El debate inconcluso sobre el trabajo no remunerado

Published date01 September 1999
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-913X.1999.tb00136.x
Date01 September 1999
AuthorLourdes BENERÍA
El debate inconcluso sobre el trabajo no remunerado 321
Copyright © O rganización Internacional del Trabajo 1999
Revista Internacional del Trabajo, vol. 118 (1999), núm. 3
El debate inconcluso sobre el trabajo
no remunerado
Lourdes BENERÍA*
Las normas conceptuales y teóricas están en el origen de los sesgos estadí s-
ticos que hacen que se infravalore el trabajo de l a mujer en las estadís-
ticas de la población activa y en las cuentas nacionales. Los primeros esfuerzos
por subsanar esta laguna se centraron en contabilizar mejor la actividad laboral
de la mujer con el fin de hacerla más patente. El objetivo original ha evolucio-
nado gradualmente y, hoy en día, se procura que las estadísticas abarquen todo
el trabajo no remunerado, con independencia de quiénes lo realicen (tanto si
son hombres, muj eres o menores). Esta evolución revela que la validez de las
cuestiones planteadas por las feministas sobrepasa el feminismo y pone en en-
tredicho algunos supuestos esenciales del pensamiento económico tradicional.
Ester Boserup, en su obra ya clásica de 1970, Woman’s role in economic
development, señaló que «las actividades de su bsistencia que no recogen nor-
malmente las estadísticas sobre producción y rentas son en gran parte obra de
mujeres« (Boserup, 1970, pág. 16 3). Esta autora fue quien primero puso de
relieve el tiempo que consumen estas tareas y las penalidades que causan a las
mujeres de las zonas rurales obligadas a hacer esfuerzos fí sicos considerables
para buscar leña, acarrear agua y ocuparse de los cultivos y de «la elaboració n
rudimentaria de alimentos esenciales«.
Antes aún, Margaret Reid, en su obra Economics of household production,
de 1934, planteó el problema de la exclusión de la producción doméstica del
cómputo de la renta nacional y concibió un mét odo para estimar el valor
del trabajo efectuado en el hogar. Más adelante, a partir de los años sesenta, el
movimiento femenino internacional sentó las bases para establecer un nuevo
método de cálculo de las actividades económicas de la mujer. Se consideró que
los sesgos estadísticos simbolizaban la manera en que la sociedad infravaloraba
a la mujer y su aportación al bienestar social. Las cuatro conferencias mundia-
les sobre la mujer celebradas con los auspicios de las Naciones Unidas desde
1975 han sido decisivas para incorporar el asunto a los programas y los planes de
acción consiguientes de las Naciones Unidas. En otro plano, el libro publicado
* Profesora de Planificació n Urbana y Regional y Estudios de la Mujer de la Universidad
de C ornell.
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en 1988 por Marilyn Waring, If women counted, difundió el problema entre un
amplio público. En los veinte años últimos, autoridades nacionales, investiga-
dores y asociaciones de activistas han intervenido decididamente en este esfuer-
zo de concienciación e innovación.
Existe ya una cantidad considerable de obras no especializadas en que se
analizan datos relativos a la distribución del tiempo personal, entre otras cosas
por lo que se refiere al trabajo no remunerado. La prim era compilación siste-
mática de datos de ese tipo se llevó a cabo en la URSS en 1924, con la finalidad
de recoger información sobre cuestiones concretas como el tiempo de ocio y el
trabajo al servicio de la comunidad (Juster y Stafford, 1991). Desde los años
sesenta se han realizado estudios nacionales y comparados del empleo del tiem-
po personal con propósitos muy distintos, como ampliar las estadísticas en que
se basan l as cuentas nacionales o estudiar el comportamiento de los hogares,
tanto en países industrializados como en desarrollo (figuran resúmenes de la
bibliografía y de las definiciones en Golds chmidt-Clermont, 19 82, y en Juster
y Stafford, 1991). Dichos estudios, aunque son útiles y a menudo sus objetivos
se asemejan al empeño por valorar el trabajo gratuito, por lo general no parten
de una perspectiva específicamente feminista acerca de las consecuencias para
las mujeres de las situaciones que en ellos se analizan.
En este artículo trataremos de resumir algunos de los aspectos teóricos y
prácticos de los esfuerzos desplegados durante los veinte años últimos para
computar el trabajo no remunerado de las mujeres y de valorar el punto al que
han llegado 1.
Medición del trabajo gratuito
El trabajo no remunerado sigue estando infravalorado en gran parte en las
estadísticas nacionales e internacion ales sobre la p oblación activa, el PIB y la
renta nacional. Las estadísticas sobre la población activa y el cálculo de la renta
de los países se concibieron en principio para acopiar informaciones acerca del
nivel y las variaciones de la actividad económica remunerada a lo largo del
tiempo, y para servir de base a la política y al planeamiento económicos. Como,
por lo general, se considera que el mercado es el elemento fundamental de la
actividad económica, la noción estadística de estar «trabajando« se define (y lo
ha sido tradicionalmente) como un subconjunto de «las personas con empleo«,
es decir, sólo las que efectúan un trabajo por una remuneració n o un beneficio
(véase OIT, 1955, págs. 47 y 48). De igual modo, la producción de subsistencia
sólo se contabiliza en la renta nacional en tanto en cuanto guarda relación con el
mercado. Los lectores de manuales de introducción a la economía conocen
sobradamente el chascarrillo sobre la disminución del PIB en las estadísticas
cada vez que un hombre contrae matrimonio con su ama de llaves. Esa «dismi-
1Para redactar el presente artículo nos hemos basado en datos e ideas que trataremos má s
ampliamente en un libro de pró xima publicació n sobre la igualdad entre los sexos y la economí a
mundial.

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