Opiniones ciudadanas sobre desigualdad social y globalización

Date01 March 2004
Published date01 March 2004
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-913X.2004.tb00335.x
AuthorMalte LÜBKER
Revista Internacional del Trabajo,
vol. 123 (2004), núm. 1-2
Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2004
Opiniones ciudadanas sobre desigualdad
social y globalización
Malte LÜBKER
*
L
a agravación de la desigualdad constituye uno de los aspectos más
oscuros del actual proceso de globalización y hay un encendido
debate sobre si éste es la causa principal del aumento de las diferencias
socioeconómicas y de qué manera actúa. El problema ha adquirido un
gran relieve en la opinión pública debido a algunos hechos evidentes:
Los pasados decenios de globalización han coincidido con un
avance de la desigualdad a escala nacional.
El aumento de la movilidad de capitales ha llevado a que los países
compitan entre sí para atraer inversiones, por lo cual las medidas
del Estado encaminadas a la redistribución de los ingresos se con-
sideran cada vez más como una traba a las propias inversiones.
Ello debilita posiblemente la disposición (y la capacidad) de los
gobiernos a adoptar medidas para luchar contra la desigualdad.
Hasta el presente, la globalización no ha reducido casi en ningún
caso la brecha entre los países ricos y los pobres, sino que ha con-
tribuido a ahondarla.
Por todo ello, muchos ciudadanos de todo el mundo asimilan la
globalización con resultados sociales injustos y, precisamente por esta
causa, se oponen a ella; el movimiento antiglobalización se basa en el
sentimiento de que los modelos de relaciones comerciales y de distribu-
ción predominantes son injustos y moralmente reprochables. Tal como
se expondrá más adelante, por lo tanto, debe afrontarse el problema de
*Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Martin-Luther de Halle-Wittenberg
(Alemania). Dirección electrónica: luebker@politik.uni.halle.de. El presente artículo está basado
en un documento de antecedentes preparado para la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social
de la Globalización; el autor puede proporcionar la totalidad de los cuadros, cálculos detallados y
resultados de regresión.
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Revista Internacional del Trabajo
la desigualdad para que la globalización pueda ser sostenible política-
mente. Si es verdad que la oposición a la globalización y la oposición a
la desigualdad están íntimamente relacionadas, la tolerancia de la desi-
gualdad pasa a ser un factor esencial en el cálculo político. La protesta
de una minoría minúscula, pero muy activa, puede ser acallada si la ma-
yoría de los ciudadanos muestra poca preocupación por la desigualdad.
Si ello resulta ser así, el proceso de la globalización podrá seguir su cur-
so independientemente de sus repercusiones sociales. Empero, si la
gente se opone a la creciente desigualdad de ingresos, las políticas que
desdeñen este problema tendrán que afrontar mayores dificultades
aun. El presente artículo examina en qué medida los ciudadanos consi-
deran que la desigualdad debe corregirse, y hasta qué punto creen que
las desigualdades, tanto de su propio país como internacionales, son
«demasiado grandes». Como afirma Amartya Sen, los juicios que los in-
dividuos realizan acerca de la distribución real de los ingresos están en
función de lo que tienen por moralmente correcto y justo, y de la rea-
lidad con la cual comparan estas normas (Sen, 2000, pág. 60). Una afir-
mación del tipo «el reparto de los ingresos es muy injusto» presupone
que el orador tiene ciertos principios morales acerca de qué debe en-
tenderse por una distribución de los ingresos adecuada, razonable y
justa. Sin embargo, en la hipótesis de que existiera plena coincidencia
entre la realidad y los ideales de algún individuo, el hecho de que éste
no estuviera de acuerdo en que la desigualdad es demasiado grande no
le impediría tener convicciones firmes acerca de la cuestión. Aun así, es
posible que a los individuos no les interese el asunto del reparto de la
riqueza y que consideren moralmente justo todo sistema de distribu-
ción, siempre que todos tengan la oportunidad de lograr salir airosos en
el mercado. Por lo tanto, las normas y los objetivos de justicia distri-
butiva que dan primacía a los resultados, tales como «[las] medidas
destinadas a garantizar a todos una justa distribución de los frutos del
progreso», respaldadas por la OIT en la Declaración de Filadelfia (Par-
te III, párrafo
d)
, no son, necesariamente, compartidos por todos.
Se podrá obtener una respuesta indirecta a la pregunta de si las
normas que se basan en los resultados son generalmente parte inte-
grante de los sistemas de valores de los individuos estudiando la mane-
ra en que la evolución de las desigualdades influye en la percepción de
la desigualdad: si los ciudadanos muestran coherencia en sus conviccio-
nes acerca de su concepto de reparto justo de la riqueza, se opondrán
con mayor vehemencia a la desigualdad cuanto mayor sea en la reali-
dad dicha desigualdad. Disponemos de dos métodos para estudiar la
cuestión: comparar las opiniones predominantes en los países y hacer
un seguimiento de los cambios que ocurran durante un período de
tiempo dentro de determinados países. Así pueden explorarse los fun-
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damentos éticos de una nueva visión de la globalización basada en con-
ceptos tales como la inclusión y la igualdad.
Las convicciones de los individuos acerca de la desigualdad tam-
bién son importantes por otra razón: sus opiniones influyen en el pro-
ceso político adoptando la forma de demandas dirigidas a los políticos.
Si una mayoría del electorado considera que una situación es intolera-
ble, los gobernantes y políticos tienen un fuerte acicate para hallar so-
luciones y adoptar las medidas adecuadas. Al manifestar y representar
tales preocupaciones, los miembros del parlamento generalmente sir-
ven de enlace entre los votantes y el gobierno que formula y aplica las
políticas que dan forma a la globalización. Este cauce representativo es
un aspecto fundamental de las teorías más normativas de la democracia
parlamentaria, pues contribuye a garantizar la capacidad de respuesta
del sistema político a las demandas públicas (véase Pitkin, 1967). Aún
debe investigarse cuán bien funciona este cauce en la práctica, pero na-
die pone en duda que las opiniones de los individuos sobre los resulta-
dos desiguales de la globalización revisten importancia en las democra-
cias. Ello es válido no sólo respecto de las desigualdades que existen en
los países, sino también en lo referente al foso que separa a los países
ricos y pobres. ¿Los ciudadanos quieren que sus políticos se ocupen so-
lamente del bienestar en su propio país o quieren que sus políticos
aborden también la cuestión de las desigualdades internacionales? Si
ello es así, los gobernantes podrán esperar contar con el apoyo público
cuando traten de formular políticas que sean más favorables para los
países que hasta el presente se encuentran excluidos del goce de los be-
neficios potenciales de la globalización.
¿La opinión pública apoya las ideas que conllevan un determinado
grado de altruismo y solidaridad con el destino de los demás? ¿O los
ciudadanos, en especial los que viven en los países ricos, no están dis-
puestos a apoyar las normas de igualdad y justicia social más allá del
ámbito nacional, de manera que no acogen con satisfacción las políticas
que implican compartir una parte de su prosperidad? Si la primera po-
sibilidad fuera cierta, constituiría un argumento poderoso para conven-
cer a los políticos de que las políticas que se señalan en el informe de la
Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización (OIT,
2004) pueden resultar políticamente viables. Los líderes políticos po-
drían apoyarse en la opinión pública que ve con buenos ojos tales pro-
puestas para conseguir que se aprueben dichas políticas, siempre que,
naturalmente, estén dispuestos a convencer a sus conciudadanos de la
necesidad de contar con políticas que beneficiarán a individuos que no
son sus mandantes inmediatos. De hacerlo, apelarán a las convicciones
morales de los votantes acerca de lo que es bueno y justo, en vez de a
sus propios y estrechos intereses.

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