Una doctrina sublime: Juan Donoso Cortés hacia la búsqueda de la identidad española
| Author | Giovanna Scocozza |
| Pages | 137-154 |
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UNA DOCTRINA SUBLIME: JUAN DONOSO
CORTÉS HACIA LA BÚSQUEDA
DE LA IDENTIDAD ESPAÑOLA
Giovanna SCOCOZZA
Università per Stranieri di Perugia
TRAS LAS HUELLAS GEOGRÁFICAS Y EL LINAJE CULTURAL
DE DONOSO CORTÉS
Después de la muerte de Fernando VII de Borbón y el inicio de la regencia
de María Cristina, el 29 de septiembre de 1833 empezó una época en la que
España tuvo que enfrentarse constantemente a la dicotomía antiguo/nuevo, con-
tinuidad/ruptura, progreso/tradición, en la búsqueda de un equilibrio que solo
en apariencia llegará con la Restauración pero que, en realidad, seguirá siendo
una vana esperanza por más de un siglo 1. De ahí que fuera indudable que el
nombramiento de Isabel II como heredera en el trono de España, y el contextual
estallido de la Primera Guerra Carlista, produjeron una circunstancia histórica
fundamental para un país en el que el momento político se fundaría de manera
1 El 29 de diciembre de 1874, con la proclamación de Alfonso XII como nuevo rey de España,
los Borbones regresaban en el trono, mientras la Restauración (1875-1923) produciría una estructura
política considerada como la más estable dentro de las creadas por el liberalismo español del siglo XIX.
El objetivo de Antonio Cánovas del Castillo, el ilustre estadista promotor del nuevo sistema político, era
realizar un proyecto restaurador que representara un ejemplo de tolerancia y de convivencia entre los
diferentes partidos y fuerzas políticas. Para hacerlo, consideró fundamental importar y realizar en Espa-
ña un modelo político que se inspirara rígidamente en el bipartidismo inglés, previendo una alternancia
entre los dos principales grupos políticos de la época, el conservado guiado por el mismo Cánovas, y
el progresista de Práxedes Mateo Sagasta. En realidad, muy pronto se presentó una situación en la que
los conceptos de alternancia, equilibrio y estabilidad se revelaron absolutamente ficticios: el sistema
de la Restauración estaba sacrificando los diferentes intereses del país a la conveniencia y a la supervi-
vencia de la estructura política. El «turno pacífico» promocionado por el estadista se fundamentaba en
elecciones manipuladas y corruptas, y esto determinó la identificación del nuevo sistema político con
un caciquismo que transformó aquella que legal y formalmente era una monarquía democrática en una
oligarquía. Cfr. Giovanna SCOCOZZA, La Spagna alle origini della contemporaneità, 2008.
GIOVANNA SCOCOZZA
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cada vez más decidida con aquel cultural, en la desalentada esperanza de una
nueva identidad.
Es la nueva España isabelina, en donde los vientos del liberalismo y del pro-
greso procedentes de Europa chocan con la «perversa» necesidad de seguir an-
clados a una tradición difícil de definir, pero que en esos años se materializaría en
pensadores como Balmes o Donoso Cortés, o en la inicial difusión del krausismo
progresista, junto con la supervivencia de la Ilustración del siglo anterior. El
contraste entre los muchos «vientos» que soplaban sobre España determinaron
inevitablemente:
Una España. Y frente a ella la otra. [...] Una tradicionalista, que aprueba la actuación
española en los siglos XVI y XVII, y que cree que el pensamiento y la acción desarrollados
en aquella época áurea son consustanciales con el genio hispano y son los que han de
orientar siempre nuestro programa si no queremos renunciar a nuestra misma esencia. [...]
La otra España ve la causa de nuestra decadencia en el aislacionismo orgulloso en que
se encerró la nación desde el siglo XVI, cuando tomó una posición opuesta a Europa al ver
que Europa se perdía irremisiblemente para la fe católica. El remedio de España ha de
estar, en consecuencia, en abrirse a Europa e integrar en las esencias del alma popular
española cuanto de progresivo y válido corre más allá de las fronteras, aunque no sea
«castizo» o rigurosamente cristiano 2.
En este contexto se insertan estas palabras de Carlos Valverde quien, en su
introducción a las Obras Completas de Juan Donoso Cortés, afirma que reflexio-
nar sobre la compleja y controvertida figura del intelectual español, y sobre su
amplia producción ensayística, presupone necesariamente un adecuado análisis
de los acontecimientos políticos que marcaron su vida, convirtiéndola en cons-
tante protagonista. «Fue y quiso ser hijo de un siglo dramático» 3 subraya Valver-
de, destacando lo mucho que Donoso se sintiera enraizado en su tierra y en su
tiempo, a la vez que su obra guarda la evidente voluntad de «descifrar esmera-
damente su tiempo, descubriendo su secreto, esto es, su código específico» 4. De
hecho, la vida de Donoso Cortés fue sorprendentemente intensa. En poco más
de cuarenta años, tanto su camino político como intelectual lo vieron protago-
nista indiscutido de su tiempo, tal y como lo atestiguan las numerosas obras,
espejo fiel de una existencia compleja y a veces contradictoria. En realidad, su
amplia producción ensayística representa de manera puntual los pasajes y las
evoluciones que caracterizaron a su vida: de un momento inicial como docente
con el Discurso de apertura en el Colegio de Cáceres de 1829, se llega a 1832
cuando entró en la vida política española y publicó Memoria sobre la situación
actual de la Monarquía. Sucesivamente, el nombramiento en 1834 a «secretario
con ejercicio de decretos» del Ministerio de Estado lo llevó a escribir el ensayo
Consideraciones sobre la diplomacia, mientras la historia francesa al lado de la
exiliada reina María Cristina (1840-1843) lo indujo a escribir las famosas Cartas
de París. La fase final de su vida, además de su carrera política y diplomática,
coincidió también con su madurez intelectual y con la publicación de sus obras
2 Carlos VALVERDE, Introducción, 1970, p. 22.
3 Ibid., p. 2.
4 Ivan SCARCELLI, L’impossibile misura, 2006, p. 15 (traducción a cargo de quien escribe).
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