A la búsqueda de hombres ilustres para encarnar la nación en España, 1808-1848

AuthorPierre Géal
Pages155-171
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A LA BÚSQUEDA DE HOMBRES ILUSTRES PARA
ENCARNAR LA NACIÓN EN ESPAÑA, 1808-1848
Pierre GÉAL
Université Grenoble Alpes
Def‌inida por María Victoria López-Cordón y Jean-Philippe Luis como «el mo-
mento en que las formas institucionales, jurídicas e ideológicas de poder pierden
su carácter sagrado para fundarse en el principio de la soberanía nacional» 1, la
modernidad política requiere, para asentar su legitimidad, dar cuerpo y f‌igura al
concepto abstracto de nación. Tarea clave para def‌inir las bases del nuevo régi-
men que pretendían instaurar las Cortes de Cádiz y para difundir el sentimiento
de pertenencia a la comunidad nacional, la construcción de un imaginario nacio-
nal supuso un inmenso y prolongado esfuerzo. Recurrir a las imágenes para tra-
ducir, de forma comprensible para todos, las nuevas ideas políticas, formó parte
de la estrategia del liberalismo para popularizar su programa, pero no signif‌icaba
elaborar y adoptar de repente un repertorio nuevo. Como ha recalcado Carlos
Reyero, el viejo recurso de la alegoría estuvo lógicamente omnipresente en la
revolución liberal, pues «los liberales gaditanos —al igual que les había sucedido
a los revolucionarios franceses— se habían educado en la alegoría» 2 y constituía
un medio consciente o inconscientemente deseado para enlazar con la tradición.
No obstante, como reconoce el propio Reyero, «la realidad vino a sustituir a la
alegoría en la construcción del moderno discurso político basado en imágenes,
que se justif‌icaban por sí mismas. Desde el exemplum virtutis procedente del pa-
sado a la crónica contemporánea, la verdad de la historia terminó por imponerse
como fórmula de convencimiento moral» 3 (ibid.). Así, frente a la tradicional
matrona se tendió a preferir nuevas encarnaciones concretas de la nación, como
aquellos héroes y patriotas cuyos retratos grabados se empezaron a difundir de
forma inédita.
1 María Victoria LÓPEZ-CORDÓN y Jean-Philippe LUIS, «Presentación», 2005, p. 11.
2 Carlos REYERO HERMOSILLA, Alegoría, nación, 2010, p. XII.
3 Ibid.
PIERRE GÉAL
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En el proceso que permitió dar cuerpo a la nación, dotándola a la vez de una
forma y de un signif‌icado fáciles de entender y capaces de suscitar la adhesión,
los héroes y los hombres ilustres solo constituyeron uno de los múltiples recur-
sos que se utilizaron, y por los que una parte de la historiografía reciente del
nacionalismo español, inf‌luenciada por las teorías constructivistas, hegemónicas
en España desde los años 1990 4, ha manifestado gran interés: desde los himnos
hasta las banderas, pasando por los monumentos y las f‌iestas cívicas. En este aba-
nico de herramientas nacionalizadoras, si bien los usos y las políticas del pasado
han sido objeto de numerosos estudios, curiosamente la cuestión de los hombres
ilustres no ha sido analizada tanto como lo merece.
Algunas de las más recientes líneas de investigación en la historiografía del
nacionalismo, en efecto, sugieren que esta cuestión constituye un observatorio
particularmente apropiado para entender mejor ciertos aspectos del complejo fe-
nómeno de la «nacionalización» 5. De hecho, la «gestión» de los hombres ilustres
permite plantear la cuestión de los actores de un proceso que ya no se concibe,
desde hace tiempo, como una imposición vertical llevada a cabo por el «Estado»,
sino como el resultado de las interacciones de fuerzas múltiples: instituciones
estatales o locales, pero también instituciones políticas y culturales (partidos,
prensa, academias...) y actores individuales. También permite ahondar en la plu-
ralidad de las «narrativas de nación en competencia por la hegemonía» 6, abor-
dando el proceso de nacionalización no como una homogeneización cultural que
seguiría un curso lógico y previsible sino como un proceso sumamente abierto.
Cabe puntualizar, por f‌in, que el marco cronológico adecuado para analizar
este objeto de estudio ha de incluir necesariamente el f‌inal del periodo del An-
tiguo Régimen: la construcción del imaginario nacional, en efecto, se nutre de
precedentes que es imprescindible tener en cuenta, ya que contradicen una visión
rupturista carente de fundamento. Asimismo, ha parecido conveniente abarcar
en este estudio la tardía realización del proyecto de panteón nacional (1869),
conclusión efímera de una empresa nacida al calor de las políticas de la memoria
del Trienio Liberal.
LOS
RETRATOS DE ESPAÑOLES ILUSTRES CON UN EPÍTOME
DE SUS VIDAS
(1791-1819)
Cuando se publica, en 1791, el primer cuaderno de la serie, la noción de
«hombre ilustre», por nueva que sea, no deja de ser ya en España de uso bastante
corriente. En un estudio reciente sobre la f‌igura del héroe en el reformismo ilus-
trado español, Calvo Maturana ha demostrado claramente que, si bien perdura en
el siglo XVIII el modelo tradicional del héroe —el santo, el guerrero y el sabio—,
empiezan a exaltarse al mismo tiempo «nuevos héroes civiles, no ensalzados por
4 Fernando MOLINA APARICIO, «Rescatar la historia de la nación», 2017, p. 56.
5 Término más apropiado que la expresión «construcción nacional» para dar cuenta de las investi-
gaciones más recientes (ibid., p. 73).
6 Raúl MORENO ALMENDRAL, «La nación de los sujetos», 2017, p. 20.

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