La OIT insiste en una nueva iniciativa multilateral para abordar las implicaciones sociales de la mundialización.

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SEATTLE - La OIT urge una nueva iniciativa multilateral para abordar las implicaciones sociales de la mundialización en la que han de tomar parte todas las organizaciones implicadas en aspectos internacionales de políticas económicas y sociales. La iniciativa tiene como objeto reducir la desigualdad de oportunidades tanto dentro de los países como entre ellos y asegurar que la economía global beneficia a los trabajadores y a sus familias tanto en países desarrollados como en desarrollo.

En una declaración escrita presentada en la Conferencia Ministerial de la Organización Internacional del Comercio (OIC) celebrada en Seattle el 1 de diciembre, Juan Somavia, Director General de la OIT, avisó que "a menos que desigualdad e injusticia se aborden por la comunidad mundial, el propio proceso de integración internacional puede ser rechazado por un número cada vez mayor de personas y países".

Al dirigirse a los periodistas en Seattle, el Sr. Somavia señaló a las demostraciones que se celebraban fuera del centro de conferencias como prueba de esta creciente enfermedad.

"Existen cantidad de pruebas de que la mundialización está agrandando las desigualdades entre los países industrializados y los que están en desarrollo", y añadió diciendo que los beneficios de que disfrutan los países en desarrollo han sido "menores y más pequeños de lo que se esperaba cuando finalizó la Ronda Uruguay". Pero la incertidumbre y la seguridad no solo afectan al sur. En el norte muchos "se consideran atrapados en una carrera sin fin y creen que una intensificación de la competitividad global afecta a las condiciones de trabajo y a las normas laborales".

Condiciones de trabajo menos seguras y que proporcionan menos beneficios se están convirtiendo en algo común en todas partes. La desigualdad de ingresos se produce casi en todos partes debido, entre otros factores, a la escasa fuerza negociadora de la mano de obra como resultado de las múltiples "posibilidades de escape que están al alcance del capital en una economía globalizada"

Pero "con mucho el mayor impacto sobre el desarrollo social proviene de una mayor liberalización fiscal", y de los breves períodos especialmente especulativos que subyacen bajo la frecuencia y gravedad de la crisis financiera de la década de los 90.

"A la vista de estos enormes problemas laborales y sociales", dice el Sr. Somavia, "la OIT puede hacer mucho". El objetivo de la OIT de trabajo decente para todos -trabajo que se desempeña en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana- "puede proporcional el fundamento social de la economía global".

El trabajo decente representa para la OIT la síntesis de cuatro objetivos clave. El primero de ellos se refiere a los principios y derechos fundamentales del trabajo. En los últimos años, la OIT ha redoblado sus esfuerzos por promover las normas laborales clave identificadas en la Cumbre Social de 1995 en Copenague como la base social de la emergente economía mundial. En ellas se incluyen "libertad de asociación y reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva, junto a la eliminación de la mano de obra forzosa, el trabajo infantil y la discriminación en el trabajo". Los 174 Estados miembros de la OIT -entre los que se incluyen virtualmente todos los miembros de la OMC- adoptaron una solemne declaración en 1998 por la que se comprometían a respetar estos derechos fundamentales.

El segundo objetivo estratégico es la promoción del empleo. La declaración señala que "sin pleno empleo, o al menos sin una constante creación del mismo, (…) mejorar las condiciones de trabajo y lograr otros objetivos sociales será extremadamente difícil". El objetivo de trabajo decente para todos, si es que se logra, requiere tanto el desarrollo empresarial como un entorno que posibilite la inversión. En una serie de informes publicados desde 1995, la OIT ha señalado la necesidad de estrategias globales de empleo. Actualmente está llevando a cabo la revisión de las políticas de las empresas, país a país, en un esfuerzo por convertir los objetivos de empleo en estrategias nacionales.

El tercer objetivo hace referencia a la protección social. Según el Sr. Somavia, "gran parte de la preocupación es consecuencia de los inadecuados sistemas de protección social, incluyendo el hecho de que una creciente mayoría de la población mundial no está cubierta por los sistemas de seguridad social, y especialmente quienes laboran en el sector informal". Los estudios de la OIT han demostrado cómo la protección social en los países en desarrollo "puede impulsar la estabilidad, minimizar el malestar social y a ayudar a los países a ajustarse más fácilmente al cambio político, económico y social". Según subraya la declaración, "la seguridad de las personas constituye una importante contribución a la estabilidad de la economía global".

El cuarto objetivo estratégico es la promoción del diálogo social entre trabajadores, empresarios y gobiernos. El trabajo de la OIT en esta área se refiere a la forma de reforzar las capacidades de las organizaciones de trabajadores y empresarios, así como de los gobiernos para analizar las cuestiones (económicas y sociales), y promover el diálogo a través del desarrollo de instituciones y mecanismos a nivel nacional e internacional".

El Sr. Somavia apunta que "como parte de su agenda, la comunidad internacional debe desarrollar formas más efectivas para acompasar la independencia de los objetivos sociales y laborales, por un lado, y la dinámica de la economía global, por otro". Los marcos con los que los gobiernos regulan la economía global, bien se refieran al comercio, a los flujos internacionales de capital, a la migración internacional, a las comunicaciones o a la propiedad intelectual no solamente pueden ser interpretados en términos económicos". No puede ignorarse su impacto social. Al mismo tiempo, las políticas sociales y laborales deben tener en cuenta sus propias consecuencias. La declaración señala que "una buena política social es parte integral de la eficacia económica".

Las diferentes organizaciones del sistema internacional proporcionan diferentes perspectivas que hay que considerar en esta cuestión. "Trabajando juntos" dice el Sr. Somavia, podemos mostrar mejor cómo las diferentes dimensiones del progreso económico y social se apoyan mutuamente y contribuyen al desarrollo del que todo el mundo participa y se beneficia". Debido a su estructura tripartita -aunar a trabajadores, empresarios y gobiernos- " la OIT está en buena situación para evaluar objetivamente estas cuestiones".

"La siguiente etapa será promocionar sinergias políticas entre las organizaciones que abordan los aspectos internacionales de la política económica y social a fin de hacer frente al impacto de la globalización. La OIT está preparada para participar en una iniciativa multilateral que pueda permitir, a diferentes niveles, nuevas políticas más integradas, como, por ejemplo:

esfuerzos internacionales para aunar conocimiento y llevar a cabo una investigación conjunta;

marcos para analizar el desarrollo de la política internacional;

un conjunto de políticas a nivel nacional que engloben cuestiones internacionales y macroeconómicas así como el desarrollo, la reducción de la pobreza y el trabajo decente".

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