Nuevas tecnologías, trabajo del conocimiento y empleo. Retos para Europa

Date01 June 2001
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-913X.2001.tb00030.x
Published date01 June 2001
AuthorLuc SOETE
Revista Internacional del Tra bajo, vol. 120 (2001), núm. 2
Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2001
Nuevas tecnologías, trabajo
del conocimiento y empleo.
Retos para Europa
Luc SOETE*
Que las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC)
son importantes para el crec imiento y el empleo es una idea que tiene
hoy día amplio consenso en la esfera política, en el mundo empresarial y tam-
bién, cada vez más, en la teoría económica. El consenso parece basarse en tres
rasgos específicos de esas tecnologías que han sido decisivos para lograr
transformaciones estructurales, profundas, de los marcos económico, social y
organizativo de la sociedad, y que han hecho posible la apertura de un número
creciente de sectores al intercambio, la competencia y la reestructuración
internacionales. El primero de ellos es la considerable reducción de los costos
del procesamiento de la información y de las comunicaciones digitales, pro-
ceso de avance tecnológico que no ha mostrado ningún indicio de rendimien-
tos decrecientes y es poco probable que lo haga en un futuro próximo. Esta
continua reducción de los costos ha sido consecuencia de un aumento ince-
sante del rendimiento de las TIC y de la constante ampliación de sus aplica-
ciones. El segundo es la «convergencia digital » inducida tecnológicamente
entre las telecomunicaciones y la informática — por ejemplo, entre los siste-
mas de comunicaciones individuales de persona a persona, como el teléfono,
y los sistemas de información y de telecomunicaciones de banda ancha «de
una a muchas personas», como la radio y la televisi ón — que posibilita la
combinación de múltiples formas de comunicación. El tercero es el rápido
crecimiento de la red electrónica internacional, tanto terrestre como por saté-
lites, que reducen el planeta a las dimensiones de un pueblo. Todo ello hace
realmente a las TIC el motor de la primera transformación tecnológica mun-
dial, de ahí que se las considere la «fuerza más inexorable e irresistible »
* Universidad de Maastricht. El presente artículo se basa en un documento de antecedente s
elaborado para la publicaci ón de la OIT Informe sobre el Empleo en el Mundo 2001. L a vida en el
trabajo en la economía de la informaci ón.
176 Revista Internacional del Trabajo
(Freeman y Soete, 1994), impulsora de una trasmutación tecnológica y eco-
nómica sin precedentes en la historia.
Estos vectores de transformación afectan a todos los ámbitos de la
sociedad. En primer lugar, no están de ningún modo limitados a los sectores
de fabricación y distribución de bienes y servicios, aun cuando el cambio eco-
nómico que ocasionan sea más visible en estos sectores tradicionales. En rea-
lidad, afectan principalmente a las comunicaciones entre las personas, entre
las organizaciones — ya sean entidades estructuradas (como son las empre-
sas) o las «comunidades» que funcionan de manera más espontánea — y, de
manera creciente, por supuesto, entre las personas y los aparatos. En segundo
lugar, hacen irrelevantes en la práctica al espacio y la distancia físicos y, por
tanto, resquebrajan las fronteras institucionales y administrativas en los ámbi-
tos regional, nacional y supranacional, como ocurre incluso con los grandes
bloques comerciales y agrupaciones económicas y monetarias (por ejemplo,
la Unión Monetaria Europea). En este sentido sí puede hablarse con funda-
mento de la aparición de una «nueva » economía que plantea nuevos retos
políticos fundamentales (Petit y Soete, en prensa).
Mirando hacia atrás, la década de los noventa podría caracterizarse per-
fectamente como un período de transformaciones estructurales profundas
que, si bien estuvieron muy influidas por la aparición y difusión de las TIC,
fueron mucho más allá. Esta idea es válida para el mundo en su conjunto, pero
especialmente para Europa. Por ejemplo, el principio de la década de los
noventa fue testigo del repentino hundimiento de las economías de planifica-
ción centralizada de la Europa oriental y de su rápida apertura a los estímulos
de la econom ía de mercado, cuyo caso más excepcional fue la integración
económica y pol ítica de la antigua República Democrática Alemana en Ale-
mania y en la Unión Europea. Un año después, los quince Estados miembros
establecieron oficialmente el Mercado Único Europeo. Aunque en muchos
ámbitos del sector de los servicios y de los servicios públicos este proceso de
integración económica está aún incompleto, ha impulsado una apertura pro-
gresiva de muchos merc ados nacionales, tradicionalmente cerrados. Menos
precisa cronológicamente ha sido la espectacular desreglamentación mundial
de los mercados financieros, que avanza a un ritmo cada vez más acelerado.
La política monetaria nacional independiente ha pasado a la historia.
Poco tiempo ha, el sector europeo de las telecomunicaciones fue desre-
glamentado y liberalizado. El consiguiente florecimiento de los servicios de
telecomunicaciones y de su diversidad ha sido de tal magnitud que, por lo
menos hasta la fecha — y en contra de la mayoría de las previsiones y pro-
nósticos —, no se han registrado pérdidas de empleo en el sector de las tele -
comunicaciones tomado en su conjunto, más bien lo contrario. Hay que
recordar, por último, el proceso de convergencia macroeconómica que con-
dujo a la unión monetaria y a la introducci ón oficial del euro el 1.º de enero
de 1999 en once E stados miembros de la Unión Europea .
Los procesos de transformación estructural de los mercados financiero s
e incluso la liberalización de las telecomunicaciones han sido en su mayoría

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