Nuevo informe: La flexibilidad del mercado de trabajo en la industria de la maquinaria/electrónica.

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GINEBRA - Las prácticas laborales flexibles pueden aumentar las perspectivas de productividad y empleo de las empresas en las industrias mecánicas, eléctricas y electrónicas, según un nuevo informe de la OIT (3). Sin embargo, el cambio del proceso de producción puede, por lo general, ser problemático para los trabajadores, como así ocurre, como resultado de prácticas largamente arraigadas de los centros de trabajo con consecuencias no deseadas para muchos trabajadores.

Entre los beneficios que se derivan de las nuevas disposiciones sobre flexibilidad del mercado de trabajo, el informe de la OIT cita "un mejor funcionamiento de las empresas, aumento de la productividad y descenso de los costes salariales", así como una tendencia a acortar las horas de trabajo. Entre los aspectos negativos el informe destaca el aumento del trabajo a tiempo parcial, la reducción de la retribución de las horas extraordinarias, mayor inestabilidad en el empleo y más "horas insociales" (es decir, trabajo nocturno, trabajo durante fines de semana y largos turnos durante períodos de mucho trabajo).

Una cuestión esencial está ligada a cómo se van a llevar a la práctica de los cambios en los métodos de trabajo. El informe subraya el valor de la negociación con los trabajadores a la luz de los convenios colectivos existentes a fin de allanar el camino y de dar acomodo a las necesidades de los trabajadores.

Los trabajadores de Alemania, Japón y Estados Unidos se encuentran entre los más afectados por la reestructuración de la producción, siendo el porcentaje de estos países en la producción mundial de maquinaria, respectivamente, del 15, 25 y 27 por ciento. Pero igualmente en los países en desarrollo es cada vez mayor el número de trabajadores que resultan afectados.

El informe de la OIT indica que el total del empleo mundial en el sector aumentó desde 1980 en un 12 por ciento, lo que ha supuesto unos 4,5 millones de puestos de trabajo en todo el mundo y un crecimiento de la producción del 113 por ciento. Gran parte del aumento del empleo se ha producido como consecuencia de un cambio en la producción hacia los países con bajas rentas, que actualmente contabilizan el 32 por ciento de la fuerza de trabajo, frente al 22 por ciento en 1980. Tan grande ha sido el cambio, que en 1992, solamente China acaparaba casi el 30 por ciento del empleo mundial en el sector en comparación con el 8 por ciento de los Estados Unidos.

Durante el período 1980-92, se perdieron casi un millón de puestos de trabajo en la industria de la maquinaria en países de la OCDE con elevadas rentas, pero la combinación de la reestructuración industrial y la fuerte economía ha contribuido desde entonces a estabilizar, e incluso en algunos casos a invertir, la tendencia de pérdida de puestos de trabajo. Entre 1992-1997, Estados Unidos aumentó en 411.000 los empleos para sumar un total de trabajadores empleados en el sector cercano a 4 millones. La República de Corea aumentó 117.000 puestos de trabajo, el Reino Unido, 85.000 y Canadá 14.600 durante el mismo período.

Aunque las cifras de empleo pueden ser más pequeñas en países de la OCDE, sin embargo suponen un enorme volumen de producción en lo que respecta a lo que de alto valor final añadido tiene el espectro de la ingeniería. En 1997, siete de los diez productores de maquinaria y electrónica más importantes del mundo eran empresas estadounidenses (General Electric, Intel, IBM, Hewlett Packard, Compaq, Cisco y Motorola). La empresa sueca Ericsson, la japonesa Matsushita y la alemana Siemens también se encontraban entre las diez primeras. En el mercado global, éstas y otros gigantes de la industria buscan sin descanso aumentar la rentabilidad y la productividad por medio de actividades con mayor utilización intensiva de capital y elevada manufacturación tecnológica, especialmente por la vía de la reestructuración del funcionamiento de sus propios centros de trabajo.

El informe, preparado para la reunión tripartita, pone de manifiesto que en el mercado globalizado la razón de ser en la industria es mantenerse competitiva, lo que significa buscar una mayor flexibilidad y menores costes laborales. Las preocupaciones de los trabajadores se centran en mantener el puesto de trabajo, hacer frente a los problemas que se derivan de la coordinación de sistemas de producción flexibles y acepar las implicaciones sociales de la flexibilidad a largo plazo. El informe dice que "conservar y crear empleo es un objetivo principal de los sindicatos al demandar reducciones de las horas de trabajo a cambio de mayor flexibilidad".

El informe señala que la flexibilidad no consiste solamente en cómo organizar el trabajo, sino cómo programarlo y remunerarlo.

Fuente: Nota de prensa de la OIT, OIT/98/37.

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(3) Impacto de los regímenes flexibles del mercado de trabajo en las industrias mecánica, eléctrica y electrónica. Informe para debate en la Reunión Tripartita sobre el Impacto de los Regímenes Flexibles del Mercado de Trabajo en las Industrias Mecánica, Eléctrica y Electrónica. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra 1998. ISBN 92-2-111108-3. .

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