La ciencia criminológica

AuthorWael Hikal
PositionLicenciado en criminología

Artículo publicado originalmente en la revista Ciencia nº Abril-Junio del año 2011, Permiso de reproducción por parte del autor

La ciencia en la historia

La ciencia, tal y como hoy en día la conocemos, fue un producto relativamente tardío del desarrollo general de la civilización humana. Si se consultan libros de historia de las ciencias, se observa por ejemplo que la criminología tiene menos de 150 años de existir como tal. Incluso, el automóvil tiene poco más de 100 años de haber sido creado. Es increíble que en menos de 200 años la humanidad haya podido avanzar de tal forma.

Se puede hablar de que eventualmente hay revoluciones en las ciencias. Luego del Renacimiento, alrededor del año 1500, y sobre todo en los pasados cien años, se han desarrollado inventos y descubrimientos de enorme valor en todos los ámbitos de la vida: médicos, psicológicos, psiquiátricos, de ingeniería, vialidad, etcétera. Incluso la misma evolución ha permitido la fusión de ciencias. Por ejemplo, la ingeniería médica, en la que se desarrollan sustitutos mecánicos para los órganos del cuerpo; la tecnología criminalística (química, odontología, ingeniería), que desarrolla compuestos químicos y herramientas técnicas que permiten revelar lo invisible en los hechos criminales.

Actualmente dependemos de la ciencia y la tecnología, aunque no siempre nos demos cuenta. Sin la ciencia sería difícil sobrevivir. Se han creado medios artificiales para la vida, como hornos de microondas, aire acondicionado, calentadores, medicamentos, leyes, dietas, terapias, etcétera. La tecnología crea y estudia las herramientas que nos permiten entender y controlar el medio que nos rodea; pero a pesar de dicha evolución, en ocasiones algunos problemas sociales se topan con obstáculos que impiden lograrlo.

Por ejemplo, eliminar la criminalidad, los trastornos mentales, el sida o el cáncer, entre otros.

Retomando el tema histórico, antes del periodo moderno existía una tradición científica distinta a la de los filósofos, por una parte, y la de los artesanos, por otra. No obstante, las raíces de la ciencia se extienden muy profundamente: alcanzan un periodo anterior al surgimiento de la civilización. Por más que retrocedamos en la historia, siempre existieron algunas técnicas, hechos y concepciones que pueden calificarse como científicas.

Así, de acuerdo con De la Torre y colaboradores (2003), la ciencia tuvo sus raíces históricas en dos fuentes principales. En primer lugar, la tradición técnica, en la que las experiencias y habilidades prácticas se transmitían y desarrollaban de una generación a otra.

En segundo lugar, la tradición espiritual, en la que las ideas y aspiraciones humanas crecían y se comunicaban.

Tales tradiciones existían antes de que apareciera la civilización, como podemos deducir de la continuidad en el desarrollo de las herramientas empleadas por los seres humanos de la edad de piedra, y por sus prácticas de entrenamiento, además de sus pinturas prehistóricas.

En las civilizaciones de la edad del bronce (periodo en que los utensilios que se usaban eran de bronce, y que se presentó luego de la edad del cobre y antes de la del hierro), ambas tradiciones parecen haber estado en gran medida separadas, inmortalizándose por una parte gracias a los artesanos y por otra a las corporaciones de funcionarios sacerdotales.

En las civilizaciones subsiguientes, ambas tradiciones permanecieron separadas, si bien se diferenciaron.

El filósofo se separó del sacerdote, y el oficio de artesano de otros oficios. Se dieron acercamientos ocasionales; pero sólo hacia el final de la Edad Media y el comienzo de los tiempos modernos fue que los elementos de ambas tradiciones comenzaron a aproximarse, combinándose luego y produciendo una nueva tradición: la científica. El desarrollo de la ciencia se tornó más íntegro, y al contener elementos tanto prácticos como teóricos, la ciencia produjo resultados que poseían aplicaciones no sólo técnicas, sino también filosóficas.

De este modo, la ciencia sobrepasó sus propias fuentes, ejerciendo su influencia sobre ellas, y sin duda terminó por hacer sentir sus efectos en dominios muy alejados de sus inmediatos orígenes. La ciencia había trascendido.

Orígenes de la ciencia criminológica

De lo anterior se concluye que la ciencia es un conjunto de conocimientos teóricos y prácticos que se transmiten, crecen y se modifican de una generación a otra. La ciencia criminológica, tema que nos ocupa aquí, es similarmente un conjunto de conocimientos teóricos y prácticos referentes al estudio del crimen, el criminal y la criminalidad, así como de la prevención de éstos.

Es importante diferenciar o hacer hincapié en lo teórico y en lo práctico. Se considera que a toda ciencia práctica le antecede una ciencia teórica; es decir, que para poder llevar a cabo algo, para aplicar el conocimiento, es necesario previamente...

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