Trabajo forzoso y tráfico de seres humanos: la esclavitud todavía nos acecha.

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GINEBRA - ¿Es el trabajo forzoso una reliquia de una época ya pasada? No, tristemente no.

"Aunque condenado universalmente, el trabajo forzoso está descubriendo nuevos y desagradables rostros que se unen al de siempre. Las formas tradicionales de trabajo forzoso, como la esclavitud o el trabajo en servidumbre, persisten todavía en algunas zonas; es un tipo de prácticas de tiempos pasados que nos persiguen en nuestros días. En contextos económicos nuevos, hay otras formas perturbadoras, como el trabajo forzoso en conexión con el tráfico de seres humanos, que están surgiendo ahora casi en todas partes".

Así empieza un nuevo informe de la OIT titulado "Alto al trabajo forzoso". El estudio, de 128 páginas, compilado como continuación de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo (OIT, 1998) se publicó en todo el mundo en mayo de este año y fue debatido por los 175 Estados miembros de la OIT en la 89ª sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo, recientemente clausurada.

"El crecimiento del trabajo forzoso en todo el mundo es profundamente inquietante", declaró el Director General de la OIT Juan Somavia al anunciar la publicación del informe en mayo. "El cuadro resultante muestra que la esclavitud, la explotación y la opresión de los miembros más vulnerables de la sociedad, en especial mujeres y niños, no son en absoluto cosas del pasado. El control abusivo de unos seres humanos por otros es la antítesis del trabajo decente".

Aunque pueden cambiar en apariencia, los distintos tipos de trabajo forzoso presentan dos rasgos comunes: el ejercicio de la coerción y la denegación de la libertad. Como reconocimiento de la afrenta que esto supone para el espíritu humanitario, se incluyó en la declaración de la OIT la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio".

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Las víctimas más vulnerables

• Mujeres

• Minorías étnicas o raciales

• Migrantes

• Niños

• Pobres

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El alcance del problema

¿Cuáles son las principales pautas del trabajo forzoso en la actualidad? Según el informe, prácticas tan antiguas y bárbaras como la esclavitud y la servidumbre feudal no están disminuyendo ni por la presión de la legislación nacional e internacional ni por la acción gubernamental, sino que todavía se mantienen inquietantemente vivas.

Además, el fenómeno del tráfico de seres humanos para destinarlos a un trabajo forzoso u obligatorio está aumentando con tal rapidez que ahora casi todos los países del mundo encajan en una de estas tres categorías: "países de envío, países de tránsito o países receptores".

"Los principales destinos pueden ser los centros urbanos de los países más ricos -Amsterdam, Bruselas, Londres, Nueva York, Roma, Sidney, Tokio- y las capitales de los países en desarrollo y en transición", afirma el estudio. Pero el movimiento de las personas objeto de tráfico es muy complejo y variado. Países tan distintos como Albania, Hungría, Nigeria o Tailandia pueden actuar al mismo tiempo como puntos de origen, destino y tránsito.

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El trabajo forzoso en la actualidad

• esclavitud y secuestros

• participación obligatoria en obras públicas

• trabajo forzoso en la agricultura y en zonas rurales aisladas

• trabajadores domésticos en situaciones de trabajo forzoso

• trabajo en régimen de servidumbre

• trabajo forzoso impuesto por militares

• trabajo forzoso vinculado con el tráfico de personas

• algunos aspectos del trabajo de los presos y de los programas de rehabilitación por el trabajo

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El informe señala que la esclavitud propiamente dicha, aunque cada vez más rara en el mundo moderno, sigue observándose en unos cuantos países, y que el secuestro masivo de individuos y comunidades no es raro en sociedades desgarradas por las guerras, como Liberia, Mauritania, Sierra Leona o Sudán. Está aumentando también el reclutamiento forzoso de niños para enrolarlos en conflictos armados, considerada una de las peores formas de trabajo infantil.

El informe hace asimismo hincapié en la servidumbre como forma de devolución de deudas y en otras prácticas afines a la esclavitud muy extendidas en las explotaciones agrícolas de países de África occidental como Benin, Burkina Faso, Costa de Marfil, Malí y Togo, así como en las plantaciones de caña azucarera de la República Dominicana y Haití.

A muchos trabajadores que caen presa de las prácticas de reclutamiento coercitivas en zonas rurales, sobre todo en plantaciones agrícolas y en el trabajo doméstico, les aguardan condiciones similares a la esclavitud y la servidumbre por deudas. Poblaciones indígenas tan diferentes como los pigmeos y los bantúes de África y los aimaraes o los exnet de América Latina, son especialmente vulnerables a estas formas de trabajo forzoso, denuncia el informe. Nos recuerda el caso extremo del régimen de trabajo forzoso en Myanmar, que ha desencadenado una reacción excepcional por parte de la comunidad internacional. Pero también da detalles de los éxitos obtenidos en la lucha contra la servidumbre laboral en India, Nepal y Pakistán.

La pobreza, el desempleo, los conflictos civiles, la represión política y la discriminación por motivos raciales o de género contribuyen a crear un ambiente propicio a la explotación de personas vulnerables por parte de los traficantes, advierte el informe. Europa, en particular, "ha presenciado un aumento explosivo de ese tráfico desde la descomposición de la antigua Unión Soviética", y se han detectado actividades de explotación laboral a gran escala de inmigrantes clandestinos en Europa y Norteamérica.

El trabajo forzoso es cada vez más difícil de detectar, montado como está a menudo en torno a bandas criminales organizadas de ámbito internacional para las que el tráfico de seres humanos es menos arriesgado que el de drogas. Gran parte del trabajo forzoso lleva aparejadas actividades clandestinas o ilegales, y se mantiene oculto a los ojos de la sociedad. El crecimiento del trabajo industrial y agrario no regulado y del sector urbano no estructurado son factores que favorecen las fuerzas económicas y sociales que alimentan la abundancia de migraciones y la explotación.

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"No hay excusa para el trabajo forzoso en el siglo XXI."

- Juan Somavia

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En las regiones limítrofes del sudeste asiático, "la coerción, el engaño y la venta de menores son consecuencia directa de su reclutamiento en las aldeas", descubre el informe, y es el sector sexual el que abastece buena parte de la actividad.

En la región de los Balcanes y en Europa oriental, especialmente en países como Moldavia, Rumania y Ucrania, está aumentando el tráfico de mujeres, y Bosnia-Herzegovina y la región de Kosovo se han convertido en importantes puntos de destino en el camino hacia Europa.

En Israel "se ha detectado una corriente de entrada de mujeres compradas por muchas redes delictivas". Se cree que Estados Unidos es el destino de 50.000 mujeres y niños que cada año son objeto de tráfico; los sectores del sexo, el trabajo doméstico y la limpieza (en oficinas, hoteles, etc.) estimulan gran parte de la demanda; los principales puntos de entrada son el estado de Nueva York y California.

Aunque hay acuerdo universal en cuanto a la definición de trabajo forzoso (en esencia, el realizado bajo coerción y sujeto a penalización), algunas de las formas que adopta son todavía motivo de debate político. Algunos de los aspectos más conflictivos son los que suponen la participación obligatoria de ciudadanos en trabajos públicos en el contexto del desarrollo económico, una práctica dominante en algunos países asiáticos (entre ellos Vietnam) y africanos (República Centroafricana, Sierra Leona y Tanzania).

Otra cuestión controvertida es el uso del trabajo de los presos en países en los que la rehabilitación por medio del trabajo forma parte de la pena, como China, o en los que está autorizada la contratación de prisioneros por parte de organizaciones privadas, como Estados Unidos. Según el informe de la OIT, "al estar los presos privados de libertad, existe un riesgo evidente de que su contratación por particulares lleve aparejada la explotación, lo que niega cualquier pretensión de ejercicio del libre albedrío".

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Ecos del pasado

Durante los últimos cien años aproximadamente, las prácticas coercitivas de trabajo forzoso se asociaron en primer lugar con los regímenes coloniales de principios del siglo veinte y con restos de situaciones de servidumbre. A continuación se crearon los campos de concentración y de trabajo y otras formas de trabajo obligatorio que mancharon los años centrales del siglo y que nos acechan en la actualidad en forma de continuas reclamaciones de indemnización que afectan a países y empresas. La consolidación de los regímenes democráticos, junto a la existencia de economías más abiertas y de compromisos renovados de lucha contra la pobreza y la delincuencia internacional hacen posible concebir nuevas esperanzas de relegar efectivamente al pasado el trabajo forzoso.

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La respuesta de la OIT

¿Qué puede hacer la OIT en colaboración con sus instituciones propias y asociadas para evitar y erradicar esta forma de trabajo? Pese a los diferentes aspectos que presenta y a la magnitud del problema del trabajo forzoso, el informe destaca algunos éxitos de la ayuda internacional a los gobiernos orientada a identificar la naturaleza y las dimensiones del problema dentro y fuera de sus fronteras nacionales. La compleja mezcla de condiciones sociales y económicas que permiten la difusión del trabajo forzoso constituyen una tarea imponente que ningún país puede abordar en solitario.

La complejidad del fenómeno exige una combinación de medidas de lucha contra la pobreza y de regulación del mercado laboral. La persistencia de problemas relativos al trabajo forzoso puede vincularse a instituciones agrarias que deben ser reformadas teniendo en cuenta los intereses de una agricultura sostenible, de la productividad y del respeto a los derechos humanos. El tráfico de seres humanos, aunque presenta dimensiones derivadas del trabajo forzoso, también debe examinarse desde otras perspectivas.

Pese a que la OIT está proponiendo proyectos pioneros de microfinanciación, rehabilitación y reciclaje de trabajadores que habían padecido situaciones de trabajo forzoso y aumentando su base de conocimientos sobre el tráfico de trabajadores y las formas de proteger a quienes se encuentran en situación de riesgo, debe afrontar junto con sus asociados un reto mundial. Para responder a este reto, como se desprenderá del debate de este informe por la Conferencia, la OIT tiene que comprometerse a colaborar estrechamente con gobiernos, empleadores y trabajadores de países determinados y con la comunidad internacional en desarrollo.

En el Informe se destaca el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT (IPEC), que ha colaborado con gobiernos, sindicatos, organizaciones patronales y ONGs para atender el problema del trabajo infantil y el tráfico de niños. Los programas en los que participan las mujeres, basados en la educación, la formación, el crédito y otras formas de aumento de la autonomía, han sido cruciales para aplicar una estrategia efectiva de lucha contra el tráfico de niños.

El informe examina el importante papel desempeñado por los órganos sancionadores de la legislación y por las organizaciones de las Naciones Unidas, que han sumado sus fuerzas para coordinar los esfuerzos y abordar el problema desde varios frentes (como el Programa Mundial contra el Tráfico de Seres Humanos). Además, las organizaciones de trabajadores y empleadores así como organismos particulares han adoptado algunas medidas concretas, como la de sumarse al Pacto Mundial, el acuerdo de colaboración empresarial del sistema de las Naciones Unidas, que incluye entre sus principios el de la liberación del trabajo forzoso.

"No será tarea fácil mejorar las condiciones socioeconómicas que favorecen la difusión del trabajo forzoso, ni detectar y castigar a los culpables que lo imponen", se dice en el informe; y se añade que los gobiernos y los afiliados sociales de la OIT de todos los países deben "profundizar en el estudio y redoblar los esfuerzos para erradicar en todas sus formas esta terrible lacra que afecta a la libertad humana".

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¿Por qué no hay cifras exactas?

¿Cuántas personas están actualmente afectadas por el trabajo forzoso?. ¿Dónde están?. ¿Quiénes son las principales víctimas?. Aunque en el informe asoman estas cuestiones, por el momento no es posible hacer una estimación exacta del número de personas afectadas a escala mundial. El trabajo forzoso se impone cada vez más en la economía sumergida ilegal, un área que tiende a escapar a las estadísticas nacionales. Y las estadísticas disponibles no están lo suficientemente ajustadas como para proporcionar una imagen adecuada del trabajo forzoso. Las formas contemporáneas de trabajo forzoso exigen, pues, más investigación y atención con el fin de preparar el terreno para crear indicadores y evaluaciones más exactos y sensibles al género que sirvan de base para la determinación de medidas políticas y acciones futuras.

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