Empresa con conciencia

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Por qué la mejor práctica es una buena práctica

GINEBRA - El incendio de 1993 en la fábrica de juguetes de Kader Industrial, ubicada en las afueras de Bangkok, arrojó un balance de 188 muertos y 469 heridos y provocó un enorme dolor y terror, pero también alimentó el debate internacional sobre lo que, desde entonces, ha pasado a denominarse como responsabilidad social corporativa (RSC). La mayoría de las acciones de Kader eran propiedad de entidades extranjeras, y los productos de la fábrica se destinaban fundamentalmente a la exportación a Estados Unidos y otros países industrializados. El suceso resultó particularmente espantoso porque los trabajadores, en su mayoría mujeres jóvenes de áreas rurales desfavorecidas, no tuvieron forma de escapar. Cientos de trabajadores se agolparon en cada uno de los tres edificios que se derrumbaron, y no había ni extintores, ni alarmas, ni sistemas de rociado antiincendios, ni salidas de emergencia.

Los sindicatos han dirigido sus críticas a las empresas multinacionales (EM), por contratar a proveedores que conculcan los derechos de sus trabajadores, y se han organizado campañas públicas contra algunas de las marcas más conocidas. Recientemente, el informe anual de la CIOSL citó graves violaciones de los derechos de los trabajadores en varias EM de prestigio. En los últimos 15 años, numerosas EM no sólo han adoptado códigos de conducta para garantizar el cumplimiento de ciertas normas mínimas por los proveedores, además, han convertido la ejecución de tales instrumentos en parte fundamental de sus operaciones (véase el diagrama).

En el Foro Económico Mundial de 2001 en Davos, los dirigentes empresariales señalaron que «sería difícil exagerar el consenso, casi la pasión, existente entre los altos ejecutivos de las principales empresas mundiales respecto a que ha llegado la hora de la transparencia». Asimismo, en 2003, la Organización Internacional de Empleadores recogió el testigo del debate abierto y señaló que «la RSC no es sólo una cuestión a tener en cuenta por las grandes corporaciones multinacionales... su carácter voluntario, diversidad y flexibilidad son primordiales para que todas las empresas, con independencia de su tamaño o ubicación, consideren el modo en que pueden responder mejor a las realidades del mercado» (OIE 2003). Desde el punto de vista de la OIE, la RSC es una iniciativa voluntaria impulsada por las empresas, y alude a las actividades con las que se pretende ir más allá del cumplimiento legal en una diversa gama de áreas sociales, económicas y medioambientales. Es importante reconocer que numerosos códigos de conducta corporativos han evolucionado en respuesta a la falta de regímenes de ámbito nacional que regulen la conducta corporativa global.

De acuerdo con una encuesta global realizada a ejecutivos publicada por McKinsey en enero de 2006, los altos ejecutivos de todo el mundo creen en suPage 17 inmensa mayoría que su papel en la sociedad trasciende a la mera satisfacción de las obligaciones de los accionistas, e incluye contribuciones explícitas al bien público general, como las que atañen a la provisión de puestos de trabajo decentes, la realización de donaciones filantrópicas e ir más allá de cumplimiento de los requisitos legales con el fin de reducir al mínimo la contaminación y otros efectos negativos de la actividad empresarial. Numerosas iniciativas se han centrado en la pertinencia de estos objetivos en el ámbito empresarial, o en el planteamiento de la "triple línea básica" (triple bottom line ) que enfatiza la responsabilidad financiera, medioambiental y laboral.

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Accionistas y analistas financieros se han dado cuenta también de la importancia de evaluar las actividades sociales de las corporaciones. Importantes baremos de ámbito mundial como el Índice de Sostenibilidad del Dow Jones y el FTSE4Good permiten controlar el rendimiento financiero de las principales empresas movidas por la sostenibilidad de todo el mundo, lo que refuerza el compromiso de numerosas EM con el cumplimiento de los principios de las normas internacionales del trabajo en sus cadenas de suministro.

Con todo, los representantes de los trabajadores hacen un llamamiento a la cautela. En su alocución ante la 95ª Conferencia Internacional del Trabajo de junio de 2006, Sir Roy Trotman, Presidente del Grupo de los Trabajadores de la OIT, llamó la atención respecto al hecho de que, aunque la RSC constituye, en general, una iniciativa bien intencionada, en ocasiones, «viene determinada por el propósito expreso de evitar el ejercicio de la negociación colectiva y el pleno reconocimiento de los principios y los derechos fundamentales en el trabajo, detallados por la OIT». Propuso que la OIT examine el texto y la trascendencia de las políticas de RSC y «oriente, en caso necesario, respecto al modo en que podrían compatibilizarse con nuestras normas globales».

La OIT y la RSC

La singular estructura tripartita de la OIT proporciona un marco viable para la RSC. Por ejemplo, la Declaración Tripartita de Principios sobre Empresas Multinacionales y Política Social (Declaración sobre las EM, adoptada en 1977 y revisada en 2000) precede a la era de los códigos de conducta, si bien, en muchos sentidos, sigue constituyendo un instrumento de vanguardia para la orientación de la RSC.

Los principios contenidos en dicha Declaración se concibieron originalmente para orientar a gobiernos, multinaciones y organizaciones de empleadores y de trabajadores. En la actualidad, la iniciativa InFocus de la OIT contribuye a garantizar que tales principios se incorporen con precisión y mayor frecuencia en las iniciativas privadas voluntarias en materia de RSC. Su labor se centra en la mejora de la recogida, análisis y difusión de información, en la acción coherente capaz de reunir las aportaciones de todos los ámbitos de la Organización, y en los servicios promocionales y de asesoramiento técnico.Page 18

Un ejemplo notable de esta actividad es el programa de la OIT denominado «Mejores fábricas para Camboya», que colabora desde 2001 con el gobierno, los gerentes de las fábricas y los sindicatos. El programa se inició con un sistema de seguimiento que cubre actualmente a 250 fábricas en las que desarrollan su labor más de 280.000 trabajadores, el pasado año comenzó a impartir formación a gestores y trabajadores, y seguirá adelante con esta tarea hasta 2009. Dan Henkle, vicepresidente de responsabilidad corporativa de Gap, señala que «la iniciativa permite contar con todos los agentes interesados, sindicatos, patronal, gobierno y consumidores, reunidos en torno a una misma mesa». Para Christine Evans-Klock, de la OIT, «nuevamente, Camboya se sitúa a la vanguardia mundial en cuanto a la mejora de las normas del trabajo en sus fábricas de ropa. En esta ocasión no mediante el seguimiento, sino con la formación de los trabajadores».

El programa conjunto OIT/USDOL «SHARE» (Respuestas Estratégicas de las Empresas al VIH/SIDA) es otro ejemplo de una iniciativa de RSC en la que se hace hincapié en el diálogo social. SHARE ha suscrito acuerdos de cooperación con unas 300 empresas, y su acción se extiende actualmente a 300.000 trabajadores en 23 países.

El Pacto Mundial ( Global Compact ) para un bien mayor

La comunidad mundial ha desarrollado también un planteamiento polifacético para fomentar la RSC. En 1999, las Naciones Unidas publicaron el Pacto Mundial, una iniciativa que reúne a organismos de esta institución, empresas, organizaciones laborales y entidades de la sociedad civil con el fin de prestar apoyo a principios medioambientales y sociales de carácter universal. En la actualidad, más de 2.500 empresas de 70 países se han sumado al Pacto, y colaboran en el fomento de 10 principios universales en los campos de los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción, que se derivan en parte de la Declaración de la OIT sobre los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo de la OIT.

El creciente interés en la RSC por parte de diversas instituciones y agentes ha reforzado la toma de conciencia de las empresas respecto al positivo papel potencial de las normas del trabajo en el desarrollo empresarial. Tal aumento de la atención ha servido asimismo de estímulo para que las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) de todo el mundo reflexionen acerca de su responsabilidad social; así, la mayoría de los firmantes del Pacto Mundial son PYMEs. El proyecto de la OIT denominado «Desarrollo Sostenible a través del Pacto Mundial», financiado por el Gobierno italiano, centra su actividad fundamentalmente en las PYMEs de Italia, Albania, Marruecos y Túnez.

Implementar los códigos de conducta

Muchas empresas han adoptado normas y directrices éticas que regulan la dimensión de sus prácticas sociales, medioambientales y de derechos humanos. Los códigos de conducta corporativos pueden aplicarse tanto a las actividades que pertenecen a la empresa y ésta controla de manera directa, como a los proveedores y subcontratistas de la empresa ubicados en otros lugares, normalmente en países en desarrollo. Sin embargo, implementar a distancia los códigos, hasta alcanzar los últimos eslabones de la cadena, puede plantear dificultades. «Si mañana dejáramos de impulsar el código, algunas de nuestras fábricas seguirían cumpliéndolo, realizando prácticas laborales que se ajustan al código.Y algunas dejarían de promoverlo de inmediato», señaló un gerente nacional de una multinacional del sector de la confección.

¿Qué sucede cuando los proveedores consideran que el código de la compañía no sirve a sus intereses? Algunas multinacionales vinculan la concesión de pedidos al proveedor con el compromiso de cumplir el código: «En última instancia, para nuestra empresa, si el agente no cumple, no hacemos negocios con él», asegura un gerente de una multinacional del calzado. No obstante, si los proveedores de menor dimensión carecen de los recursos financieros y humanos para aplicar el código, o no comprenden su valor, y este estado de cosas da lugar al cierre de la fábrica en cuestión, los trabajadores pueden acabar encontrándose en situaciones de empleo o desempleo aún peores.

En este sentido, se otorga una nueva prioridad a la educación y formación de todos los componentes de la cadena de suministro, desde la alta dirección, a los propios trabajadores, pasando por los gerentes de las empresas proveedoras y los propietarios de las fábricas. «Lo primero que hay que hacer es educar al accionista o director general de la fábrica sobre las ventajas del programa», comenta un gerente regional.Page 19

Otro problema reside en la multiplicidad de códigos: se tiene constancia de la existencia de 10.000, sólo en el sector de la confección. Para abordar tal dificultad, algunas multinacionales se unen a sus competidores para desarrollar códigos de alcance sectorial. Por ejemplo, HP, Dell e IBM publicaron en 2004 el Código de Conducta del Sector de la Electrónica (EICC en su acrónimo inglés), con el fin de garantizar unas condiciones de trabajo seguras en la cadena de suministro de la industria electrónica, el tratamiento respetuoso de los trabajadores y la aplicación de procesos de fabricación responsables desde el punto de vista medioambiental. Otra iniciativa es la emprendida por el Consejo Internacional de Industrias Jugueteras (ICTI en su acrónimo inglés), que promueve normas internacionales de seguridad en el sector y una actitud responsable sobre la publicidad y el marketing dirigidos a los niños.

Además de los códigos de conducta de las industrias o sectores, se han puesto en marcha las iniciativas de los múltiples stakeholders 1 (MSI en su acrónimo inglés)) cuyos principios se basan en normas mínimas reconocidas internacionalmente como las que atañen al salario mínimo, horas de trabajo, salud y seguridad y trabajo forzoso e infantil. Entre tales importantes iniciativas están la Social Accountability International (SAI), la Fair Labour Association (FLA), la Fair Wear Foundation (FWF), y la Ethical Trading Initiative (ETI). Asimismo, en 2008 existirá una nueva norma internacional: ISO 26000 (véase el recuadro).

Otra iniciativa interesante consiste en la proliferación de convenios marco internacionales (CMIs). Se trata de acuerdos entre multinacionales y una organización como la federación sindical mundial (FSM). Las normas internacionales del trabajo de la OIT, incluidas las que atañen a la seguridad y la salud en el centro de trabajo, se citan en los CMIs con mayor frecuencia que cualquier otra iniciativa sobre responsabilidad social corporativa. Los CMIs incluyen a los sindicatos en sus procedimientos de implementación, que incluyen el seguimiento con fines de verificación, el diálogo y, en caso necesario, las reclamaciones. Entre 1999 y 2006 se han suscrito unos 40 CMIs.

A pesar de estas recientes mejoras, aún queda mucho por hacer. En necesario reforzar los controles independientes y de las empresas, las inspecciones periódicas de las fábricas y los requisitos en materia de elaboración de informes. La formación y la educación comienzan a mostrar resultados sostenibles. Las empresas deben asumir responsabilidades por sus acciones y han de tener en cuenta las estrategias de RSC y las normas internacionales del trabajo al establecer sus objetivos de gestión. Asimismo, y sobre todo, el papel de un buen gobierno resulta fundamental para regular la relación de empleo y proteger todos los intereses de la sociedad.

ISO 26000: próximamente

La Organización Internacional de Normalización (ISO en su acrónimo inglés) está en el proceso de desarrollar una norma internacional sobre responsabilidad social (ISO 26000), que culminará en 2008. La norma se aplicará no sólo a las empresas, sino también a la Administración, organizaciones sin ánimo de lucro y otras entidades, y proporcionará información básica acerca de derechos humanos, medio ambiente, derechos laborales, desarrollo sostenible, RSC y otras cuestiones.

La OIT ha suscrito recientemente un memorando de entendimiento con la ISO, en el que se compromete a prestar asistencia técnica sobre los principios que subyacen a las normas internacionales del trabajo y sobre el mejor modo de aplicarlos en una organización. A cambio, la ISO contará con la participación de la OIT en todas las fases del desarrollo de ISO 26000.

Lecturas recomendadas

OIT. 2000. Declaración tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la política social.

__. 2002. Códigos de conducta y empresas multinacionales (CD-ROM). Contiene 240 códigos de conducta de 209 organizaciones en nueve grupos sectoriales.

Organización Internacional de Empleadores (OIE). 2003. Responsabilidad social corporativa. El planteamiento de la OIE.

Mamic, Ivanka. 2004. La implementación de códigos de conducta: cómo las empresas gestionan el rendimiento social en las cadenas mundiales de suministro.

Para más información, sírvanse visitar la dirección de internet: www.ilo.org/pubIns or e-mail pubvente@ilo.org

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[1] N del T. Stakeholders son beneficiarios con algún tipo de interés en las operaciones de la empresa, a la que brindan su apoyo y ante los cuales la organización es responsable. Son grupos con poder o potencial para poder influir en las decisiones gerenciales.

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