Ética, moral y bioética

• Pages: 9-46

I. ÉTICA, MORAL Y BIOÉTICA

1.1. INTRODUCCIÓN

La tecnología avanza a gran velocidad a la vez nos facilita muchas de

nuestras tareas diarias y nos proporciona calidad de vida.

En el presente trabajo queremos abordar por un lado, la cuestión relativa

a los valores éticos que deben dirigir el progreso que se está llevando a cabo,

tanto en ámbito de la ciencia, como en el ámbito de la tecnología; y por otro

lado, queremos hacer una revisión de algunos de dichos avances tecnológicos

y su aplicación en el mundo empresarial, sanitario y en el de la alimentación.

En los últimos años, la robótica aplicada a la medicina ha evoluciona-

do de forma muy destacada y son varias las especialidades, concretamente

las quirúrgicas, las que se han visto beneficiadas del empleo de robots cada

vez más precisos y con mayores posibilidades para el diagnóstico en el trata-

miento de varias enfermedades, así como para la asistencia en rehabilitación

de pacientes y suplencia de funciones.

Pero a la vez que la tecnología avanza y nos ofrece calidad y esperanza de

vida, también nos obliga a reflexionar y a asumir la responsabilidad de lidiar

con los planteamientos éticos y morales que dicho avance nos plantea; de

ahí la necesidad de apostar por la bioética como disciplina, al ser tanto la

ciencia como la tecnología, ámbitos que no son ajenos a valores e implica-

ciones éticas.

La primera y más impactante toma de conciencia colectiva de los proble-

mas éticos de la medicina, se sitúa durante la Segunda Guerra Mundial a raíz

de que salieran a la luz los experimentos médicos llevados a cabo durante el

nazismo. El Código de Nuremberg de 1947, fue el código que estableció por

primera vez un conjunto de pautas internacionales que relaciona ética médi-

ca y Derechos Humanos. Tras él, las Declaraciones de la Asociación Médica

Mundial en Helsinki (1964), en Tokio (1975) y en Manila (1980), realizaron

una especial mención de un principio de carácter fundamental, el principio

fundamental basado en que hombres y mujeres no pueden constituir un

simple medio para que la ciencia avance.

10 Blanca Ballester Casanella

La bioética debe permitir que la tecnología sea manejada de manera res-

ponsable en pro de proteger el mundo y su diversidad y evitando que se

convierta en una escalada tecnológica para los que tienen el poder político y

adquisitivo, sin responsabilidad y autocontrol 1.

La ética estudia qué es lo moral y cómo se ha de aplicar posteriormente,

tanto a nivel individual como a nivel social. Pero una vez aclarado este concep-

to, es importante ver dentro de la ética, qué lugar ocupa la llamada bioética.

Según SCALA, J., la bioética es la ética de la vida humana y de los conoci-

mientos prácticos y técnicos relativo a ella -medicina, genética, embriología,

ingeniería genética, etc.-. Por ello, los principios de la bioética sólo pueden

ser secundarios y derivar de los principios éticos sin contradecirlos jamás 2.

Aunque no resulta fácil delimitar la disciplina de la bioética, si podemos

afirmar que se halla vinculada a áreas del conocimiento y campos muy varia-

dos tales como las ciencias de la vida, la bioética clínica, las ciencias sociales

aplicadas, el medio ambiente, las humanidades y por supuesto la bioética

está vinculada al Derecho.

Los dilemas que ocasiona el progreso de la biología y la medicina, son

dilemas a los que deben enfrentarse no sólo los médicos, biólogos y cien-

tíficos, sino también filósofos y juristas. Por ello, se propone una política

de participación social en las grandes decisiones sobre la ciencia y la tec-

nología, a la vez que se proponen procedimientos que permitan decisiones

consensuadas. Pero si no hay acuerdo, el Derecho deberá marcar los límites

de lo permitido; de ahí deriva la estrecha relación entre Bioética y Derecho,

entendido como norma de conducta que emana de la voluntad de todos.

Como indica CASADO GONZÁLEZ, M., “Unir las nociones de Bioética y

Derecho es importante, no para juridificar a la primera, sino para entender

los valores constitucionales y los principios generales de las naciones civiliza-

das como acuerdo mínimo, a la luz de la Declaración de Derechos Humanos

y de las demás declaraciones internacionales y convenios que forman parte

de nuestro acervo común. Los Derechos Humanos constituyen a la vez la

base jurídica y el mínimo ético irrenunciable sobre los cuales se asientan las

sociedades democráticas” 3.

Es ineludible hacer mención a la transformación digital cuando hacemos

referencia al progreso tecnológico, puesto que esta jugando un papel funda-

mental en dicho progreso.

La inteligencia artificial parte de algoritmos y paradigmas de naturaleza

humana, eso le permite simular el funcionamiento del celebro humano y

1 LAGOS SANDOBAL, J.A. (2018). “La bioética frente a las tecnologías del nuevo mile-

nio”. Revista de Bioética Latinoamericana, 2018. volumen 21. pp. 1. ISSN: 2244-7482.

2 SCALA, J. (2022). “Bioética y Derecho”. www.notivida.com.ar

3 CASADO GONZÁLEZ, M. (2002). “¿Porqué Bioética y Derecho?”. Revista Acta Bioethica,

vol. 8 núm 2, pág. 17. Santiago de Chile, ISSN 1726-569X.

Tecnología, robótica y sus implicaciones éticas 11

beneficiarnos de las ventajas que implica su uso gracias simplificar procesos

facilitándonos así muchas tareas. Así mismo, permite a las máquinas, apren-

der de la experiencia, resolviendo problemas de manera autónoma en base

a un aprendizaje progresivo.

Entre las muchas ventajas que nos ofrece la inteligencia artificial, está la

posibilidad de incrementar la productividad de un negocio, puesto que me-

canizar algunas de las tareas manuales, permite hacer uso de menos recursos

y reducir los tiempos. Las empresas deben estar al día de las ventajas que

ofrece la tecnología y ver la automatización de los procesos, como parte de

la estrategia del negocio.

Otra gran ventaja que aporta la Inteligencia Artificial, es la oportunidad

de analizar datos; en la actualidad, la inteligencia artificial ayuda, en este

sentido, a organizar y ordenar la inmensidad de esos datos y saber así, cuáles

pueden resultarnos útiles y cuales son intrascendentes; y es que en la era del

dato, la gran cantidad de información que pueden recibir las compañías,

resulta fundamental para poder tomar decisiones estratégicas tales como sa-

ber cuál es la mejor acción de marketing para una compañía, o qué clientes

están más dispuestos a contratar determinado producto.

Por otra parte, y sin perjuicio del ahorro en tiempo y recursos, la capa-

cidad de aprendizaje de las máquinas es incuestionable y cuando recono-

cen un fallo, son capaces de registrarlo y evitar que vuelva a repetirse. Esto

mejora en gran medida los procesos productivos y potencia el crecimiento.

Muestra de ello, lo tenemos en relación a la atención al cliente, que a través

de los “chatbots”, está cambiando la manera de gestionar las consultas y re-

clamaciones ahorrando muchas de horas de tiempo.

Al igual que ocurre con cualquier otra innovación, la inteligencia arti-

ficial requiere que la legislación se desarrolle de forma adecuada, al igual

que se requiere que el personal de una empresa, se forme de manera que le

permita conocer el funcionamiento de dicha tecnología.

Una de las primeras cuestiones que debe asumirse es qué, para hacer

buen uso de la inteligencia artificial, es necesario invertir tiempo en apren-

der su funcionamiento por parte del personal de la empresa.

Ello nos ha conducido a preguntarnos sobre los riesgos que puede gene-

rar para los empleados, la digitalización, y también nos ha obligados a cues-

tionarnos el riesgo que implica su creciente capacidad para ocasionar daños

a terceros a partir de una “voluntad” autónoma, de tal manera que puedan

resultar inadecuadas para resolver las posibles las reclamaciones de los per-

judicados, las vigentes normas sobre responsabilidad civil.

Por último, si nos planteamos que la Inteligencia Artificial es una forma

de facilitar y reducir el tiempo de las tareas más rutinarias del ser huma-

no, para que estos puedan centrarse en puestos de trabajo de mayor valor

añadido, quizás dejemos de verla como un riesgo de pérdida de puestos de