de la libertad de conciencia en dos conocidos textos: Non abbiamo bisogno y Ci si

è domandato. En el primero distingue entre el «derecho de las almas», de la conciencia rectamente formada, de

«comunicar los tesoros de la redención» (libertad de las conciencias) y aquella «frase equívoca y frecuentemente

utilizada para signif‌icar la absoluta independencia de la conciencia, cosa absurda en un alma creada y redimida

por Dios» (la libertad de conciencia). En el segundo documento precisa que la libertad de conciencia moderna,

en cuanto se pretende absoluta, «equivale a af‌irmar que el ser creado no está sujeto a su Creador; sería lo mismo

que legitimar toda formación, o más bien, deformación de la conciencia, incluso las más criminales y socialmente

desastrosas». Respectivamente, encíclica Non abbiamo bisogno (29 de junio de 1931), n. 23, y Carta autógrafa Ci si

è domandato al cardenal Pietro GASPARRI (30 de mayo de 1929), n. 10-12.

2 Sergio COTTA, «Resistenza: in nome di che cosa?», en AA.VV., Autonomia e diritto di resistenza, Milano,

Giuffrè, 1973, p. 281.

3 Danilo CASTELLANO, La razionalità della politica, Napoli, Edizioni Scientif‌iche Italiane, 1993, p. 37.

4 Michele Federico SCIACCA, Filosof‌ia e Metaf‌isica, 2.ª ed., vol. II, Milano, Marzorati, 1962, p. 244.