Cuando el dolor formaba parte del trabajo. Bucear con seguridad o cómo los

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KOH SIRAY, Tailandia - Hace 17 años, Khun Doomin Pramongkit era uno de los "gitanos del mar" (buceadores autóctonos que trabajan a 48 metros bajo la superficie del mar de Andaman, en las aguas que rodean a la isla de Phuket) cuando se produjo una catástrofe que cambiaría su vida para siempre.

Un compresor que transportaba aire a través de una manguera de caucho larga y de forma similar a una serpiente, falló. Al quedarse sin suministro de aire de reserva en su máscara de buceo, Khun Doomin trató de alcanzar la superficie a toda velocidad, lo que le llevó a padecer la temida enfermedad del buzo y a quedar paralizado.

Con todo, Khun Doomin tuvo suerte aquel día. Por lo que respecta a sus compañeros, uno murió a causa de esta enfermedad de la descompresión al alcanzar el barco; el otro falleció posteriormente en el pueblo.

En la actualidad, Khun Doomin, con 44 años de edad, sigue paralizado de cintura para abajo. Como no puede ocuparse de sí mismo, debe confiar en su esposa y en los trabajadores de la sanidad pública para que le asistan al realizar incluso las actividad más básicas.

Una cultura del dolor

Khun Doomin pertenece a un grupo de unos 400 buceadores pescadores autóctonos que viven y trabajan en la costa occidental de Tailandia. Conocidos como Urak Lawoi, que significa gentes del mar en el idioma local, pescan y recogen marisco, cangrejos y langostas, holoturias y erizos de mar para su exportación a países vecinos. Como muchos otros pueblos autóctonos dedicados a la pesca en América del Norte, del Sur y Central, Oceanía y Asia, bucean o adaptan sus técnicas tradicionales de buceo utilizando aire comprimido, con el fin de lograr capturas de fauna marina cuya obtención resulta más difícil empleando otros medios.

En el grupo que nos ocupa, sólo bucean los hombres. Con edades comprendidas entre los 13 y los 62 años, los buceadores Urak Lawoi utilizan equipos muy primitivos para faenar bajo el mar. En la superficie, un compresor alimentado por diesel o gasolina (a menudo rescatado de un viejo camión) se instala en la cubierta a la intemperie de los barcos de buceo y suministra aire comprimido a un número máximo de cuatro buceadores a la vez.

El aire se bombea a través de una manguera de 100 metros de longitud unida al equipo del buceador, que respira por la nariz dentro de una máscara agujereada por una válvula de caucho conectada a la manguera. Los buceadores son lastrados y trabajan de pie o andando sobre el lecho del océano. Su única protección frente a la temperatura del agua y la fauna marina, como el coral urticante, es una camisa de manga larga y unos pantalones de corte deportivo.

A diferencia del buceo profesional, militar, científico o recreativo, en el que se utilizan tablas u ordenadores para limitar el tiempo pasado bajo el mar en función de la profundidad de la inmersión, los Urak Lawoi carecen de este tipo de medios complejos de orientación. En cambio, miden la profundidad basándose en la cadena del ancla o en su conocimiento del área. En lugar de controlar el tiempo, la mayoría de los buceadores permanecen bajo la superficie hasta que el trabajo se ha completado, lleven reloj o no.

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EVITAR LA CÁMARA DE DESCOMPRESIÓN

Un reciente artículo de versaba sobre el deseo de las organizaciones de empleadores y trabajadores de instalar varias cámaras de descompresión en un área geográfica en la que se lleva a cabo el buceo para la recogida de perlas. Aunque no cabe discutir la importancia de disponer de instalaciones adecuadas para tratar la enfermedad de la descompresión, en la situación que afecta a Khun Doomin y sus compañeros buceadores, un mejor entendimiento de los riesgos del buceo, la adopción de una actitud positiva respecto a la gestión de tales riesgos y la disposición del conocimiento y las destrezas necesarios para eludir la descompresión podrían haber evitado que tal situación llegase siquiera a producirse

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El resultado de esta forma de actuar es una profesión peligrosa. En una encuesta realizada entre Urak Lawoi en activo se llegó a la conclusión de que un 85% de los buceadores estudiados sentía dolores a consecuencia de su actividad. La población de buceadores sufre una tasa de mortalidad profesional de 300 fallecimientos por cada 100.000 trabajadores (a modo de comparación cabe señalar que, por ejemplo, los trabajadores de la construcción con cobertura del sistema de la seguridad social registraban una tasa de mortalidad profesional de 70 fallecimientos por cada 100.000 trabajadores en el mismo período). Una proporción ligeramente superior al 5% de la población de buceadores en activo y exbuceadores se encuentran discapacitados a causa de sus inmersiones

Aprender a sobrevivir

Las prácticas, actitudes respecto al riesgo y las incidencias de casos de lesión, discapacidad y fallecimiento de los Urak Lawoi se han estudiado en el marco de un proyecto desarrollado en colaboración con el Ministerio de Sanidad Pública de Tailandia. El Dr. Alan Geater, profesor agregado a la cátedra de epidemiología en la Universidad Príncipe de Songkla de Hatyai, Tailandia, es miembro del equipo del proyecto. El Dr. Geater observó recientemente que el proyecto permitió formular en primer lugar datos básicos para mejorar el conocimiento de la situación de los buceadores Urak Lawoi. Se determinaron ciertas áreas principales en las que se prevé que los riesgos de padecer la enfermedad de la descompresión sean elevados y se instó a adoptar cambios de actitudes y conductas que permitan reducir tales riesgos.

Se seleccionó a 16 trabajadores dedicados a la asistencia sanitaria en los pueblos y áreas habitadas por los Urak Lawoi. Se les impartió formación con el patrocinio del proyecto, con el fin de facilitar su participación en actividades de realización de encuestas, efectuación de exámenes físicos, información y educación.

El proyecto utilizó una estrategia de la OIT denominada WISE (acrónimo inglés de Work Improvements in Small Enterprises, Mejoras del Trabajo en las Pequeñas Empresas) para formular normas sencillas, fáciles de recordar y de coste reducido que ayudasen a los trabajadores especializados en asistencia sanitaria a desarrollar herramientas de información con vista a la mejora de la seguridad de las prácticas de buceo y a la reducción del riesgo de padecer la enfermedad de la descompresión.

Con la participación de los patrones de los barcos, los dirigentes locales y los trabajadores dedicados a la asistencia sanitaria, se establecieron diez normas concisas y directas para lograr un buceo seguro. Asimismo, se elaboró para cada norma una ficha informativa de una página con ilustraciones, que fue comprobada, impresa y distribuida por todos los pueblos afectados. Las normas constituyeron la base de una serie de seminarios orientados a la participación, supervisados por el proyecto y conducidos por los trabajadores locales especializados en asistencia sanitaria, con el fin de mejorar los conocimientos de los patrones de los barcos acerca de las técnicas aplicables para reducir el riesgo de padecer la enfermedad de la descompresión.

De acuerdo con Aurai Samakkaran, enfermera de la sanidad pública colaboradora en el proyecto, "[los trabajadores dedicados a la asistencia sanitaria] podemos capacitar a los Urak Lawoi mediante la información y la educación para que, una vez que nuestra labor haya concluido, sigan teniendo presentes los importantes mensajes que les hemos transmitido sobre seguridad en el buceo".

Asimismo, el proyecto entregó a cada buceador en activo una camisa, utilizada en las inmersiones, con un mensaje de seguridad inscrito a la espalda.

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¿EN QUÉ CONSISTE LA ENFERMEDAD DE LA DESCOMPRESIÓN

El mal del buzo se define como enfermedad de la descompresión y barotrauma (lesión debida a la presión). Un elevado porcentaje del aire que respiramos es nitrógeno. A una presión atmosférica normal (la existente a nivel del mar), este gas entra y sale de los pulmones mediante el proceso respiratorio ordinario. A medida que un buceador se sitúa a mayor profundidad, el nitrógeno pasa a través de los pulmones y se licúa por la presión. Circula en estado líquido en la sangre alcanzado los diferentes tejidos del organismo. Si un buceador asciende lentamente, el nitrógeno se libera mediante la acción del proceso respiratorio normal. Sin embargo, si el ascenso se efectúa con excesiva rapidez, no hay tiempo suficiente para que el nitrógeno disuelto escape de los tejidos y, a medida que se reduce la presión, se forman en éstos y en la sangre burbujas de gas capaces de bloquear los conductos sanguíneos y dañar los tejidos. Habitualmente se practican ascensos paulatinos y paradas de descompresión, con el fin de permitir la liberación del gas nitrógeno a través del sistema respiratorio. El barotrauma es una lesión causada por un cambio de presión repentino. Puede afectar a partes del organismo como las fosas nasales, los pulmones y los oídos.

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Evitar prácticas peligrosas

El Programa Infocus SafeWork de la OIT se ocupa de las profesiones peligrosas. Tanto la pesca como el buceo reciben tal consideración. Elevar el nivel de conocimiento y sensibilización respeto a los riesgos existentes, así como trabajar para cambiar actitudes y conductas son maneras de capacitar a los buceadores y los patrones de los barcos para encontrar soluciones que permitan mejorar su salud y seguridad en el trabajo.

"En un pueblo de gran dimensión en el que se ha llevado a cabo una evaluación preliminar de los efectos del proyecto, se observan datos que indican un aumento del conocimiento general de los riesgos asociados al buceo y los esfuerzos dedicados a evitar las prácticas peligrosas. Se aprecian indicios de que esta información se difunde entre los habitantes del pueblo", señala el Dr. Geater.

Un problema que ha asolado a numerosos barcos de buceo es la presencia de otras embarcaciones que, al pasar muy cerca de los primeros, pueden llegar a cortar con sus hélices las mangueras de suministro de aire a los buceadores. Recientemente, en una de las sesiones de formación participativa del proyecto, se solicitó al patrón de un barco que desplegara la bandera internacional que advierte a otras embarcaciones de la presencia de buceadores y de la conveniencia de proceder con precaución y mantenerse a una distancia prudente. La noche siguiente, el patrón en cuestión entró a la carrera en el pueblo explicando que un gran buque de pesca que se desplazaba con rapidez hacia su barco vio la bandera y se alejó. Ahora, el resto de patrones y buceadores buscan ávidamente información sobre dicha bandera internacional de señalización y tratan de asistir a sesiones de formación sobre su utilización.

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(*) David Gold, es miembro del personal directivo del programa SafeWork de la OIT y trabajó de manera independiente en el desarrollo y la aplicación de este proyecto.

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