¿ EI trabajo estable mejora la productividad?

DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-913X.2005.tb00282.x
AuthorPeter AUER,Janine BERG,Ibrahim COULIBALY
Published date01 September 2005
Date01 September 2005
Revista Internacional del Trabajo,
vol. 124 (2005), núm. 3
Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2005
¿El trabajo estable
mejora la productividad?
Peter AUER
*
, Janine BERG
*
e Ibrahim COULIBALY
**
U
no de los puntos clave del debate sobre la flexibilidad del mercado
laboral es el efecto que ejerce en el empleo la legislación desti-
nada a proteger la relación de trabajo. Se aduce que como el despido
resulta más costoso cuando está legalmente limitado, las empresas con-
tratan menos o recurren más a los contratos temporales y a los empleos
«sumergidos». Se afirma también que, además de esos supuestos efec-
tos nocivos para el empleo, la reglamentación del mercado de trabajo
es un obstáculo para que éste se adapte con rapidez a las conmociones
económicas, por lo que va en detrimento del producto y la producti-
vidad. Por ejemplo, en las
Perspectivas de la economía mundial 2003
del
Fondo Monetario Internacional (FMI) se sostenía que si Europa refor-
mara sus instituciones laborales para amoldarlas a las pautas vigentes
en los Estados Unidos, su producto aumentaría en más o menos un
5 por ciento y su tasa de desempleo se reduciría en un 3 por ciento.
La antigüedad laboral — el tiempo que ha permanecido un traba-
jador en la misma empresa o en la misma actividad por cuenta pro-
pia — depende de una serie de factores que condicionan la oferta y la
demanda del mercado de trabajo. Estos factores pueden ser circunstan-
cias del propio mercado o elementos «institucionales», como, por ejem-
plo, los convenios colectivos o las leyes protectoras del empleo, en los
cuales se deja sentir la fuerza respectiva de las partes que negocian. Ha-
bida cuenta de que la reglamentación del mercado de trabajo guarda
una relación positiva con la antigüedad, cabe interpretar ésta como un
indicador de la flexibilidad (o la estabilidad) numérica del mercado
laboral (Auer y Cazes, 2003 y 2000). En estudios realizados por la OIT
* Unidad de Análisis e Investigación sobre el Empleo del Departamento de Estrategias de
Empleo de la OIT. ** Unidad de Investigación y Análisis de Políticas del Programa de la OIT
sobre el Sida (OIT-SIDA); trabajaba antes en la mencionada Unidad de Análisis e Investigación
sobre el Empleo de la OIT. Direcciones electrónicas: auer@ilo.org, berg@ilo.org y coulibalyi@ilo.
org.
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y por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OC-
DE) se ha comprobado que en Europa y el Japón el mercado laboral es
bastante estable: así lo indica la sorprendente fortaleza de la relación de
trabajo duradera, que se plasma en una antigüedad media larga (OC-
DE, 1999, y Auer y Cazes, 2003). El presente estudio continúa por la
senda de aquellos otros anteriores.
Nos proponemos averiguar si la antigüedad en la empresa inhibe
o fomenta el crecimiento de la productividad, y si existe o no un nivel
óptimo de antigüedad desde este punto de vista. Dicho de otro modo,
¿qué grado de flexibilidad numérica o qué nivel de estabilidad necesita
una economía o una empresa para elevar al máximo su productividad?
Para ello, y tras revisar en primer lugar la bibliografía sobre el asunto,
haremos un análisis econométrico sencillo de la relación entre antigüe-
dad y productividad en trece países europeos durante el período 1992-
2002. Estudiaremos los diferentes sistemas laborales existentes en
Europa, sobre todo en dos aspectos: qué relación mantienen los pode-
res públicos y los interlocutores sociales y cómo condiciona el ordena-
miento laboral la mencionada flexibilidad numérica. Hay quien sostie-
ne que una antigüedad suficiente es necesaria tanto para la seguridad
de los trabajadores como para la productividad de las empresas, si bien
debe ir acompañada de una flexibilidad interna o funcional. En térmi-
nos globales, tanto la antigüedad larga como la corta pueden ser nega-
tivas para la productividad. Aunque no parece que la antigüedad media
larga que prevalece en Europa sea perjudicial en este aspecto, tal vez
no sea siempre beneficiosa para el mercado de trabajo, pues los países
con una cifra de antigüedad elevada suelen tener una tasa de ocupación
(o tasa de empleo) baja. Esta paradoja — que ha de estudiarse con más
detenimiento — es todo un reto para los que ven en la flexibilidad la-
boral la solución tanto para el problema del desempleo como para el de
la productividad escasa.
En realidad, el problema es posiblemente más complejo: la cues-
tión no radica sólo en si los trabajadores veteranos son más productivos
que los demás, o en si la promoción de la antigüedad larga o de la corta
fomenta el empleo o lo perjudica, sino también en cuál es la estructura
del mercado laboral (y, por ende, el punto de equilibrio entre puestos
de larga y de corta duración) que más refuerza la seguridad del empleo.
Un alto nivel de inseguridad no es conveniente por cuanto que reduce
el consumo, y ello aminora el crecimiento económico y también la pro-
ductividad. En el análisis que sigue demostraremos que, por sí sola, la
antigüedad no brinda una gran seguridad (lo cual quizás sólo confirme
que hay otros factores que producen inseguridad, como el desempleo y
la falta de perspectivas de encontrar un buen trabajo). Parece ser que
los países con unas cifras de antigüedad intermedias y que, a la vez, tie-
nen políticas que facilitan el paso de un empleo a otro son los que ofre-
cen a sus trabajadores los mejores niveles de seguridad; son también los
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