Cómo se mejora el trabajo de baja retribución en los Estados Unidos

Published date01 June 2008
Date01 June 2008
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-9148.2008.00028.x
AuthorPaul OSTERMAN
Revista Internacional del Trabajo, vol. 127 (2008), núm. 2-3
Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2008
Cómo se mejora el trabajo de baja
retribución en los Estados Unidos
Paul OSTERMAN*
Resumen. Pese a que el mercado laboral de los Estados Unidos demuestra tener mu-
cho dinamismo, alrededor de una quinta parte de la población activa del sector pri-
vado desempeña empleos de mala calidad, cobra salarios de pobreza —o aún
peores— y no tiene apenas ninguna perspectiva de progreso. Con este telón de fondo,
el autor estudia qué políticas en el ámbito de la demanda de fuerza de trabajo sirven
para alentar a las empresas a mejorar la calidad de los empleos. Expone y valora di-
versos programas en marcha que persiguen este propósito, y ab oga por que las ac-
tuaciones sean más coherentes y equilibradas. Defiende un planteamiento que
conjugue dos facetas: los programas de formación profesional y de sarrollo econó-
mico impulsados en colaboración con las empresas, y el fomento de la afiliación
sindical y de la mejora de los salarios y las condiciones de trabajo.
Durante los últimos decenios ha cundido la preocupación en los trabajado-
res estadounidenses debido a unas causas fáciles de reconocer: los sala-
rios de la mayoría de ellos no han subido ni siquiera al ritmo del crecimiento de
la productividad, tropiezan con más escollos para disfrutar de las prestaciones
sanitarias y las pensiones y el empleo parecen ser cada vez menos estables. El he-
cho de que resulte más difícil desenvolverse en el mercado de trabajo ha ido ele-
vando el estrés y los apremios de carácter laboral y familiar de muchos de ellos.
Por otra parte, en los estratos más bajos del mundo del trabajo sigue habiendo
demasiados estadounidenses adultos con salarios de pobreza y en puestos que
tienen muy pocas posibilidades de futuro.
Varios factores explican estas tendencias, algunos de los cuales quedan
completamente fuera del ámbito de este artículo. Uno de los principales es cómo
organizan el trabajo las empresas. Éstas pueden elegir entre diferentes opciones
acerca de su plantilla de personal y de sus recursos humanos, y sus decisiones
condicionan notablemente el nivel de calidad de los puestos de trabajo. Sabien-
* Escuela de Dirección Sloan del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Dirección
electrónica: osterman@MIT.EDU.
La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos sólo incumbe a sus autores,
y su publicación en la Revista Internacional del Trabajo no significa que la OIT las suscriba.
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do esto, merece la pena que nos preguntemos qué tipos de medidas políticas po-
drían inclinar estas decisiones en el sentido de unos puestos de mejor calidad. A
diferencia de los programas tradicionales de empleo y formación profesional,
que se centran en el ámbito de la oferta, es decir, en la modificación de las carac-
terísticas de los trabajadores individuales, en el presente artículo nos ocupare-
mos de las políticas que operan en el lado de la demanda para influir en las em-
presas.
Resumen de las tendencias en materia de calidad
del trabajo
¿Cuántos adultos desempeñan lo que podríamos denominar «trabajos malos»?
Evidentemente, la respuesta depende de la definición que se adopte, y no hay un
criterio común. Un método sencillo y solvente es el que se funda en los salarios,
pues éstos son, sin duda, el dato individual más importante. Pues bien, el 18,4 por
ciento de los adultos que trabajaban en el sector privado estadounidense perci-
bían salarios de pobreza (o incluso inferiores)1 en el año 2006. La proporción es
sorprendentemente elevada a la vista de la vitalidad que tiene el mercado labo-
ral y de la opinión predominante de que el umbral del salario de pobreza es una
estimación que infravalora lo que hace falta ganar para llevar una vida digna.
Por añadidura, los adultos que se encuentran en puestos de trabajo mal
remunerados tropiezan con muchas dificultades para ascender peldaños en el
mercado laboral. Según Holzer (2004), sólo el 27 por ciento de los trabajadores
con salarios bajos estudiados durante seis años a principios de los años noventa
logró que aumentara su retribución lo suficiente como para mantener por enci-
ma del umbral de la pobreza a una familia de cuatro miembros, a pesar de que
fue un período de notable pujanza económica. Un estudio más reciente, basado
en una encuesta sobre la dinámica de los ingresos, llegó a una conclusión similar.
Durante el período 1995-2001, dentro del estrato de trabajadores de baja retri-
bución, el 6 por ciento de los ocupados a jornada completa y el 18 por ciento de
los ocupados a tiempo parcial en cualquiera de los años estudiados había aban-
donado la población ocupada al año siguiente. Entre los que se quedaron en ella,
1Estimación basada en un análisis de los datos estadísticos Census (Outgoing Rotation
Group, ORG). El salario de pobreza se ha definido sobre la base del nivel de ingreso por debajo
del cual una familia de cuatro miembros está sumida en la pobreza. Calculado a partir de la hipó-
tesis de 2.080 horas de trabajo anuales, arrojaba una retribución de 9,83 dólares estadounidenses
por hora trabajada en el año 2006. Ajustamos los salarios de los años anteriores a los niveles de
2005 utilizando el IPC. La muestra se limita a adultos de entre 25 y 64 años que trabajaban en el
sector privado y sólo se estudian los datos de la rotación del cuarto mes. Existen muchos trabajos
sobre la explotación de los datos del ORG, en los que se estudian, entre otros asuntos complejos,
las ventajas e inconvenientes del uso en los cálculos de salarios asignados, del top-coding (trunca-
miento de la distribución) y dela supresión de los valores atípicos. En nuestro análisis hemos
seguido los pasos descritos en Lemieux (2006) —que son los pasos corrientes en la bibliografía
especializada— en cuanto a la preparación de los datos. Concretamente utilizamos sólo salarios no
asignados, descartamos los valores atípicos siguiendo las reglas de Lemieux, y corregimos los efec-
tos del top-coding conforme a las normas de Lemieux.

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