¿Soluciones de vanguardia al envejecimiento?

Pages8-10

GINEBRA

Los países industrializados se enfrentan a una brecha provocada por el envejecimiento.

Las personas viven más, tienen menos hijos y se jubilan antes, por lo que la proporción entre los ancianos y los trabajadores en activo crece con rapidez. La consecuencia: el desequilibrio en el reaprovisionamiento de los fondos de pensiones y otros mecanismos de la seguridad social a medida que aumentan los beneficiarios y disminuyen los cotizantes.

Según los expertos, la continuación de este desequilibrio plantea el riesgo de que se produzca en un plazo de quince a veinte años una grave crisis de las pensiones, a la que se ha denominado la 'bomba de relojería' vinculada al envejecimiento.

El modo de abordar la crisis que se avecina es una de las principales cuestiones incluidas en la agenda de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su 54ª sesión.

En esta reunión se revisará la evolución de la situación desde la primera Asamblea Mundial, celebrada hace 20 años en Viena, y se revisará la estrategia a largo plazo en materia de envejecimiento a la luz de los últimos acontecimientos.

Es probable que la manera de desactivar la 'bomba de relojería' antes referida siga constituyendo una cuestión polémica. La respuesta más comúnmente aceptada consiste en elevar el número de personas que siguen trabajando tras superar la edad de jubilación, o, al menos, después de la edad a la que se producen las jubilaciones en la práctica, que suele ser menor. De este modo, se elevaría el porcentaje entre los perceptores de ingresos y los beneficiarios de las pensiones y, según se argumenta, se restaría parte de la presión que soportan los sistemas de seguridad social.

De hecho, abundan los gobiernos que han propuesto como solución el aumento de las tasas de participación de las personas de edad avanzada. En la Cumbre de Ministros de Trabajo del G8, celebrada en noviembre de 2000, se argumentó que, a fin de atenuar la repercusión económica del creciente porcentaje de ciudadanos de edad avanzada, 'la tasa de empleo del conjunto de la población en edad de trabajar debe elevarse tanto como sea posible'.

Un informe posterior de la OCDE publicado a finales de 2000 se hizo eco de esta percepción:

'Un reto fundamental en muchos países ha consistido en ralentizar y, en última instancia, invertir la tendencia a la reducción de la parte de la vida dedicada a la ocupación en el empleo y a la ampliación de los períodos de jubilación...'.

ENVEJECIMIENTO Y TRABAJO

En los últimos años, varios países han decidido elevar la edad que da derecho a recibir una pensión pública básica, en su mayoría aplicando esta medida de manera gradual. Japón, por ejemplo, ha elevado dicha edad de los 60 a los 65 años, y Estados Unidos, de los 65 a los 67.

Bélgica, Portugal y el Reino Unido proceden a igualar la edad aplicada a las mujeres con la de los hombres.

Parece emerger un consenso entre la mayoría de los países industrializados: la mejor forma de abordar la presunta 'bomba de relojería' vinculada al envejecimiento consiste en reforzar la presión sobre los ancianos para que se mantengan en la población activa.

Sin embargo, de este modo se omite el lado de la demanda de la ecuación del trabajo; a saber, animar a las empresas a conservar y contratar a trabajadores de edad avanzada.

En un informe preparado especialmente para la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento,Ali Taqi ha argüido que no basta con elevar las edades de jubilación, y afirma que 'en los casos de recesión económica aguda, de reestructuración fundamental, de redimensionamiento de una empresa o de despidos generalizados, la disponibilidad de planes de jubilación anticipada pueden constituir una herramienta esencial para gobiernos, empleadores y sindicatos en su esfuerzo por mitigar las consecuencias de las reducciones de las plantillas'.

Sin rebajar los obstáculos con que se enfrentan los trabajadores de edad avanzada para conseguir empleo, las medidas encaminadas a obligar a estas personas a permanecer más tiempo en el mercado de trabajo pueden considerarse injustas y resultar contraproducentes.

En cualquier caso, la mejora de las oportunidades a disposición de las personas de edad avanzada exigirá el avance en tres frentes: la consolidación de la posición de los ancianos en el mercado de trabajo, la lucha contra los prejuicios y los estereotipos y la ilegalización de la discriminación por razón de edad.

MEJORA DE LAS DESTREZAS DE LOS TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA

Al parecer, la mejora de la posición laboral de los trabajadores de edad avanzada exige la utilización generalizada de la formación y el aprendizaje permanente. No es un problema de edad como tal, sino una cuestión de mantenerse al día respecto a la tecnología y los requisitos de destreza, así como de disponer de la titulación oficial que numerosos hombres y mujeres no podían obtener con facilidad hace 35 o 40 años.

Además de la formación, conseguir que mejore el grado de adaptación del trabajo y el entorno laboral a las necesidades de las personas de edad avanzada contribuirá a multiplicar el interés del empleo para estos trabajadores veteranos.

La ampliación de las oportunidades para trabajar a tiempo parcial es una medida en esta dirección, al igual que la elevación de la flexibilidad general en las prácticas de trabajo. Con todo, Taqi llama a la cautela: 'La aplicación de estas medidas puede depender de un grado de intervención de las instituciones o las autoridades públicas no acorde con la tradición de muchos países '. Para este autor, es probable que el segundo frente (contrarrestar los prejuicios y los estereotipos) sea el más importante de todos.

Los estereotipos respecto a las personas de edad avanzada son numerosos. Entre otros, Taqi cita el hecho de que se les considere menos productivos, más vulnerables a las enfermedades y las lesiones, dotados de una menor curiosidad intelectual y opuestos al cambio.

La mayoría de estos estereotipos son mitos. Incluso los que cuentan con algún fundamento suelen ser irrelevantes para atender los requisitos de un puesto de trabajo. Muchos aluden a aspectos en los que las variaciones entre personas revisten mayor importancia que las generalizaciones respecto a una categoría.

Diversas iniciativas de gobiernos, empleadores y sindicatos tratan de hacer frente a estos estereotipos. En el Reino Unido, por ejemplo, el Employers Forum on Age (Foro de Empleadores sobre la Edad), una organización patrocinada por los empleadores, facilita a las empresas información y servicios encaminados a promover la diversidad de edades y la superación de la discriminación por razón de edad.

ERRADICAR LA DISCRIMINACIÓN

Legislar para proteger a los trabajadores de edad avanzada sigue siendo polémico en numerosos países, y muy pocos estados han promulgado leyes que prohiban la discriminación por razón de edad. Entre las excepciones, Estados Unidos cuenta con la legislación en este sentido más consolidada. La principal ley federal en este terreno (la Ley de discriminación por razón de edad, de 1967) prohibe la discriminación en la contratación, la rescisión del contrato de trabajo y la mayor parte de los demás aspectos del empleo, con muy escasas excepciones y exenciones.

Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de los países no brindan protección jurídica frente a la discriminación por razón de edad. Además, las ideas acerca de las pautas de actuación adecuadas en relación con este factor suelen estar generalizadas: los puestos para principiantes y los períodos de aprendizaje se dirigen a los jóvenes, los cargos de nivel intermedio son para las personas de mediana edad, y no merece la pena impartir formación a los trabajadores de edad avanzada, ya que se jubilarán en breve.

Taqi propone que la experiencia de ilegalizar la discriminación por razón de edad y de sexo ha demostrado que la legislación puede modificar las conductas. La ley constituye un elemento de disuasión.

PLANIFICAR EL FUTURO

Abordar la discriminación, promover la formación y la flexibilidad en el lugar de trabajo y modificar las actitudes mediante la educación y la información son posibles estrategias para tratar de mejorar la situación de las personas de edad avanzada en el mercado de trabajo e impulsar sus tasas de participación.

La pertinencia de tales soluciones se debate con intensidad, y no cabe duda de que se trata de cuestiones polémicas. Con todo, lo que no suele discutirse es que, si se mantienen, las tendencias de las últimas décadas darán lugar a un incremento de las presiones sobre las prestaciones de la seguridad social, y en especial sobre las pensiones y los servicios de salud.

Por el momento, se trata fundamentalmente de un problema de los países industrializados, ya que varios de los fenómenos que lo alimentan (las bajas tasas de fecundidad, las edades de jubilación anticipada y el aumento de la longevidad) son menos acusados en otras naciones. Con todo, esta situación puede cambiar con el tiempo.

La Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento constituye una estupenda oportunidad a disposición de todos los agentes interesados (gobiernos, empleadores, trabajadores y personas de edad avanzada) para reevaluar la escala del problema y debatir posibles soluciones.

Si los pesimistas están en lo cierto y existe en realidad una 'bomba de relojería' vinculada al envejecimiento, cuanto antes se adopten las medidas necesarias para desactivarla, mejor. El tiempo corre.

1 Tercera edad, trabajo e iguales oportunidades, Ali Taqi, Revista Internacional de Seguridad Social,Volumen 55, 2002.

2 Reforms for an ageing society,Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, 2000

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT