Convenios colectivos mundiales: un marco de derechos

GINEBRA - Con ocasión de la reciente firma de un 'convenio marco mundial' entre el gigante automovilístico Volkswagen y sus sindicatos respecto a unas normas de trabajo mínimas, un portavoz de la compañía dejó claro que el acuerdo beneficiaría a ambas partes de la mesa de negociación.

'La responsabilidad social no es sólo retórica', aseguró el portavoz. En realidad, 'contribuye y mucho a nuestra competitividad'.

En el marco de esta tendencia cada vez más generalizada, las grandes empresas industriales de alcance global que suscriben convenios 'marco' con sus empleados en los que se comprometen a respetar unas normas de trabajo mínimas en todo el mundo. Estas entidades son conscientes de que, para las corporaciones internacionales en la actualidad, el cumplimiento de unas normas de trabajo esenciales parece constituir un buen negocio.

La mayoría de las grandes empresas mundiales actúan ya desde una perspectiva global, y la mayor parte de los sindicatos se encuentran integrados en las Federaciones Sindicales Mundiales (FSM) sectoriales. Empresas y sindicatos han comenzado a dar los pasos necesarios para firmar tales convenios.

El ritmo de las firmas se acelera. El primer convenio se remonta a 1988, pero de los 20 constituidos hasta la fecha, no menos de ocho se suscribieron en 2002, y otros están en camino. Los acuerdos atañen ya a diversas multinacionales en una amplia gama de sectores que van de la minería a las telecomunicaciones, manufacturación y venta al por menor.

Derechos en el trabajo

Entre los aspectos considerados con mayor frecuencia figuran los derechos sindicales, los derechos de negociación colectiva, la información y la consulta, la igualdad de oportunidades, la salud y la seguridad, las normas sobre salarios mínimos y la prohibición del trabajo infantil y forzoso.

No es una coincidencia que los convenios se centren en muchas de las cuestiones tratadas en los convenios fundamentales de la OIT. En los textos se mencionan de estos instrumentos de manera destacada, con frecuencia haciendo referencia a su número y su denominación. De los más citados son los dos convenios mejor conocidos por los sindicalistas: los números 87 y 98 sobre la libertad sindical y la negociación colectiva. En el cuadro se muestran las estadísticas, pero, en cualquier caso, debe tenerse en cuenta que en varios de los convenios se citan convenios específicos de la OIT como los ejemplos más importantes de los instrumentos normativos que deben aplicarse. En estos casos, se establece de manera implícita un mayor compromiso general con las normas de la OIT.

Muchas multinacionales disponen ya de sus propios códigos de conducta, en los que suelen tratarse las relaciones laborales y otras cuestiones sociales. Por tanto, ¿por qué es necesario establecer convenios marco? La respuesta se resume en dos palabras: seguimiento y ejecución.

A escala mundial, como a cualquier otra, existe una diferencia crucial entre el código de conducta interno de una compañía y un convenio entre un sindicato y la dirección.

Los códigos internos suelen ser redactados por la propia empresa para servir a sus intereses. Su ejecución es supervisada, en el mejor de los casos, por la empresa o por los consultores retribuidos por ésta. Algunos de los convenios marco globales, por su parte, otorgan a las FSM firmantes el derecho a plantear ante la dirección de la sede principal corporativa los presuntos casos de incumplimiento de las disposiciones suscritas. A menudo, en los convenios se especifica la convocatoria de reuniones periódicas al efecto y, en algunos, se establecen además canales para procurar una comunicación más urgente en caso necesario.

Para los sindicatos, la ventaja es obvia: pueden mantener cierto control sobre el modo en que la empresa asume sus compromisos en la práctica, además de plantear con rapidez cualquier problema ante máximo órgano corporativo encargado de la toma de decisiones. Los convenios constituyen además una base en la que fundamentar el diálogo futuro a escala mundial, y un marco para abordar problemas individuales a medida que surgen, señala Philip Jennings, Secretario General de la Union Network International (UNI). Se trata de unos instrumentos de vanguardia en el proceso de democratización de las multinacionales.

Por otra parte, este proceso sirve a los intereses de las empresas y del resto de sus interlocutores, ya que dota de sustancia y credibilidad a la ética corporativa.

'El convenio suscrito entre la multinacional de la construcción Ballast Nedam y la Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (FITCM) genera valor añadido para Ballast Nedam', aseguró Anita Normark, Secretaria General de la FITCM, en marzo de 2002, con ocasión de la firma del acuerdo. 'La verificación del esfuerzo dedicado por la compañía al cumplimiento de las normas internacionales puede verse facilitada por el recurso a la red sindical de ámbito mundial que la FITCM puede ofrecer con 289 organizaciones afiliadas en 125 países.' La Sra. Normark añadió que 'es igualmente importante que los gobiernos establezcan un marco legal para la ejecución de las normas de alcance mundial de la OIT y la OCDE'.

En general, la relación entre las normas de la OIT y las FSM comienza a asemejarse a la que existe entre la legislación laboral de cada país y los respectivos sindicatos nacionales. Desde el siglo XIX, pudo comprobarse que, incluso el mejor derecho del trabajo debía verse respaldado por una sólida presencia sindical en el lugar de trabajo. En el sentido inverso, el mantenimiento de tal presencia se veía facilitado por una legislación laboral adecuada. Muchos empresarios comprendieron que una normativa precisa y unos convenios adecuados con los representantes de los trabajadores servían eficazmente sus propios intereses. Actualmente, se aprenden las mismas lecciones a escala mundial.

La industria de la automoción es uno de los últimos sectores en incorporarse a esta tendencia. En junio de 2002, Volkswagen (VW) suscribió su Declaración de derechos sociales y relaciones laborales con la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas (FITIM) y el Comité de Empresa Mundial de VW. Unas semanas más tarde, DaimlerChrysler adoptó un documento similar, denominado Principios de Responsabilidad Social, en el marco de un convenio con su Comité de Empresa Mundial, suscrito también en este caso con la FITIM.

Los pioneros en la adopción de convenios marco fueron la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA) y la multinacional francesa Danone. Las negociaciones para el primer convenio comenzaron en 1985. Desde entonces, han suscrito acuerdos adicionales sobre derechos sindicales, formación para la adquisición de destrezas, y las medidas que deben adoptarse 'en el caso de que deban aplicarse nuevas técnicas [o] procesos organizativos, se den cambios sustanciales en el volumen de producción, el traslado de una parte sustancial de la producción, o un cierre parcial o total de las instalaciones, o resulte afectada de manera significativa la naturaleza de los contratos de trabajo'.

Otros ejemplos destacables son los del convenio marco de 1998 entre IKEA y la Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (FITCM), y los acuerdos de la UNI con Carrefour y Telefónica. Los trabajadores del sector de la energía y la minería también se encuentran adecuadamente representados en los convenios entre su ICEM y Statoil, Endesa y AngloGold.

Los convenios de VW y DaimlerChrysler atañen en cada caso a más de 300.000 empleados, y con su adopción casi dos millones de trabajadores en todo el mundo trabajan ya para empresas que han suscrito convenios marco. En general, las empresas con sede principal en Europa occidental se han puesto a la cabeza en cuanto a la firma de este tipo de convenios, pero existen igualmente ejemplos de Nueva Zelanda (Fonterra) y Sudáfrica (AngloGold).

El convenio de VW, por ejemplo, contempla el compromiso de la compañía con siete principios fundamentales:

a todos los empleados les asiste el 'derecho básico' a 'constituir sindicatos y otros órganos de representación de los empleados, así como a afiliarse a éstos';

la empresa elegirá, contratará y ascenderá a los trabajadores únicamente en función de sus cualificaciones y capacidades, 'con independencia de su raza, color, género, religión, nacionalidad, orientación sexual, origen social y opiniones políticas (siempre que éstas se basen en principios democráticos y en la tolerancia respecto a los que piensan de manera diferente)';

se evitará la utilización consciente de trabajo forzoso o del trabajo involuntario de presidiarios;

no se utilizará el trabajo infantil;

la remuneración y las prestaciones correspondientes a una semana de trabajo normal se conformarán, al menos, a los respectivos requisitos legales vigentes en cada país o a las normas mínimas aplicables a los sectores económicos correspondientes;

del mismo modo, la jornada de trabajo se ajustará, al menos, a las normas nacionales o sectoriales existentes al respecto;

VW cumplirá, al menos, las normas vigentes en cada país en materia de salud y seguridad en los lugares de trabajo y, en este sentido, adoptará las medidas pertinentes para garantizar el mantenimiento de unas condiciones de empleo saludables.

En el convenio se establece además que 'la seguridad futura del Grupo Volkswagen y de sus empleados depende del espíritu de cooperación para la gestión de conflictos y de compromiso social, aplicado con el fin de garantizar la competitividad económica y tecnológica'.

Para la empresa, ésta es una gran ventaja del convenio. 'Hemos consagrado nuestra actitud corporativa en el ámbito de la resolución de conflictos', comentó un portavoz de VW a Trabajo. 'Este planteamiento ha cosechado grandes éxitos en Alemania, y este convenio nos ayudará a facilitar su aplicación en otras áreas del mundo.' La empresa percibe asimismo el convenio como parte de su respuesta a la Iniciativa Compacta Global de Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, que incorpora los derechos básicos garantizados por los convenios fundamentales de la OIT.

Robert Steiert, de la FITIM, se muestra igualmente satisfecho con los resultados. Como Coordinador de los Comités de Empresa Europeo y Mundial de VW, considera que el convenio sentará un importante precedente; con las grandes empresas, siempre se produce un 'efecto locomotora'. A estas compañías les interesa proyectar una imagen pública favorable, y las empresas que no han adoptado aún este tipo de medidas no desean quedarse rezagadas. Al dar este paso, VW vuelve a subrayar su postura respecto a la responsabilidad social corporativa y se sitúa al respecto en una posición de vanguardia. Esperamos que otras sigan su ejemplo.

No cabe duda de que, cuando uno o varias empresas de un sector se suman a este tipo de iniciativas, se verán sometidas a una cierta presión para suscribir acuerdos con el resto. Esta presión puede afectar igualmente a los sindicatos. Una empresa que haya firmado un convenio marco puede considerar que se expone a una situación de riesgo si sus competidores no siguen su ejemplo después de que transcurra cierto tiempo, concretada en las críticas de sus competidores y de los propios accionistas de la empresa. En este contexto, las FSM sentirán una especial necesidad de aprovechar la reacción desencadenada. Llegados a este punto, otro factor entra en juego. Resulta natural que las primeras empresas en suscribir los convenios hayan sido habitualmente las que mantenían con anterioridad una buena relación de trabajo con los sindicatos. Otras negociaciones pueden resultar más difíciles.

Una forma de esquivar estas dificultades puede consistir en alcanzar convenios de ámbito mundial y alcance sectorial respecto a cuestiones específicas. No obstante, este planteamiento adolece igualmente de ciertas deficiencias, entre las que destaca una cierta asimetría en los mandatos de las partes en negociación. Mientras la mayoría de los fabricantes industriales forman parte de órganos sectoriales de escala mundial, la relación entre estas entidades y sus empresas miembro no coincide con la establecida entre las FSM y sus sindicatos afiliados.

El ejemplo de una iniciativa relativa a la industria química cuyos orígenes se remontan a una conferencia sectorial de la OIT ilustra con precisión las dificultades que pueden plantearse. En febrero de 1999, gobiernos, empleadores y sindicatos de dicha industria se reunieron bajo los auspicios de la OIT. Convinieron en que las negociaciones deberían comenzar con una mayor participación de los representantes de los trabajadores en el programa de 'Atención Responsable' vigente en el sector, cuyo objetivo consistía en garantizar la consecución de niveles elevados de salud y seguridad y gestión medioambiental en todos los ámbitos de actuación de la industria química.

Finalmente se iniciaron negociaciones detalladas entre la ICEM y el Consejo Internacional de Asociaciones de Fabricantes de Productos Químicos (ICCA) y, a comienzos de 2001, todo parecía dispuesto para la consecución de un convenio sectorial de ámbito mundial.

Desde una perspectiva más general, la OIT reúne las condiciones adecuadas para ayudar a promover la consecución de convenios marco. Después de todo, la condición previa para la obtención de este tipo de acuerdos es reunir a sindicatos y empresas a escala internacional y ¿qué lugar mejor para esta actividad que la OIT, dado su carácter tripartito?

Las bases para el desempeño de esta función se sentaron en la Declaración tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la política social. Como subraya el Director General Juan Somavia, esta Declaración constituye un punto de referencia básico y universal respecto a la asunción de responsabilidad social en el ámbito del trabajo. Sus principios, añade, 'promueven el entendimiento mutuo, la participación, la transparencia y la responsabilidad social, requisitos previos en todo caso para el establecimiento de asociaciones sostenibles entre los actores locales y mundiales y los mercados'.

En un lugar de trabajo globalizado en el que actúan empleadores de esta misma escala global, el papel de la OIT en este terreno resulta esencial.

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