En portada: Informe de la Conferencia de Oslo ¿Se puede ganar la guerra contra el trabajo infantil? La Conferencia de Oslo responde con un"sí" rotundo.

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La Conferencia de Oslo ha sido la última de una serie de reuniones internacionales dedicadas al trabajo infantil, como el Congreso Mundial contra la Explotación Sexual de los Menores, celebrada en Estocolmo en 1996, y la Conferencia sobre el Trabajo Infantil, celebrada en Amsterdam en febrero de 1997. Participaron en la reunión unos 350 delegados de alto nivel de los gobiernos, organizaciones sindicales y empresariales, organizaciones no gubernamentales y diversas organizaciones internacionales, además de expertos independientes.

Las reuniones citadas se han desarrollado en un clima de creciente preocupación por la suerte de unos 250 millones de niños que suelen trabajar en condiciones de riesgo y sometidos a explotación, que sufren lesiones y enfermedades e, incluso, pierden la vida. En el plano mundial, la presencia del trabajo infantil es mayor en las regiones menos desarrolladas. En términos absolutos, el mayor número de niños trabajadores se encuentra en Asia (alrededor del 61 por ciento del total mundial), seguida de Africa (32 por ciento) y América Latina (7 por ciento).

Ayudar a los desamparados, impedir los abusos

Reparando en que millones de niños trabajadores se encuentran "indefensos" y a menudo no tienen tiempo ni oportunidad de recibir una educación adecuada, el Sr. Hansenne manifestó que "el trabajo infantil es, en la actualidad, la primera causa de explotación y abuso de los menores. Esto debe terminar."

Hansenne formuló una estrategia de cuatro puntos que comprende la voluntad política de erradicar total y efectivamente el trabajo infantil; la traducción de esta voluntad política en un calendario de actuación contra el trabajo infantil que comprenda la prevención, la eliminación y la rehabilitación; la adopción de un nuevo convenio internacional para la erradicación de todas las formas extremas de trabajo infantil; y un entramado mundial de cooperación internacional y asistencia mutua que permita aumentar la asignación de recursos destinados a combatir la pobreza en el mundo y el trabajo infantil, y abordar las manifestaciones internacionales del problema, como el tráfico de niños y el turismo sexual con menores.

Una nueva agenda de actuación

Al adoptar la "Agenda de Actuación", la Conferencia instó la ejecución de un calendario de lucha para la erradicación del trabajo infantil e hizo un llamamiento a las naciones para que confiriesen la máxima prioridad y urgencia a la erradicación de las formas más intolerables y extremas del trabajo infantil. En la Agenda se destaca la importancia de las medidas preventivas, especialmente la educación, como el medio más eficaz respecto al coste para combatir el trabajo infantil, y se insta a las naciones a que se esfuercen por eliminar "progresivamente" el trabajo de los niños de edad escolar, especialmente en actividades incompatibles con el desarrollo y educación de la infancia. En la Agenda se afirma que "es preciso impulsar a nivel mundial la inversión en capital humano desde la más temprana infancia, por ejemplo, en educación y salud, como motor de un desarrollo económico y social capaz de reducir el número de niños trabajadores."

Subrayando que uno de los objetivos de la Conferencia consistía en el desarrollo de estrategias de ámbito nacional e internacional para la erradicación del trabajo infantil en general, con especial atención a la importancia de la cooperación para el desarrollo, en la Agenda se encarece la necesidad de revisar los actuales programas bilaterales y multilaterales de cooperación para el desarrollo, con el objeto de evaluar sus efectos sobre el trabajo infantil y, "en su caso, en colaboración con los países en desarrollo afectados, ajustar dichos programas para garantizar una mejor asignación de los recursos y unos mayores efectos".

De Amsterdam a Oslo

Ad Melkert, Ministro de Trabajo de los Países Bajos y Presidente de la Conferencia Internacional sobre el Trabajo Infantil celebrada en Amsterdam, manifestó que la "Conferencia de Amsterdam ha supuesto un salto cualitativo en el nivel de compromiso y actuación. Nos hemos vuelto a reunir aquí impelidos por la conciencia de la necesidad urgente de erradicar el trabajo infantil."

En su alocución de apertura de la conferencia de Oslo, Kjell Magne Bondevik, Primer Ministro noruego, manifestó: "Lo que debatimos (aquí) es el trabajo que convierte a los menores en instrumentos y autómatas, el esfuerzo degradante que roba a los niños su infancia misma y los priva de la principal herramienta para vencer el círculo vicioso de la pobreza: la educación, Hay que erradicarlo."

Entre los temas debatidos en Oslo se incluía el efecto del trabajo infantil en el rendimiento escolar. Al encarecer a los gobiernos la adopción de un calendario para la erradicación de las formas extremas de trabajo infantil, Carol Bellamy, Directora Ejecutiva de la UNICEF, manifestó que "los menores que trabajan en todo el mundo, muchos de los cuales realizan las labores más fatigosas y peligrosas, sufren la conculcación de sus derechos fundamentales, que comprenden, no sólo el derecho al máximo desarrollo personal a través de la educación, sino también el derecho a la infancia."

Apoyo a un nuevo convenio de la OIT

Hansenne subrayó en su alocución que la OIT preparaba un borrador de convenio sobre las formas extremas de trabajo infantil, que se debatiría en la Conferencia Internacional del Trabajo de 1998 y culminaría eventualmente en la adopción de un convenio y una recomendación en la Conferencia de 1999 (Véanse en "Planeta trabajo", págs. 32-33, pormenores de la nueva propuesta de convenio).

Bellamy prometió su concurso y subrayó que la "UNICEF apoya incondicionalmente el proyecto de un nuevo convenio, más específico, de la OIT".

Hansenne también planteó la cuestión de la mundialización y sus efectos en el trabajo infantil. Observando que el problema del trabajo infantil había adquirido relieve en el contexto de la liberalización del comercio mundial, Hansenne observó: "Hemos de asumir el principio de que la humanidad debe a la infancia lo mejor que puede ofrecerle; que la actuación de alcance mundial contra el trabajo infantil no debe basarse en actuaciones unilaterales ni en sanciones comerciales, sino en la actuación voluntaria y en la presión moral multilateral. La mundialización y la liberalización del comercio internacional debe ir acompañada del respeto a los derechos fundamentales de los trabajadores y de la prohibición del trabajo infantil.

Una verdadera agenda de actuación

Delegados y oradores coincidieron en que la clave de la lucha contra el trabajo infantil es un esfuerzo paralelo por erradicar la pobreza. En el plan de actuación se propugna que las medidas económicas y sociales destinadas a combatir la pobreza se centren en las necesidades familiares y comunitarias, especialmente en ofrecer a las familias de los menores que trabajan un empleo sostenible y oportunidades de obtener ingresos.

En su discurso de clausura, el Ministro noruego Johnson manifestó que, lejos de ser una colección de buenos propósitos, la nueva Agenda de Actuación "está firmemente anclada en la realidad".

El Ministro aseguró que "la inversión en el desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social de la infancia es un imperativo ético, social y económico de todas las sociedades. El trabajo infantil es, a un tiempo, causa y consecuencia de la pobreza, por lo que se precisa una estrategia de lucha contra la pobreza si se desea suprimir las causas del trabajo infantil."

Assefa Bequele, de la OIT, apoyó el llamamiento a combatir la pobreza como medio de lucha contra el trabajo infantil y añadió que "el problema es, esencialmente, una cuestión nacional, y los gobiernos nacionales deben diseñar políticas y ejecutar programas destinados a la creación de empleo productivo que contribuya a combatir la pobreza".

Añadió Bequele que "sin embargo, es también un problema mundial. Se precisa un esfuerzo en el ámbito internacional para determinar el norte de la movilización de la comunidad internacional en una lucha sostenida contra la pobreza en el mundo. Queremos difundir desde Oslo la idea de que el trabajo infantil es un problema mundial y de que coincidimos en las palabras y en los hechos, en decir "no" al trabajo de los menores, y "no" a las causas del mismo.

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