Disipar el mito del inmigrante

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A nadie sorprende ya la afirmación de que las economías más industrializadas se verían gravemente comprometidas, cuando no paralizadas, sin la ayuda de una numerosa mano de obra inmigrante. Ahora bien, ¿reciben a cambio estos trabajadores y sus familias lo que les corresponde?

Según un informe de una agencia de prensa realizado en enero de 2006, algunos expertos consideran que la economía británica y sus servicios públicos se derrumbarían de no ser por los inmigrantes que han entrado al país de forma ilegal. Y en octubre de 2005, un titular del Korea Times rezaba así: "Los extranjeros contribuyen al desarrollo de la economía coreana".Page 21

Según este diario, "se han convertido en la columna vertebral de las corporaciones del país". En fecha más reciente, el 26 de abril de 2006, un corresponsal del Financial Times en Madrid afirmaba que la nueva demanda de viviendas que generan los inmigrantes ha sido decisiva para mantener el auge del sector de la construcción en España. Y, en este mismo país, el año pasado un acuerdo tripartito entre el Gobierno, los empleadores y los trabajadores permitió la regularización de casi 700.000 trabajadores inmigrantes.

De sobra es sabido que los inmigrantes han enviado siempre gran parte de sus ganancias a sus países de origen, normalmente a costa de un sacrificio y un precio considerables. En la actualidad hay aproximadamente 86 millones de trabajadores inmigrantes en el mundo, y los informes relativos a las cantidades que "envían a casa" son innumerables. Las últimas estimaciones hablan de casi 160.000 millones de dólares de Estados Unidos al año. Cantidad sólo superada en el comercio del petróleo y que es, además, el triple de la cantidad mundial que se destina a ayuda al desarrollo. No obstante, el valor de la contribución de los inmigrantes (incluidos los que se hallan en situación irregular) a la economía del país de acogida suele pasarse por alto, incluso negarse.

Con todo, bien es sabido que los inmigrantes envían una media del 13% de sus ingresos a sus países de origen, lo que significa que gastan el 87% en el país de acogida. Si se hacen cuentas, empezando con el importe total de las transferencias, la aportación de los inmigrantes a los países de acogida en todo el mundo tiene un valor que supera el billón de dólares de Estados Unidos. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la OIT afirmaban en una publicación reciente: "Numerosos estudios demuestran que los inmigrantes cubren puestos de trabajo esenciales que a los nativos les resultan poco gratos, y que su presencia, actividad e iniciativa generan más empleo" (véase el recuadro al margen)1.

Mito número 1: los inmigrantes son una carga para las economías de los países de acogida

"La percepción de que los inmigrantes representan una carga financiera para los países de acogida no está respaldada por la investigación", asegura Brunson McKinley, Director General de la OIM (International Herald Tribune, 24 de junio de 2005). Por ejemplo, el Gobierno del Reino Unido ha calculado que en 1999 y 2000, los inmigrantes establecidos en el país aumentaban en 4.000 millones de dólares de Estados Unidos (2.200 millones de libras esterlinas) netas el presupuesto, es decir, pagaron impuestos y cotizaron a la Seguridad Social por un valor superior a lo que recibieron en prestaciones. Y el Institute for Public Policy Research señaló también en un estudio reciente que la contribución de los inmigrantes al erario público, que representó el 8,8% del total en 1999 y 2000, supera ahora el 10%. En Alemania, el inmigrante medio realiza una contribución positiva de más de 60.000 dólares a lo largo de su vida. Este año en España, el 25% de los ingresos del sector de la construcción procederán de los inmigrantes, para quienes se han construido más de 170.000 viviendas nuevas. En Estados Unidos, la inmigración generó unos ingresos nacionales adicionales de 8.000 millones de dólares (OIM, World Migration Report 2005) en el curso de un año.

Nuevo manual sobre políticas migratorias de la mano de obra

La publicación conjunta de la OSCE, la OIM y la OIT, Handbook on establishing effective labour migration policies in countries of origin and destination, se elaboró para ayudar a los Estados miembros a desarrollar soluciones políticas e iniciativas destinadas a mejorar la gestión de la inmigración de mano de obra y de los flujos migratorios.

En él se exploran las cuestiones que afectan hoy a las políticas sobre inmigración de la mano de obra, como la protección de los trabajadores inmigrantes, las ventajas de una inmigración laboral organizada y administrada con eficacia, las políticas de admisión de trabajadores extranjeros y las posteriores a la admisión, la inmigración de mano de obra irregular y la cooperación interestatal.

De acuerdo con Ibrahim Awad, Director del Programa de Migraciones Internacionales de la OIT, "el mayor reto que se plantea hoy es garantizar a los inmigrantes el acceso a canales regulares y legales, para evitar de este modo los abusos, la explotación y la trata de seres humanos".

La publicación vio la luz en el 14º Foro Económico de la OSCE, celebrado el pasado mayo en Praga, y su preparación corrió a cargo de responsables de la toma de decisiones y profesionales de la inmigración laboral en el área de la OSCE y en los países miembros de la OIT y de la OIM. Está inspirada, en parte, en las conclusiones del nuevo marco multilateral sobre la inmigración que la OIT ha incluido en su Plan de acción aprobado en 2005, que comprende principios, directrices y buenas prácticas que ayuden a los mandantes a desarrollar y mejorar las políticas sobre migración de la mano de obra. En el manual se citan 30 Convenios de la OIT que afectan directamente a los trabajadores inmigrantes.

"Los países con políticas que previenen la discriminación y permiten una mejor integración de los trabajadores inmigrantes consiguen con mucha mayor facilidad una participación total y productiva en el mercado de trabajo", afirmó Awad. "Para proteger los derechos de los inmigrantes y sacar el mayor fruto posible de los efectos positivos de la inmigración, la respuesta no está en una políticas más estrictas, sino mejores".Page 22

Si la inmigración de trabajadores es tan importante hoy para los países de acogida, para algunos podría resultar indispensable en el futuro, hasta el punto de que muchas voces alertan ya sobre los riesgos que puede entrañar una «fuga de cerebros» para los países en desarrollo.

En un libro verde publicado en enero de 2005, la Comisión Europea señalaba que, si no intervienen otros factores, los habitantes de la Unión Europea menores de 25 años se reducirán en 20 millones entre 2010 y 2030. Si se confirma la tendencia actual, en el año 2050 el nivel de población en Italia disminuirá un 28%, y en España, un 24%. Para mantener sus niveles actuales de población, los cuatro países mayores de Europa (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) necesitarían un total de 700.000 inmigrantes cada año, en lugar de los 230.000 que reciben en la actualidad. Y si desean conservar los niveles de población activa y edad de jubilación que tienen en este momento, necesitarán recibir en total más de un millón de trabajadores inmigrantes cada año. Un ejercicio de simulación realizado por la OIT indica que, sin inmigración, el nivel de vida europeo en 2050 será sólo el 78% de lo que es en la actualidad.

Rusia, que ya se ha convertido en el segundo país del mundo en acogida de inmigrantes después de Estados Unidos, hace frente a un descenso de mano de obra de 750.000 personas este año, que será de seis millones en 2010. En Estados Unidos, la Oficina de Estadísticas Laborales prevé que para 2010 habrá 10 millones de empleos vacantes, en particular, en los sectores de servicios peor remunerados. Aunque es improbable que se produzcan unos flujos de migración de tal magnitud, está claro que la inmigración será parte de la solución para mantener y mejorar los niveles de vida del mundo industrializado. Será también una cuestión de supervivencia para millones de personas en los países en desarrollo.

Mito número 2: la inmigración es una alternativa

Como señala Brunson McKinley, de la OIM,"hace ya tiempo que tenía que haber concluido el infructuoso debate sobre si debe haber o no inmigración". La inmigración existe y continuará existiendo. Nuestra alternativa está en las políticas que formulamos y aplicamos para encauzarla de manera que discurra por cauces seguros, ordenados, humanos y productivos que beneficien a los migrantes así como a las sociedades de los países de origen y de destino" (International Herald Tribune, 24 de junio de 2005).

Para subrayar esta opinión, el Presidente de México Vicente Fox, en una visita oficial a Estados Unidos en mayo de 2006, declaró que "en este momento es prioritario que los gobiernos se den cuenta de que es urgente encontrar mecanismos y métodos que garanticen una inmigración segura, una inmigración que respete los derechos humanos y el derecho al trabajo" (agencia France Presse, 24 de mayo de 2006).

Aún queda mucho por hacer respecto a estas cuestiones. En un estudio publicado en Ginebra en junio de 2006, la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) analizabaPage 23 la situación de los trabajadores en 137 países y destacaba que los inmigrantes son vulnerables en particular a las violaciones de los derechos sindicales y los derechos en el trabajo. Hace dos años se produjo una alarma similar cuando la OIT informó, en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2004, que "para un porcentaje inaceptablemente elevado de inmigrantes las condiciones de trabajo se caracterizan por el abuso y la explotación: trabajo forzoso, salarios bajos, malas condiciones de trabajo, inexistencia de una verdadera protección social, privación de la libertad sindical y de los derechos sindicales, discriminación y xenofobia, así como exclusión social, todo lo cual les impide gozar de los posibles beneficios que entraña el hecho de trabajar en otro país".

Aunque las investigaciones confirman que los países industrializados van a tener que recurrir a la inmigración por el bien de sus propias economías, esto no menoscaba la necesidad de reducir el déficit de trabajo decente en los países en desarrollo, en los que los trabajadores no suelen tener otra alternativa que exiliarse si quieren que sus familias sobrevivan. En todo caso, lo que es necesario también es que se respeten los derechos humanos de los inmigrantes, los principios de igualdad de oportunidades y de trato, y las normas fundamentales del trabajo en los países de destino. Sólo así se puede aprovechar al máximo el potencial que la inmigración ofrece tanto a los países de origen como a los de destino, además de a los propios trabajadores.

El marco multilateral sobre la inmigración publicado recientemente por la OIT (véase el recuadro al margen) puede resultar un instrumento útil para ayudar a gobiernos, organizaciones de empleadores y de trabajadores a alcanzar tales objetivos. Como bien señaló el sociólogo suizo Max Frisch acerca de los inmigrantes de su país: "queríamos trabajadores, pero vinieron seres humanos". En la base misma de la inmigración, sea presente o futura, se hallan las legítimas aspiraciones de hombres y mujeres para la consecución de la justicia social.

La federación rusa se compromete a revisar la política de inmigración

Una cuestión prioritaria para el Programa de Cooperación entre la OIT y la Federación Rusa, firmado en la Conferencia Internacional del Trabajo del presente año y en vigor entre 2006 y 2009, es la gestión de la inmigración.

A principios de la década de 1990, la Federación Rusa se convirtió en uno de los principales actores del escenario de la inmigración laboral internacional como país de acogida, envío y tránsito. Los Servicios Federales de Migración calculan que en Rusia hay en este momento 500.000 inmigrantes en situación regular, y entre 5 y 14 millones inmigrantes indocumentados.

El Programa de Cooperación hace hincapié en la necesidad de perfeccionar la legislación nacional así como en los mecanismos internacionales y bilaterales destinados a regularizar a los inmigrantes y evitar que se produzcan abusos. Por otra parte, el Programa abordará la inmigración dentro de la propia Federación Rusa para fomentar la movilidad de la población activa y crear un mercado de trabajo más flexible.

OTRAS LECTURAS

Organización Internacional del Trabajo (OIT) 2004. En busca de un compromiso equitativo para los trabajadores inmigrantes en la economía globalizada. Informe VI, 92.ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, Ginebra.

Organización Internacional para la Migraciones (OIM) 2005. World Migration Report 2005.

Comisión Europea. 2005. Green Paper on an EU approach to managing economic migration (Libro Verde: el planteamiento de la UE sobre la gestión de la inmigración económica). Ec.europa.eu/comm./off/green/

OIT. 2002. Los trabajadores y los trabajadores inmigrantes. Educación obrera 2002/4, núm. 129. ISSN 0378-5467

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[1] Handbook on establishing effective labour migration policies in countries of origin and destination. OSCE, IMO y ILO, Ginebra, 2006.

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