La laicidad católica de dante: un problema actual. A los 700 años de la muerte de Dante, Danilo Castellano

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LA LAICIDAD CATÓLICA DE DANTE:
UN PROBLEMA ACTUAL
A los 700 años de la muerte de Dante
Danilo CASTELLANO
Universidad de Udine
1. UN PROBLEMA COMPLEJO
La f‌igura y el pensamiento de DANTE se han «leído», como se sabe, de modos muy dis-
tintos. También su «laicidad» se ha interpretado con criterios que han llevado a conclusio-
nes contradictorias entre sí. Se ha sostenido, por ejemplo, que DANTE habría sido esotérico,
aunque su esoterismo fuese desde muchos puntos de vista críptico 1. Y que habría anticipado
posiciones masónicas, aunque (obviamente) no fuera masón. Se ha af‌irmado, además, que
habría puesto las premisas desarrolladas posteriormente por el «mundo moderno»; esto es,
que habría sentado en particular las bases del luteranismo y de sus implicaciones políticas 2.
Algunas obras de DANTE fueron quemadas e incluidas en el Índice: el cardenal Bertrando
DEL POGGETTO, en 1329, las consideró heréticas y por eso las destinó a la hoguera 3; en 1559
su Monarquía se puso en el Índice de libros prohibidos, inserción conf‌irmada sucesivamente
(permaneció en el mismo hasta 1881) 4. Es cierto que en el Índice pueden incluirse también
obras no heréticas, pero cuya lectura —sobre todo para quien no está preparado— puede
1 Ha sostenido esta tesis, por ejemplo, René GUÉNON, L’ésotérisme de Dante, Paris, C. Bosse, 1925, que tuvo
distintas ediciones y traducciones italianas (también españolas). Pueden verse las recientes de Adelphi (Milano,
2001) y Paidós (Barcelona, 2003). Ya en 1888 la Rivista Massonica sostuvo que DANTE había sido el vate de la
Weltanschauung masónica.
2 Vittorio FROSINI, por ejemplo, sostiene que «la fama de DANTE, más allá de los Alpes, comienza con la de
un profeta político y religioso, anunciador de la Reforma protestante» [Vittorio FROSINI, «Prologo» a la edición
de Kelsen y Dante (1974), ahora en Hans KELSEN, Lo Stato in Dante, Milano-Udine, Mimesis, 2017, p. 17].
3 El cardenal Bertrando DEL POGGETTO habría querido mucho más: exhumar el cadáver de DANTE y que-
marlo en la hoguera. No lo logró, aunque el intento —sin embargo— fuese muy signif‌icativo.
4 LEÓN XIII decretó su cancelación del Índice.
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ser inoportuna y desaconsejada por distintas razones, entre las cuales no deben ignorarse las
instrumentalizaciones políticas (y a veces religiosas) que, en lo que respecta a la Monarquía,
hicieron los partidarios de Luis DE BAVIERA y luego los protestantes 5. Esto, sin embargo, favo-
reció la interpretación «laicista» de DANTE y de su «laicidad». Debe señalarse, en todo caso,
que con autoridad se ha af‌irmado que DANTE es un campeón de la ortodoxia católica y un
apóstol del pensamiento cristiano, que profesó de manera ejemplar. BENEDICTO XV, en su
encíclica In praeclarum summorum, de 30 de abril de 1921, no dudó en def‌inirlo como cantor
y heraldo elocuente de la doctrina cristiana. PABLO VI, por su parte, en el séptimo centenario
de su nacimiento reivindicó con fuerza la plena pertenencia de DANTE a la Iglesia y al catoli-
cismo romano. Con la encíclica Altissimi cantus, de 7 de diciembre de 1965, en efecto, el papa
MONTINI af‌irmó que DANTE, como poeta y como teólogo, es «nuestro», esto es, auténtica-
mente católico, por al menos tres razones: 1) porque amó a Jesucristo; 2) porque amó mucho
a la Iglesia, y 3) porque reconoció y veneró al Romano Pontíf‌ice como vicario de Cristo en la
Tierra. Volveremos dentro de poco sobre la cuestión 6.
Consideremos todavía, antes de ejemplif‌icar cómo DANTE sigue siendo incomprendido
por los modernos, que fue (erróneamente) considerado y utilizado como profeta de las doc-
trinas nacionalistas, inspirador y guía del Risorgimento italiano, cantor de una italianidad que
no sería sino la pasiva importación ideológica (por tanto, una dependencia) y la imposición de
una cultura y unos modelos institucionales extranjeros. En particular, de las doctrinas políticas
y jurídicas protestantes que encontraron en la Revolución francesa una signif‌icativa af‌irmación
primero en sede europeo-continental y en la americana la realización plena de la doctrina
política luterana, aunque muy secularizada.
La incomprensión en la que dentro de poco nos detendremos, considerando a título de
ejemplo la «lectura» de KELSEN, se advierte sobre todo si se considera la llamada teoría del
Estado que algunos autores han entendido elaboró DANTE, pero que no encuentra en él ni fun-
damento ni alimento. Como se ve, DANTE constituye un «problema» hermenéutico que quedará
sin solución hasta que no se haga un esfuerzo intelectual para comprender a fondo y objetiva-
mente su pensamiento. Hasta ahora, en efecto, sólo se le ha interpretado ideológicamente. Se
le ha hecho decir, en otras palabras, lo que el lector hubiera querido que dijera. No hay duda
de que, a veces, las «lecturas» ideológicas se han hecho de buena fe. Lo que no quita que sean
erradas. Porque el pensamiento de los autores que se estudia debe comprenderse por lo que di-
cen. No puede, por ejemplo, af‌irmarse que se ha «leído» a ARISTÓTELES atribuyéndole tesis que
son del lector y no del autor leído. Para citar a uno solo de sus grandes intérpretes y favorecer
la comprensión de esta af‌irmación, puede observarse que su lectura por HEGEL es radicalmente
equivocada. Es cierto, en efecto, que el todo viene «antes» que las partes y que, por esto, el
Estado —como observa ARISTÓTELES— viene «antes» que las demás sociedades naturales (fa-
milia y sociedad civil), pero el venir «antes» no signif‌ica que el Estado sea la única realidad. El
Estado, en efecto, no subsume en sí la realidad y no anula a las partes. Menos aún las «crea»,
5 En lo que toca al uso del ensayo De Monarquía por parte sobre todo de los protestantes italianos, véase
entre otros— Piero CHIMINELLI, La fortuna di Dante nella cristianità riformata, Roma, Bilychnis, 1921.
6 La interpretación representa una «lectura» exactamente contraria a la de, por ejemplo, Gabriele ROSSETTI,
carbonario y rosacruz, para el que DANTE habría formado parte de una secta secreta (la de los «Fieles de Amor»),
cuyo f‌in —se dice— habría sido el de reformar radicalmente la Iglesia en sentido gibelino y antipapal. Las tesis de
ROSSETTI (muerto en 1854) se han recogido repetidamente: en la segunda mitad del siglo XIX por Francesco Paolo
PÉREZ y Giovanni PASCOLI, por ejemplo; en los primerísimos años del siglo XX por Luigi VALLI y, más tarde, por
Mario ALESSANDRINI. La «lectura» de DANTE de PABLO VI es contraria también a algunas «lecturas» católicas.
Bastaría pensar en lo recién referido. Debe recordarse, asimismo, la crítica del padre Guido VERNANI DA RIMINI,
O. P., quien —parece que a requerimiento del cardenal Bertrando DEL POGGETTO— escribió el De Reprobatione
Monarchiae compositae a Dante, que se imprimió por vez primera en Bolonia sólo en 1746. La obra fue utilizada
para el proceso que se intentó contra DANTE por el Santo Of‌icio.

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