El sistema parlamentario español

AuthorPaloma Román Marugán, Wawan Mas'udi
Pages17-38
© Editorial UOC Capítulo A. El sistema parlamentario español
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Capítulo A
El sistema parlamentario español
A-1. La transición española a la democracia
1975-1978
La transición a la democracia supuso el fin de una larga etapa de
dictadura de cuatro décadas y el establecimiento de un nuevo régimen
moderno y homologado con los demás países de nuestro entorno
geográfico y cultural.
El desarrollo de aquel período, entre el año 1975 –momento de
la muerte del dictador, el general F. Franco– y la aprobación de la
Constitución en 1978, era incierto, tanto por el miedo a lo descono-
cido, como por los recuerdos de inestabilidad y tensión de la última
etapa democrática vivida en el país, la Segunda República entre los
años 1931 y 1936, a la que siguió una guerra civil que marcó durante
generaciones a los españoles con la pesada losa de un trauma colectivo.
Los acontecimientos se fueron sucediendo de forma vertiginosa.
Tras la desaparición física del caudillo, se cumplieron las previsiones
sucesorias y el entonces príncipe de España, Juan Carlos de Borbón,
asumió la Jefatura del Estado a título de rey. Durante los primeros seis
meses se mantuvo el mismo presidente del Gobierno que tuvo Franco
en su última etapa, Carlos Arias Navarro.
Muy probablemente, el rey encargó al presidente cuanto menos
una liberalización del sistema. La opacidad que dominaba la política en
aquellos días no contribuye a aclarar lo sucedido, pero en contra de lo
que era usual en la etapa franquista, Arias Navarro dimitió de su cargo
en junio de 1976, sin duda por su incapacidad para llevar adelante el
objetivo previsto por el monarca.
Unos días después, y siguiendo el método que arbitró Franco para
designar presidente del Gobierno –una especie de acto teatral consis-
tente en elegir de entre una terna propuesta–, se eligió presidente a
Adolfo Suárez, un joven político criado en las filas del régimen. Aunque
© Editorial UOC Los sistemas políticos de España e Indonesia
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su designación no despertó mucho entusiasmo en un primer momento,
ya que era una figura continuista en cuanto a su origen y trayectoria
política, es cierto que enseguida empezó a trabajar en la reconstrucción
del régimen autoritario, siguiendo las indicaciones del jefe de Estado.
Su formula consistió en cambiar el fondo, respetando la forma; es
decir, que aprovechó los cauces legales legados por el franquismo para
comenzar a desactivarlo poco a poco, aunque en términos temporales
fue a gran velocidad.
Antes de describir, si quiera brevemente, este proceso, es justo
recordar el contexto internacional favorable en el que se desarrolló y
que resultó de suma importancia. En 1975, España era la última de las
dictaduras en suelo europeo. Tanto Grecia como Portugal, por dife-
rentes caminos, habían dejado de serlo el año anterior. Portugal, como
país más cercano, tuvo una mayor influencia sobre el proceso español,
aunque el griego también tuvo su resonancia debido sobre todo a las
relaciones familiares entre el destituido rey Constantino II y la reina
consorte, Sofía.
Pero lo relevante en cuanto al contexto internacional es la disposición
a favor del proceso de transición. El primer viaje al extranjero que realizó
el rey fue a los Estados Unidos; ruta estratégica para confirmar el apoyo
de una de las dos potencias mundiales en aquella etapa histórica.
Volviendo a la situación dentro del país, Suárez optó, como ya se
ha comentado más arriba, por un movimiento sin prisa (aparente),
pero sin pausa. El formato que utilizó fue el de Ley Fundamental,
instrumento jurídico utilizado por Franco durante su largo mandato
cuando precisaba apuntalar alguna operación política sustantiva. De
hecho, durante la vida del dictador se llegaron a promulgar siete leyes
de esta naturaleza. Nótese en este punto la aversión de Franco a la
idea constitucional; nunca se planteó disponer de un texto máximo
jurídico-político con esa denominación por su excesiva vinculación
con el liberalismo.
La octava Ley Fundamental fue el instrumento mediante el cual
Suárez ideó el inicio del cambio de régimen. Tuvo que enfrentarse, no
obstante, a dificultades; el texto de la ley resultaba muy claro y debía
de ser aprobado en las Cortes. Los diputados franquistas leyeron –y
entendieron– el cariz su contenido, y por esa razón el trabajo de Suárez

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