Reaseguro social: Una vía innovadora para mantener los regímenes de seguro de enfermedad de ámbito local

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La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Mundial han sumado sus fuerzas para diseñar una nueva manera de ayudar a los pequeños proveedores de seguros de enfermedad a superar las crisis financieras causadas por el coste impredecible de enfermedades graves o crónicas. Con este planteamiento innovador se aborda de manera específica la precaria situación financiera de los proveedores de microseguros de enfermedad, estrechamente vinculada al escaso tamaño de sus grupos de asegurados, su financiación deficiente, el bajo nivel de destrezas técnicas y gerenciales y su falta de acceso a los reaseguros de los que suelen disponer la totalidad de las grandes aseguradoras en todo el mundo. El planteamiento se denomina reaseguro social o RS.

¿Por qué es necesario adoptar un nuevo planteamiento?

En los países de renta baja, la escasa cuantía del PIB, la mínima recaudación tributaria y las estructuras fiscales regresivas limitan los ingresos públicos. Por ejemplo, la en India, sólo se recauda en torno al 5 % del PIB como renta pública. Privados de ingresos suficientes, los gobiernos no pueden financiar una cobertura universal en el área del seguro de enfermedad.

Por otra parte, la mayoría de las personas no sólo no pueden pagar costes sanitarios imprevistos y elevados, sino que tampoco pueden acceder a un seguro de enfermedad. Un gran porcentaje de la población desfavorecida se gana la vida en la economía no estructurada. Los ingresos irregulares habituales en este sector impiden a los trabajadores abonar cotizaciones periódicas correspondientes al seguro de enfermedad. Además, abonar un seguro sólo tiene sentido si puede confiarse en que sus proveedores prestarán los servicios pertinentes en caso necesario. Sin embargo, circulan numerosas historias de regímenes, incluidos los públicos, que incumplen sus obligaciones o se abstienen de prestar sus servicios en áreas rurales o deprimidas, lo que socava la confianza de la población en los seguros y en su disposición a favor de los mismos. Los bajos niveles de afiliación que resultan de estos problemas dan lugar a la escasa rentabilidad y la ineficacia de los seguros. De este modo se genera un círculo vicioso en el que los particulares deben financiarse los enormes costes de su propia asistencia sanitaria y corren el riesgo de caer en la denominada 'trampa de la pobreza por causas de salud', en la que el tratamiento depende de si se tiene un empleo, pero la consecución o el mantenimiento de éste depende a su vez de recibir tratamiento.

¿Cómo afrontan los pobres el riesgo vinculado a la salud?

La alternativa más común consiste en abonar los servicios sanitarios recibidos en el momento. Ahora bien, los pagos en efectivo requieren liquidez, algo de lo que los pobres carecen. En casos en los que el tratamiento es vital, una familia puede verse obligada a vender su patrimonio (cosechas, ganado, residencia, etc.) para obtener el efectivo. Un seguro constituye el mejor modo de salir de esta trampa de la pobreza vinculada a la enfermedad, pero el problema consiste en que los que más necesitan el seguro, no sólo son los que menos probabilidades tienen de adquirirlo, sino también los que cuentan con menos opciones para obtenerlo en buenas condiciones. Así, los hogares desfavorecidos se sirven de las relaciones sociales y se procuran la ayuda de familiares, su entorno inmediato y las personas en situaciones similares. La autoayuda de la comunidad local y la ayuda mutua se basan en la noción de la reciprocidad equilibrada, en otras palabras, 'hoy por ti y mañana por mí'. En este contexto han surgido las unidades de microseguro de enfermedad (UME), y estas entidades son prueba de que la unidad y la disposición de una red amplia mejoran la situación de todos sus miembros. Las UME son a menudo las únicas redes de seguridad accesibles localmente, y se caracterizan por la escasa exigencia de trámites burocráticos y un plazo de respuesta inmediato.

Las propias UME se ven expuestas a diversos riesgos, entre los que destacan por su gravedad la insolvencia y el peligro de incumplir sus compromisos. Dadas estas dificultades, la mejor manera de facilitar asistencia a los pobres consiste en garantizar que los regímenes de seguro de enfermedad comunitarios ofrezcan seguros solventes y eficaces a trabajadores de la economía no estructurada, brindando especial protección respecto a las solicitudes de indemnización impredecibles y de elevada cuantía. En un mundo ideal, la materialización de estas opciones daría lugar a la transmisión de los riesgos a las reaseguradoras. No obstante, las entidades del sector privado se han abstenido hasta la fecha de tratar con las UME debido al margen de beneficio relativamente limitado que pueden esperar alcanzar en comparación con el que se obtiene en países ricos, y la falta de información fiable para cuantificar las oportunidades y los riesgos financieros previstos. Por desgracia, los gobiernos tampoco han prestado un gran apoyo a las UME.

¿Qué se consigue con el RS?

El RS permite trasladar el riesgo de las UME a las entidades reaseguradoras. Éstas convienen en cubrir los gastos médicos generados por encima de un umbral acordado, a cambio de una pequeña cuota abonada por las UME. Las estimaciones iniciales indican que la prima ascenderá a 0,075 dólares de Estados Unidos por familia y mes para cubrir riesgos de una cuantía equivalente a 1.000 dólares, lo que supone un precio moderado para evitar la insolvencia.

Para lograr el éxito, el RS debe disponer de acceso a la información relativa a los perfiles de riesgo y a los costes de las prestaciones sanitarias en los entornos rurales y de los sectores no estructurados en los que operan las UME. Hasta hace poco, estas unidades carecían de la tecnología y las destrezas necesarias para facilitar tales datos. No obstante, la elevación de los niveles de educación y de los conocimientos de informática, la disponibilidad de suministro eléctrico en áreas urbanas y rurales, las reducciones de los costes de los ordenadores y la generalización del acceso a Internet y al teléfono han dotado a las UME de los medios necesarios para transformar sus métodos de funcionamiento. Ya es posible adoptar una estructura eficaz para la recopilación, el análisis y la transferencia de datos, lo que genera el vínculo esencial entre las UME y las entidades reaseguradoras. El RS puede empezar a trabajar para apoyar la labor de las unidades de microseguro de enfermedad.

El RS fue diseñado para aplicar las modernas técnicas de gestión de riesgos a la economía no estructurada, y su naturaleza le permite abrir nuevos caminos. No compite con otras formas de reaseguro: sus actividades se caracterizan por su orientación social. Se ocupa de ofrecer asistencia técnica en lo que respecta a los sistemas de las TI y a la liquidación de indemnizaciones sin costes para los microaseguradores asociados, reduciendo así los costes administrativos generales de las aseguradoras. Además, se procura que las primas aplicadas en este régimen sin ánimo de lucro y concebido para asistir a los desfavorecidos sean lo más bajas posibles. Además, el RS devuelve a las UME un porcentaje excepcionalmente elevado de las primas recaudadas (tanto a través de las prestaciones de reaseguro como de la dotación de presupuestos discrecionales en los ejercicios en los que se registra un bajo número de solicitudes de indemnización). La orientación social del RS se percibe igualmente en el diseño de los distintos canales de financiación aplicados a las prestaciones asegurables y no asegurables. Las intervenciones sanitarias de carácter estrictamente público deben financiarse mediante las subvenciones y los fondos facilitados por donantes, que pueden canalizarse mejor a través de las UME, mientras que los riesgos aleatorios y futuros pueden gestionarse a precios asequibles.

El resultado de este trabajo es el modelo de reaseguro social. La obra * en la que se describe este nuevo planteamiento y que contiene un 'tesoro' de nueva información analítica acaba de publicarse. El concepto se encuentra pendiente aún de su comprobación sobre el terreno, y se ha previsto la ejecución de un proyecto experimental una vez que se haya recaudado el capital inicial necesario para su puesta en marcha. Se han considerado varios países como escenario de dicho proyecto. El Gobierno de Filipinas ha expresado su interés por incluir el RS en la Iniciativa de la OIT de Trabajo Decente por País, debido a la perfecta adecuación del nuevo planteamiento en su política general de lucha contra la pobreza y su plan de extensión de la cobertura del seguro de enfermedad a los trabajadores de las áreas rurales y de los sectores no estructurados de la economía.

El RS no puede sustituir el papel que desempeñan los gobiernos en los países de renta baja en lo que se refiere a la consecución de la cobertura universal del seguro de enfermedad. Por el contrario, pretende mejorar la solvencia de los microseguros de enfermedad en la economía no estructurada, transformado con ello la asistencia mutua informal en un sistema de gestión de riesgos sostenible, más equitativo y mejor gestionado. Si los regímenes locales de seguro son capaces de prestar servicios de salud y de suministrar fármacos con mucha mayor fiabilidad que en el pasado y sin agotar sus fondos cuando el número de casos gravosos exceda de lo previsto, el programa será un éxito. No cabe duda de que unas UME eficaces y asequibles en cuanto a sus precios atraerán a un mayor número de personas.

A la larga, el RS debe acercarnos al momento en el que un caso de enfermedad grave o incluso crónica en el ámbito del sector no estructurado de un país pobre sea similar al de una situación equivalente en uno rico: desgraciada para el afectado, pero no conducente a la insolvencia para su familia ni al desastre para el régimen de seguro de enfermedad de su comunidad.

Para más información sobre el reaseguro social, sírvase visitar el sitio web www.ilo.org/socialre, o dirigirse a socialre@ilo.org.

El libro sobre el reaseguro social puede adquirirse en la sección de publicaciones de la OIT (pubvente@ilo.org, o www.ilo.org/publns) o del Banco Mundial (books@worldbank.org o www.worldbank.org/publications

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