?Puede atajarse la desigualdad en el ámbito de la tecnología digital?

Published date01 June 2001
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-913X.2001.tb00029.x
Date01 June 2001
Revista Internacional del Tra bajo, vol. 120 (2001), núm. 2
Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2001
¿Puede atajarse la desigualdad
en el ámbito de la tecnología digital?
Duncan CAM PBELL *
Los cambios tecnológicos veloces se producen normalmente de manera
desigual. Desde luego, no hay duda de que las tecnologías de la infor -
mación y las comunicaciones (TIC) se propagan a un ritmo sin precedentes,
aunque las pautas de avance son menos claras y también cambian con rapi-
dez. Habida cuenta de que las TIC tienen repercusiones profundas en la socie-
dad, es muy preocupante que su difusión rápida y dispar aumente aún más la
desigualdad en el ámbito de la tecnología digital que ya ha aparecido entre los
países industrializados y los países en desarrollo. Las condiciones que permi-
ten la difusión de esta tecnología no se dan de igual manera — o, sencilla-
mente, no existen — en muchas partes del mundo en desarrollo, por lo que
los ritmos de progreso son muy distintos y ahondan inevitablemente la citada
desigualdad. Así pues, si se confirma que el progreso económico depende de
las TIC, esta «desigualdad digital» cada vez mayor no puede por menos que
reforzar y agravar la división socioeconómica existente entre los países
industrializados y los países en desarrollo. De ahí el que la preocupación por
el florecimiento desigual de las TIC esté perfectamente justificada y el que le
dediquemos este ar tículo.
Nuestro trabajo se basa en las averiguaciones del Informe sobre el
Empleo en el M undo 2001. La vida en el trabajo en la economía de la infor-
mación, que acaba de publicar la OIT. Empezaremos por resumir el alcance
de la desigualdad en tecnología digital entre los países industrializados y en
desarrollo. A continuaci ón, analizaremos las consecuencias económicas del
uso de las TIC, por ejemplo, a resultas de las ganancias de productividad que
entraña su empleo en las actividades empresariales o de las aplicaciones
comerciales de Internet. Después estudiaremos los elementos políticos funda-
mentales en que se basa el éxito que han logrado algunos países en desarrollo
incorporándose a la economía de la información y, por último, expondremo s
a grandes rasgos diversas iniciativas internacionales destinadas a poner las
TIC al servicio del desarrollo.
* Departamento de Estrategias de E mpleo de la OIT.
150 Revista Internacional del Trabajo
Indicadores para medir las disparidades
en el ámbito digital
Por desigualdad tecnológica digital (también llamada «divisoria digi-
tal» y «brecha digital») se entiende una disparidad o desnivel considerable en
cuanto a los instrumentos de las TIC que se poseen o se emplean. Esta
desigualdad se puede medir, por ejemplo, por el número de líneas telefónicas
por habitante o de usuarios de Internet o de teléfonos m óviles que hay en un
país. Habitualmente se distingue entre la disparidad en tecnología digital que
existe dentro de un país y entre unos países y otros. Ejemplo de la primera es
la diferencia que existe habitualmente entre los jóvenes y las personas de
edad, los hombres y las mujeres, las pe rsonas más o menos instruidas, m ás o
menos ricas y las ciudades y el campo. Por lo general, se suele estudiar la
desigualdad existente entre los países industrializados y en desarrollo, aunque
las comparaciones de la difusión de las TIC en distintos lugares del mundo
son en la actualidad casi tan importantes como las comparaciones entre paí-
ses. Por ejemplo, en lo que se refiere al empleo de Internet, Kuala Lumpur
podría estar en breve más cerca de Sydney o Milán que de la Malasia rural.
Sea como fuere, en este artículo nos centraremos en la desigualdad digital
internacional, es decir, la existente e ntre unos países y otros.
Según casi todos los indicadores, las disparidades entre los países indus-
trializados y en desarrollo en cuanto a productos de las TIC, acceso a Internet
y disponibilidad de los insumos esenciales para proseguir el cambio y la inno-
vación tecnológicos son ya grandes, y cada vez se ahondan más. La amplitud
de esta desigualdad se ve crudamente en el hecho de que la mitad de los habi-
tantes del m undo todavía no han hecho una llamada telefónica y en que la
densidad de líneas telefónicas de Tokio es mayor que la de todo el continente
africano.
En los gráficos 1 y 2 se recogen estimaciones del aumento del uso de
Internet por regiones mundiales entre junio de 1999 y noviembre de 2000.
América Latina y África andan muy a la zaga de América del Norte 1, Europa
y Asia y el Pacífico. El gráfico 2 revela que el porcentaje de usuarios norte-
americanos sobre los usuarios mundiales de Internet disminuyó durante el
período en términos relativos, aunque el número de usuarios de la zona
aumentó en c ifras absolutas, tal como indica el gráfico 1. La bajada del por-
centaje norteamericano se debe al rapidísimo aumento de los porcentajes
europeo y asiático.
En el gráfico 3 se ilustra un índice colectivo del uso de las TIC: el nú-
mero de computadoras anfitrionas de Internet por cada 10.000 personas con
relación a la renta nacional por habitante en treinta y seis países. Como era de
esperar, ambos factores están estrechamente relacionados, pero lo interesante
es la imperfección de esa correlación, pues algunos países con rentas por habi-
tante muy diferentes tienen un grado similar de difusión y uso de Internet. A la
1Excluido México.

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