Crisis mundial, protección social y empleo

Date01 January 2013
Published date01 January 2013
AuthorJoseph STIGLITZ
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-9148.2013.00166.x
Derechos reservados © Organización Internacional del Trabajo, 2012
Joseph Stiglitz
Joseph Stiglitz recibe el Premio Nobel de Economía en 2001, y un año después
publica en la Revista un artículo titulado «Empleo, justicia social y bienestar
de la sociedad» (vol. 121, núm. 1-2). En él mantiene que el n de la actividad
económica es mejorar el bienestar de los individuos y que el empleo es esen-
cial para dicho bienestar; a este respecto, su descripción de los estragos del
desempleo se hace eco de las ideas que Sen desarrolla en su artículo sobre
el desempleo en Europa (véase la presentación de A. Sen en el presente nú-
mero extraordinario). A pesar de que estas armaciones parecen evidentes,
las políticas económicas van con frecuencia en contra de los intereses de los
trabajadores. Según el autor, ello se debe a que la economía neoclásica con-
sidera la «mano de obra» como una mercancía, a lo que se suman los fallos
generalizados del mercado, la infrarrepresentación de los trabajadores y el en-
tusiasmo por las políticas liberales que no tienen en cuenta la equidad en su
búsqueda de la ecacia económica. Corresponde a los gobiernos y, en térmi-
nos más generales, a la comunidad internacional, garantizar que el desarrollo
no se reduzca a la acumulación de capital. Con ello, Joseph Stiglitz denunciaba
la violación sistemática de la primera de las cláusulas laborales del Tratado
de Versalles ochenta años después de su adopción: el trabajo no ha de consi-
derarse una mercancía.
Como sabemos, a nales del decenio de 2000, surgió la crisis. A continua-
ción reproducimos un artículo publicado por la Revista en 2009 (vol. 128, núm.
1-2) bajo el título de «Crisis mundial, protección social y empleo» en el que
Joseph Stiglitz observa que los intereses nacionales condicionan las respues-
tas a la crisis nanciera mundial y agravan la caída de la demanda. El resurgi-
miento del proteccionismo, el rescate de los bancos y los planes nacionales de
estímulo están dislocando la competencia y los incentivos en detrimento de
los países en desarrollo, de la protección social, tan necesaria, y, en denitiva,
de una recuperación rápida. El autor advierte del peligro que supone subes-
timar el potencial de destrucción de empleo de la crisis y aboga por un plan
de estímulo mundial, una revisión de los paradigmas económicos y de las po-
líticas de reglamentación, una ayuda a los países en desarrollo, un FMI menos
intrusivo y una ampliación de la protección social, en tanto que estabilizador
automático de la economía.
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Revista Internacional del Trabajo, vol. 132 (2013), núm. extraordinario
Derechos reservados © El autor, 2009
Traducción del artículo al español © Organización Internacional del Trabajo, 2009
Compilación de la revista © Organización Internacional del Trabajo, 2012
Crisis mundial, protección social
y empleo
Joseph STIGLITZ
Artículo publicado en la Revista Internacional del Trabajo,
vol. 128 (2009), núm. 1-2 (junio), págs. 1-15.
La cuestión más descollante de la actualidad es, sin lugar a dudas, la crisis
económica mundial. Comenzaremos el artículo reriéndonos a algunos
aspectos muy generales de la misma para pasar después a otros más concretos
como el trabajo decente y la protección social.
Una crisis global Made in USA
La crisis está afectando a todas las naciones del mundo, incluidos los países en
desarrollo. Durante cierto tiempo se creyó en el mito de que la crisis surgida en
los Estados Unidos quedaría circunscrita a este país, por lo que no llegaría ni a
Europa ni a los países en desarrollo. Ya es indudable que no es así. La globa-
lización ha unido a toda la economía mundial y no puede darse un desplome
del país más rico del mundo sin que tenga repercusiones en todos los demás.
Además, la forma en que se ha gestionado la globalización ha permitido
a los Estados Unidos exportar sus hipotecas tóxicas por todo el mundo. Si el
resto del mundo no hubiera comprado tantas como se compraron, la recesión
estadounidense habría sido mucho más grave. Esta crisis lleva en lugar muy
visible la etiqueta Made in USA, pues los Estados Unidos, además de sus hi-
potecas tóxicas, exportaron el espíritu de la desreglamentación que allanó el
terreno para que se compraran en el extranjero sin que lo impidieran los ór-
ganos de supervisión de los demás países.
La depresión alcanza incluso a los países en desarrollo que estaban diri-
giendo bien sus economías, que tenían buenas políticas monetarias y buenas
reglamentaciones. Cuando estudiamos las políticas monetarias y las reglamen-
taciones nacionales en la Comisión de las Naciones Unidas sobre las refor-
La responsabilidad de las opinones expresadas en los artículos solo incumbe a sus autores,
y su publicación en la Revista Internacional del Trabajo no signica que la OIT las suscriba.
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