Empleo y estabilidad macroeconómica real. El rol regresivo de los flujos financieros en América Latina
Published date | 01 June 2012 |
Date | 01 June 2012 |
Author | Ricardo FFRENCH‐DAVIS |
DOI | http://doi.org/10.1111/j.1564-9148.2012.00134.x |
Revista Internacional del Trabajo, vol. 131 (2012), núm. 1-2
Derechos reservados © El autor, 2012
Compilación de la revista y traducción del artículo al español © Organización Internacional del Trabajo, 2012
Empleo y estabilidad macroeconómica
real. El rol regresivo de los ujos
nancieros en América Latina
Ricardo FFRENCH-DAVIS*
Resumen. El autor estudia las reformas económicas realizadas en América Latina
desde los años noventa. Se ha logrado estabilizar el nivel de precios, pero el creci-
miento ha sido insuciente y la inestabilidad económica ha perjudicado la inversión
productiva y el empleo. Las frecuentes crisis han sido muy recesivas y han desalen-
tado la formación de capital y la creación de empleo decente. Los ujos nancieros
han sido determinantes de esta situación general. La positiva recuperación de 2010
retoma la senda de progreso de 2004-2008, pero aún con un alto nivel de precarie-
dad laboral y con falencias graves en las políticas macroeconómicas.
Uno de los rasgos persistentes de las sociedades latinoamericanas es la
precariedad del empleo. A pesar de los progresos en la reducción de
la pobreza conseguidos desde los años noventa, la situación laboral aún no ha
logrado un avance sostenido y vigoroso hacia el predominio de empleos más
estables, con protección social y en el que los trabajadores disfruten de la ca-
pacidad de sindicación y negociación, tal y como lo promueve el concepto de
Trabajo Decente de la OIT.
Los países de América Latina han efectuado profundas reformas económi-
cas inspiradas en las directrices de lo que se llamó el Consenso de Washington
—entre ellas, intensas liberalizaciones comerciales y nancieras, privatizaciones
y disciplina scal— con la convicción de que así se asegurarían la estabilidad y el
crecimiento económicos. Se suponía que, de este modo, el empleo y la equidad
mejorarían ostensiblemente. La realidad es que se ha conseguido la estabilidad
del nivel de precios (la inación está dominada por lo general) en el curso de
* Profesor de Economía de la Universidad de Chile; exdirector de Estudios del Banco Cen-
tral y Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades de Chile en 2005; dirección electrónica:
rffrench@econ.uchile.cl. El autor agradece los comentarios recibidos de especialistas de la OIT
y de Joseph Ramos, Raymond Torres, Andras Uthoff, Jürgen Weller, Álvaro Díaz, y un referí anó-
nimo, así como los antecedentes aportados por Werner Gárate y Juan Jacobo Velasco, de la OIT, y
la colaboración de Felipe Arriagada.
La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos solo incumbe a sus autores,
y su publicación en la Revista Internacional del Trabajo no signica que la OIT las suscriba.
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los dos decenios recientes, pero con crecimiento magro del PIB e inestabilidad
de la economía real, esto es, de la producción y el empleo. Pese a los progresos
signicativos registrados en el período de recuperación económica y social de
2004-2008, la precariedad laboral era una acuciante realidad incluso antes del
contagio de la crisis global que estalló en 2008; naturalmente, las falencias se
agravaron con el contagio1. La positiva recuperación de 2010 retoma la senda
de progreso de 2004-2008, pero aún con un alto nivel de precariedad laboral y
con falencias graves en las políticas macroeconómicas y su sostenibilidad.
Al cierre de este artículo, a mediados de 2011, la región está aún en la
parte ascendiente del ciclo, especialmente en lo que respecta a los países ex-
portadores de recursos naturales, los que gozan de precios notablemente ele-
vados (véase CEPAL, 20 11). Ello ha permitido elevar el empleo, la formalidad,
los ingresos y el PIB, pero la generación de nueva capacidad productiva solo ha
mejorado levemente. Entre tanto, se han vuelto a apreciar los tipos de cambio
e incrementar las importaciones reales (en volumen) signicativamente más
rápido que las exportaciones reales (en volumen). Ello es consistente solo con
precios de exportación que se mantengan sustantivamente por sobre los pro-
medios históricos.
Es un planteamiento común, reiterado en las evaluaciones de las refor-
mas efectuadas, que la región enfrentó ecazmente el desafío macroeconómico,
pero que falló en algunas tareas microeconómicas; al respecto, los ejecutores
del Consenso de Washington destacan la falta de avances en la esfera de «la
exibilidad laboral»; otros analistas enfatizan, por ejemplo, la falta de políticas
de desarrollo productivo y el debilitamiento de la capacidad de negociación de
los trabajadores frente a sus empleadores, dos problemas agravados por las re-
formas del Consenso de Washington. En el presente artículo nos concentramos
en el tema macroeconómico, planteando que, en contraposición a la creencia
común sobre la eciencia de la política macroeconómica, allí se ubica una falla
determinante de la desilusionante evolución de la economía y del empleo en
los decenios recientes. Para ello nos basamos en la constatación de que la pro-
ducción y el empleo han estado sometidos a intensos altibajos cíclicos de la
actividad económica, de la demanda global, del acceso al crédito y del tipo de
cambio. Estas son variables claves de la macroeconomía, es decir, del entorno
general en que se desempeñan los productores de bienes y servicios. El compor-
tamiento volátil de estas variables macroeconómicas ha desalentado la forma-
ción de capital, el empleo y la productividad del conjunto de la economía. Los
ujos de capitales nancieros han sido decisivos en esa falla, acompañados re-
cientemente por grandes uctuaciones de la relación de precios de intercambio.
El entorno macroeconómico es el resultado, principalmente, de los efec-
tos e interrelaciones de las políticas scal, monetaria, cambiaria, del mercado de
1 Ello explica que se acordara el Pacto Mundial para el Empleo en la Conferencia General
de la OIT celebrada en junio del 2009 (OIT, 2009) y que el G-20, en la Cumbre de Pittsburg del
mismo año, se comprometiera a situar la promoción de los empleos de calidad en el centro de la
recuperación.
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