No cultivar té, sino educación: voces de cambio en Uganda

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TORO - Bajo un cálido sol, entre la exuberante vegetación de las ondulaciones montañosas de Toro, al oeste de Uganda, Annet, de 15 años de edad, recoge té junto a cientos de niños por unos 0,30 dólares al día.

Este mar de jóvenes rostros, dispersos a lo largo de las plantaciones de té de Fort Portal, hace frente con tristeza a un futuro sombrío.

Sí, quiero ir a la escuela secundaria para chicas de Kyebambe. Pero mis padres son pobres y no pueden permitírselo

, declara Annet con tristeza. «Tengo que acudir a la plantación y recolectar té para conseguir dinero y después comprar libros y bolígrafos, pero a veces no puedo con todo.»

Aunque en la Constitución de Uganda de 1995 [capítulo 1, artículo 34(4)] se dispone la protección de los niños en trabajos peligrosos y en condiciones de explotación, se estima que la cifra de niños que trabajan, de edades comprendidas entre los 5 y los 17 años, asciende a 7,9 millones. En otras palabras, en Uganda trabaja 1 de cada 3 niños.

La mayoría de estos menores atrapados en el trabajo infantil se encuentra en áreas rurales en las que la pobreza afecta en torno al 60% de la población. Estas penosas circunstancias se ven agravadas por el hecho de que 1 de cada 5 niños son huérfanos, fundamentalmente a causa del VIH/SIDA, y muchos de ellos se convierten en cabezas de familia y sostienen a sus hermanos mediante trabajos arduos y mal remunerados.

Estos niños, a muy temprana edad, deben adoptar la difícil decisión de ayudar a sus familias a sobrevivir, sacrificando su derecho a una educación y, posiblemente, a un futuro mejor.

Cambio de percepciones mediante el diálogo

Como medida de apoyo al proyecto de cooperación técnica de la OIT denominado «Fortaleci-Page 11miento de las Relaciones Laborales en África Oriental» (SLAREA), se desarrolló una campaña de comunicación concebida para promover los derechos en el trabajo en esta región africana. En Uganda, la campaña inició sus actividades con seis cadenas nacionales que emiten en seis lenguas locales diferentes, con el fin de fomentar el conocimiento de aspectos primordiales de la Declaración como la libertad sindical, el trabajo infantil, el trabajo forzoso y la discriminación. Las emisoras de radio elegidas fueron Voice of Teso, Voice of Toro, Radio Paid-ha, CBS, Radio Uganda y Radio Kigezi.

En Fort Portal, Voice of Toro se convirtió en un adalid dispuesto y activo de los trabajadores de Uganda. La emisora difunde un programa semanal centrado en distintos aspectos de la Declaración, y constituye una plataforma para que funcionarios públicos y representantes de los trabajadores y la patronal debatan estas cuestiones y entablen un diálogo con la comunidad local.

Para Paddy Twesigiromwe, representante de la National Union of Plantation and Agricultural workers of Uganda (NUPAU, Sindicato Nacional de Trabajadores de Plantaciones y de la Agricultura de Uganda), esta iniciativa proporcionó a los ciudadanos la forma de acceso que necesitaban. «La campaña de radio de la OIT fue, y sigue siendo, tremendamente positiva. Nos ayudó muchísimo, porque representa el mejor medio de acceder a los agricultores», asegura el Sr. Twesigiromwe.

La combinación de una colaboración sindical activa con los trabajadores y los responsables de las explotaciones agrarias, la campaña de sensibilización y la asistencia de Mabale Tea Growers Factory, una gran empresa de la zona, ha resultado ser toda una fórmula de éxito para la erradicación del trabajo infantil en sus fincas.

En la Mabale Tea Growers Factory, situada en el distrito de Kyenjojo, a unos 20 kilómetros de Fort Portal, cada vez que se contrata a alguien, debe realizarse un impuesto progresivo. Se trata de un impuesto anual abonado por todo aquél que haya cumplido los 18 años de edad, con independencia de que se encuentre empleado o no. Irónicamente, el Gobierno abolió el impuesto, lo que brinda a la dirección de la empresa la opción de requerir una carta de las autoridades municipales locales para garantizar que el solicitante de empleo tiene la edad exigida.

En las fincas actúan supervisores que acuden a los campos siempre que hay trabajadores recolectando té. Además de asegurarse de que no se encuentren en las explotaciones trabajadores que no hayan sido contratados, se ocupan de velar por que los padres no acudan al trabajo con sus hijos para que les ayuden a recoger más té a lo largo de la jornada laboral.

La Mabale Tea Growers Factory ha tomado medidas para garantizar que sus actividades complementan el sistema de Enseñanza Primaria Universal (EPU) instituido por el Gobierno de Uganda en 1997. El objetivo de la EPU es elevar el nivel de matriculaciones y de niños que permanecen en las escuelas primarias. La Mabale Tea Factory ha ayudado a los padres más desfavorecidos a hacer frente a los gastos de materiales escolares como libros, bolígrafos y otras herramientas pedagógicas. Como resultado de esta iniciativa, 90 niños que trabajaban en las plantaciones de té acuden ahora a la cercana escuela primaria de Kabaranga con la ayuda de la empresa.

Tratamos de contribuir a la erradicación del trabajo infantil financiando la educación. Ayudamos a fomentar el desarrollo futuro de los niños

, señala Kenneth Kyamulesire, director general de la compañía.

Cuando recibió la visita de Joseph Katende, coordinador nacional de proyectos de la OIT, el Sr. Kyamulesire atribuyó su cambio de mentalidad respecto al trabajo infantil a los programas de radio yPage 12 a los debates que mantuvo con su familia y amigos sobre esta cuestión.

En cooperación con los líderes locales y el representante sindical, la compañía se ha comprometido a suministrar material escolar para garantizar que los niños permanezcan en la escuela y no tengan que salir a trabajar para pagarse tales elementos esenciales.

Después de examinar la cuestión con los líderes locales de la región, se ha puesto de manifiesto que los programas de radio han contribuido enormemente al proceso de retirada de 365 niños de las plantaciones de té de Butit, Mukunyu, Kyarusozi y Mabale a lo largo del pasado año.

Evitar recaer en el trabajo infantil

Uno de los principales problemas que afrontan las comunidades agrarias pobres consiste en mantener a los alumnos en la escuela y evitar que reincidan en situaciones de trabajo infantil. En ocasiones, puede que los padres no valoren o no perciban los beneficios a largo plazo de la educación, especialmente si ésta se recibe a costa de los ingresos inmediatos de las familias desfavorecidas.

La directora de la escuela primaria de Kabaranga, un pequeño centro docente local que recibió recientemente a un gran número de niños que trabajaban en plantaciones de té, se mostraba preocupada por la permanencia de los niños en la escuela y centrarlos en su educación.

Estamos muy contentos de tener a estos niños con nosotros; están deseando aprender. Sin embargo, nuestro mayor reto es determinar lo que sucederá cuando concluyan su ciclo de primaria. ¿Volverán a las plantaciones de té porque no disponen de dinero para continuar con su formación?

, se pregunta la Directora, Miss Alice para los alumnos.

Con el sonido de fondo de canciones y bailes, muchos de esos niños declaran que, aunque se sienten felices de regresar a la escuela, la pobreza les obligará a muchos a trabajar el fin de semana en las plantaciones para obtener unos miles de chelines (de 1 a 2 dólares de Estados Unidos al cambio) para contribuir al sostenimiento de su familia y adquirir material escolar. Muchos de estos menores son huérfanos y viven con sus abuelos de avanzada edad, que se encuentran demasiado débiles para trabajar y necesitan la ayuda de sus nietos para adquirir alimentos.

Todos los padres y tutores expresan la necesidad de actividades generadoras de ingresos que contribuyan a mejorar su situación financiera. La carencia de oportunidades de empleo, así como la avanzada edad de muchos de los tutores, da lugar a que existan graves disyuntivas entre la supervivencia del conjunto de la familia y la educación de unos pocos miembros.

Todo niño necesita un maestro

El derecho a la educación es un derecho humano fundamental, sin embargo, al menos 100 millones de niños siguen sin matricularse en escuelas de enseñanza primaria, y un 55% de éstos son niñas. Menos de dos tercios de los alumnos de escuelas de primaria alcanzan el último curso de este ciclo de formación, lo que constituye un indicador de alfabetización básica, en más de 40 países. Casi 800 millones de personas de 15 o más años de edad carecen de capacidades básicas para leer y escribir.

Una razón por la que numerosos países fracasan en la educación de sus niños y adultos es la falta de profesores cualificados. La Recomendación relativa a la situación del personal docente de OIT/UNESCO, adoptada hace 40 años, sigue siendo la única norma internacional global vigente en el mundo sobre la profesión docente. En fechas más recientes, la Declaración de Pretoria sobre Profesores (2005) y el Informe de Seguimiento de la Educación Global (2005) de la UNESCO, afirman que un gran número de países siguen necesitando otorgar prioridad a la consecución de una cifra suficiente de profesores adecuadamente cualificados y remunerados y altamente motivados para realizar los objetivos de la Educación para Todos (EPT) y del Desarrollo del Milenio. Aunque no se conoce con precisión el déficit de profesores cualificados en todo el mundo, se estima que se necesitan unos 35 millones de nuevos profesores para atender los objetivos de la EPT de 2015, así como un aumento en muchos países de un 20% anual, con el fin de reducir el número de alumnos por profesor a proporciones de 40 a 1.

Los países que no pueden alcanzar los objetivos de la EPT suelen invertir únicamente un 3% de su PIB en educación, y se estima que más de 20 países corren el riesgo de no lograr la educación primaria universal (EPU) en 2015.

El planteamiento de la OIT

La OIT recomienda que los países inviertan al menos el 6% de su PIB en educación y formación. Desde 2004, ha asistido a más de 20 países de África, las Américas y Europa oriental para abordar brechas en la información, evaluar las necesidades de los profesores y formular y aplicar soluciones en forma de políticas junto a gobiernos, sindicatos del profesorado y escuelas privadas, proporcionando así una herramienta fundamental en la lucha contra el trabajo infantil. Por esta razón, OIT-IPEC (Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil) ha prestado todo su apoyo a la campaña « Every Child Needs a Teacher » (Todo niño necesita un maestro).

Para más información, sírvanse visitar la dirección de Internet http://www.ilo.org/public/english/standards/ipec/themes/education/index.htmPage 13

El trabajo infantil es

El trabajo infantil constituye una violación de los derechos humanos fundamentales, y se ha demostrado que entorpece el desarrollo del menor, dando lugar a daños psicológicos y físicos de por vida. El trabajo infantil puede dividirse en tres categorías:

* el que realizan los niños que están por debajo de la edad mínima de admisión al empleo (Convenio núm. 138);

* las tareas peligrosas que suponen un riesgo para el bienestar físico, mental o moral de los menores de 18 años (y de 16 bajo ciertas condiciones estrictas); y

* las peores formas de trabajo infantil (Convenio núm. 182).

Principales Convenios de la OIT sobre la materia:

* Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138).

* Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 (núm. 182).

Para más información, sírvanse visitar la dirección de Internet http://www.ilo.org/ipec.

Para Jane Rose Nasuna, no existe tal dilema. «Algunos padres se preocupan por la educación de sus hijos. Otros creen que malgastan el dinero si lo dedican a la formación. Pero yo voy a hacer cuanto pueda para que mi hijo acuda a instituciones de enseñanza superior. Quizá en el futuro pueda incluso dejar este tipo de trabajo, cuando mi hijo consiga un puesto mejor y yo pueda descansar por fin», comenta Jane mientras acaricia el pelo de su hijo.

Al desalojar las aulas, los niños parecen disfrutar de la enseñanza y de los juegos con los amigos, en lugar de tener que trabajar bajo el sol abrasador de las plantaciones de té. «Es estupendo volver a la escuela y estudiar, porque en el futuro será mejor para mí», asegura el pequeño Benjamin Kisembo, con una amplia sonrisa en el rostro.

La comunidad continúa colaborando, y la OIT seguirá adelante con la lucha contra el trabajo infantil, así como con el apoyo a la sensibilización mediante programas de radio interactivos. Joseph Kasimbazi, productor de programas de Voice of Toro, cree que «es muy necesario que los habitantes de la zona conozcan la manera en que estos niños pierden su infancia y su futuro».

Kash, como se le conoce en antena, considera que «con los programas de radio, podemos llegar a mucha más gente. Me siento orgulloso de formar parte de este cambio. Sin embargo, no podemos afrontar esta tarea en solitario; necesitamos ayuda para conseguir que los sueños de estos niños se hagan realidad».

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