La filantropía en los estados europeos del bienestar: ¿una promesa que incluye un reto?

AuthorTheo N.M. Schuyt
PositionDoctor en Filosofía; es catedrático de «Estudios de Filantropía» en la Universidad VU de Amsterdam
Pages189-202

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Ver notas 1, 2 y 3

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Introducción

Durante los pasados veinte años, la filantropía ha retornado de forma sorprendente, aunque con un nuevo formato. La Europa occidental (Francia y Reino Unido) está siendo testigo de la aparición de Campañas de Donación. En 1998, el Gobierno Blair se asoció con el sector del voluntariado en Reino Unido. Esta asociación, conocida como "The Compact", fue el fundamento de una línea de actuación especial del Consejo de Ministros. En 2006, esta unidad recibió la denominación oficial de "Oficina del Tercer Sector" (OTS). Hace algunos años, el ex-Secretario General de la Comunidad Europea, Romano Prodi, presentó la idea de "sociedad civil". El 4 de diciembre de 2007, la Dirección General para la Investigación de la Comunidad Europea puso en marcha el Forum Europeo para la Filantropía e Investigación de su Financiación, en asociación con el Centro Europeo de Fundaciones.

Aún suceden más cosas en este campo. Las Fundaciones Comunales están creciendo rápidamente en Alemania, alcanzando en la actualidad un total de 234, el mayor número fuera de los Estados Unidos (Sacks, 2000; 2008). Mientras tanto, la Europa occidental está experimentando una eclosión de fundaciones privadas y familiares.

La Filantropía está volviendo a aparecer no solamente en la Europa occidental, sino en todo el mundo. Giving Korea (2008), la presentación de la Beautiful Foundation (también en Corea), la atención que se presta a donantes como Gates y Buffet, y el libro de Clinton Giving (2007), todo ello apunta a iniciativas filantrópicas renovadas en las economías industrializadas.

¿Cómo se puede describir, analizar y comprender esta nueva forma de filantropía? ¿Es distinta de su contrapartida tradicional? ¿O augura una regresión a tiempos pasados? ¿En qué forma debe adaptarse la filantropía a las políticas cambiantes del estado del bienestar? ¿Atrae el interés de los especialistas en ciencia política de las revistas internacionales? ¿Podría contribuir la filantropía a un mayor desarrollo de los estados del bienestar de Europa occidental y, si fuese así, qué forma debería adoptar esta contribución? Estas cuestiones se estudiarán en el presente artículo.

Historia de la filantropía

En tiempos pasados, el propósito de la filantropía era mitigar la pobreza, ayudar a los enfermos y ancianos, y alimentar a las viudas y huérfanos. La historia está llena

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de ejemplos de filantropía, a menudo llamada "caridad". Desde el principio, la filantropía ha tenido un papel primordial en la tradición judeo-cristiana europea: en la Edad Media la gente daba limosnas para mejorar sus perspectivas de redención y vida eterna (Swaan, de 1998:252). Asimismo, y en otro nivel, la filantropía funcionaba como mecanismo para resaltar el estatus y la diferencia de clase (Luhmann, 1975:28). Hablando simple y llanamente: servía para confirmar la desigualdad social. En los siglos XVI y XVII, se fundaron muchos asilos de ancianos en Holanda. Las organizaciones de beneficencia de Inglaterra y Francia visitaron los Países Bajos en esta época para aprender sobre este tipo de filantropía.

En Inglaterra, la Reina Isabel I aprobó una Ley de Beneficencia en 1601, con la finalidad de proteger contra el fraude a las organizaciones que recibían donaciones para ayuda a los pobres, a la religión y a la educación, y para garantizar que éstas llegaban a su previsto destino4.

"Socialmente, las elites europeas intentaron utilizar la ayuda a los pobres como estabilizador del orden social existente, que presentaban ante aquéllos como algo venido de la mano de Dios, y, por tanto, legítimo e inmutable" (Van Leeuwen, 2000:6).

Posteriormente, en el siglo XIX y a principios del XX, cuando la Europa occidental se industrializó, la filantropía se vio de nuevo directamente vinculada a la diferenciación del estatus social. Adam llega a esta conclusión en su análisis de las contribuciones filantrópicas a "instituciones culturales, sociales y educacionales regidas por ciudadanos de clase alta... considero la filantropía como un fenómeno de la clase alta, no simplemente como una obra de caridad. La filantropía supone el establecimiento de fundaciones y la limitación de los dividendos de las compañías, la creación de organizaciones exclusivas para regir museos y galerías de arte, y la donación de dinero por medio de legados y donaciones" (Adam, 2004:16).

De acuerdo con De Swaan, la transición de la ayuda a los pobres (obra de caridad) a las políticas de estado del bienestar se puede explicar por la creciente interdependencia y colectivización: "En la época actual, al tiempo que los gobiernos de las ciudades y de los estados conseguían ejercer un control más eficiente, también comenzaron a intervenir en conflictos entre las elites locales sobre la gestión de la pobreza. Ello, a su vez, contribuyó a la expansión del aparato del estado" (Swaan, De, 1998: 219).

La Europa occidental tiene una larga historia de filantropía y caridad, desde la época paleocristiana, a través de la Edad Media, hasta el siglo XIX y principios del XX, la era de la industrialización, el triunfo del capitalismo y el acrecentamiento de la pobreza. Tomemos, por ejemplo, la Sociedad de Organización de Buenas Obras en el Reino Unido. En su obra Philanthropy, Patronage and Civil Society, Thomas Adam resalta las raíces europeas de la filantropía moderna. Apunta que "la Filantropía ha sido considerada en general como una invención americana y como un planteamiento específicamente americano de la vida moderna" (Adam, 2004:3), pero demuestra que "la filantropía es una creación europea, no americana" (Ibid. 5).

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En el siglo XX, las responsabilidades de la Europa occidental en temas relacionados con la pobreza y la seguridad social, la sanidad y la educación fueron asumidas por los regímenes de los estados del bienestar. La filantropía no desapareció, pero fue marginada por la expansión del estado del bienestar. Hoy día, las informaciones oficiales sobre las limitaciones financieras de esta institución, la desregulación e incluso las reducciones en el presupuesto del bienestar inducen a la gente a mirar con ojos nuevos a la filantropía y al papel que podría jugar. Sin embargo, la "filantropía moderna" difiere de la "tradicional" en que ésta va más allá de la ayuda a los pobres, el bienestar y la educación, y engloba un amplio espectro de tareas públicas que abarcan también a la sanidad y al medio ambiente. Así, la filantropía está siendo cada vez más activa dentro del ámbito público, un terreno supuestamente exclusivo de los gobiernos y de las líneas políticas gubernamentales en los estados del bienestar de Europa.

Por cuanto sabemos, Bob Payton, uno de los fundadores de los estudios académicos sobre filantropía en los Estados Unidos, precisó la definición más corta de la filantropía moderna: "una acción voluntaria con la finalidad del bien público" (1988). Una definición más amplia: "contribuciones (dinero, bienes, tiempo, espe-cialización) voluntarias que donan los particulares y organizaciones principalmente en beneficio del bien público" (Giving Netherlands 2009: 18).

La lista de contribuyentes filantrópicos incluye particulares (que contribuyen con dinero, o tiempo, o a través de legados), fundaciones, organizaciones filantrópicas y grandes empresas que se plasman en donaciones como las mencionadas. En el paisaje de las organizaciones filantrópicas hallamos fundaciones dedicadas a la colecta de fondos (como el World Wildlife Fund), organizaciones de beneficencia, fundaciones basadas en dotaciones económicas (como el Wellcome Trust en el Reino Unido y la Bertelsmann Stiftung en Alemania), y tómbolas benéficas.

Filantropía y bienestar

La filantropía moderna funciona de dos formas: en primer lugar, proporciona ingresos a organizaciones sin ánimo de lucro, como universidades y hospitales; y, en segundo lugar, actúa como un sector, hacia y desde organizaciones filantrópicas como la Cruz Roja y la Asociación contra el Cáncer, que se desenvuelven a partir de sus propios recursos financieros (dotaciones, donaciones, legados). Ello convierte a las organizaciones filantrópicas en parte del sector sin ánimo de lucro (más específicamente, el tercer sector). Sin embargo, aunque todas las organizaciones filantrópicas no tienen ánimo de lucro, no todas las organizaciones sin ánimo de lucro son filantrópicas. En algunos países de la Comunidad Europea, las organizaciones filantrópicas se han conjuntado globalmente y funcionan, en realidad, como un subsec-tor del sector sin ánimo de lucro. Tomemos, por ejemplo, el Centro Europeo de Fundaciones (EFC) de Bruselas, y la Asociación de Beneficencia Europea (EFA)5. En

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Holanda, las organizaciones dedicadas a colectas de beneficencia o a conceder subvenciones han formado una nacional denominada Samenwerkende Bracheor-ganisaties Filantropie (Cooperación entre Organizaciones Filantrópicas).

El primer país del mundo en el que el volumen macroeconómico de la filantropía se describió de forma sistemática es los Estados Unidos. Cada año, desde 1995, la Asociación Americana del Consejo de Beneficencia (AAFRC) viene publicando Giving USA, un informe que investiga sobre la filantropía en los Estados Unidos, y que contiene una estimación macroeconómica del conjunto de donaciones procedentes de personas privadas, de legados, de fundaciones y de grandes empresas. En USA, las donaciones totales de 2007 se han estimado en 306 billones de dólares: suma que comprende 229 procedentes de particulares, 23 de legados, 38 de fundaciones y 16 de...

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