Nuevas tecnologías, viejos problemas: equilibrar las ganancias de la productividad y el empleo en el sector minorista
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Las nuevas tecnologías permitirán a fabricantes y consumidores realizar un mejor seguimiento de los productos gracias a las etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID en su acrónimo inglés), chips informáticos equipados con pequeñas antenas. La tecnología hace posible la transmisión mediante radiofrecuencia de una información del producto más completa que la que permiten los equipos basados en los códigos de barra actuales, como el precio, el fabricante, la fecha de caducidad, el peso o cualquier otra característica.
La razón de base que subyace a la introducción de la RFID en la cadena de suministro consiste en incluir la seguridad alimentaria mediante la ampliación de la capacidad para realizar un seguimiento del ganado, el acceso a la información de los productos, la lucha contra las falsificaciones y, de este modo, elevar la productividad y la competitividad.
Aunque los costes de la RFID resultan prohibitivos para todos, menos para las grandes empresas minoristas, los ahorros de costes potenciales son inmensos.
Además, debido a su capacidad para reducir la demanda de mano de obra, la adopción de nuevas tecnologías como la RFID se acompaña invariablemente de un temor a las pérdidas de puestos de trabajo en las compañías y los sectores a los que concierne. Los recursos humanos pueden trasladarse a la realización de tareas de mayor valor añadido, como la prestación de servicios de asesoramiento a los clientes.
Diversas organizaciones sindicales han criticado ciertos aspectos de las aplicaciones de la RFID en el lugar de trabajo y, en particular, la posibilidad de que se abuse de su capacidad para el seguimiento de los movimientos del personal y vigilancia de los trabajadores.
Según un informe preparado para la reunión, por el momento la regulación sobre esta materia es muy escasa, dado que la tecnología es aún incipiente. Sin embargo, para los defensores de la RFID, la inquietud pública sobre la tecnología recuerda a la efímera ansiedad vivida cuando se introdujeron los códigos de barras.
De acuerdo con el informe de la OIT
Asimismo, gobiernos y organizaciones de empleadores y de trabajadores convienen ya en que, en el contexto del cambio tecnológico, el diálogo social sectorial debe comprender la consideración de: las necesidades empresariales de tecnología y sus efectos sobre el empleo; las medidas para abordar la repercusión en los puestos de trabajo; las cualificaciones y la formación para la empleabilidad; el mantenimiento de relaciones laborales armoniosas; y las inquietudes respecto a la privacidad de los trabajadores.
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NOTAS
[1] Social and labour implications of the increased use of advance retail technologies, Informe para debate, Oficina Internacional del Trabajo Ginebra, 2006. ISBN 978-92-2-118652-6.