Una forma contemporánea de esclavitud. La lucha contra el tráfico de niños en África occidental y central.

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"…cuando llegó (la intermediaria), me entregó 25.000 FCFA (35 dólares de Estados Unidos) para que cuidase de mis hijos. Prometió encontrar un trabajo para mi hijo y dijo que recibiría algo de dinero todos los meses. Di gracias a Dios, porque pensé que al fin había dado con un modo de cuidar de mis siete hijos. No tenía ni idea de lo que ella tenía reservado para mi hijo".

Este lamento de una madre de Togo refleja quizá la forma más típica de tráfico de niños en África occidental y central. Pero en absoluto se trata de un caso excepcional. Se estima que entre 10.000 y 15.000 niños de Malí trabajan en plantaciones de Costa de Marfil, muchos de ellos víctimas del tráfico. Según informes de Nigeria, en 1996 alrededor de 4.000 niños fueron transportados de Río Cross a otros lugares situados tanto dentro como fuera del país. Entre 1995 y 1999, más de 3.000 niños fueron objeto de tráfico en Benin.

Aunque la mayor parte de los niños es entregada voluntariamente a intermediarios o establecen los contactos ellos mismos, está aumentando el número de secuestros. En la región de Sokoto, en Nigeria, se han vendido por cantidades de 50.000 a 100.000 nairas (500 a 1.000 dólares) niños raptados destinados a desempeñar trabajos forzosos o a servir como objetos en rituales sexuales.

Un terreno fértil para el trabajo y el tráfico de niños

¿Cuáles son las causas que se hallan en la raíz de esta práctica? La pobreza se acepta como el factor más importante. Como las familias suelen tener pocas opciones o ninguna, la decisión de entregar el niño a un intermediario se toma sin considerar las consecuencias o el precio que ha de pagarse en el futuro. La falta de apoyo social es otra fuente de tráfico de niños, que pueden utilizarse para cuidar de los ancianos. Este tráfico se ve también favorecido por tradiciones y costumbres. Así, los niños asignados de forma ostensible a familiares con ingresos más altos tienen muchas probabilidades de terminar explotados.

Otra causa es la quiebra de estructuras familiares tradicionales. La rivalidad entre esposas en familias polígamas y la muerte de uno de los padres pueden conducir a la entrega o el tráfico de uno de los niños. Y un factor que no puede descartarse es la codicia. Según un informe de Ghana, "las madres no sólo entregan a sus hijos como respuesta a la pobreza, sino también por codicia, avaricia y egoísmo. Tratan de conseguir, valiéndose de sus hijos, lo que no han sido capaces de obtener por sí mismas".

La mayor parte de los niños objeto de tráfico proceden de familias numerosas (con más de cinco hijos), con un nivel de educación bajo y asentadas en zonas rurales. El estudio demuestra que los países que sufren condiciones de pobreza generalizada, educación reducida y tasas de fecundidad elevada tienden a ser los países desde los cuales se trafica con niños, que terminan en otros menos poblados y más desarrollados. En general, las niñas se colocan como criadas o vendedoras callejeras, mientras que los niños trabajan en plantaciones, en la construcción o en la minería. Tanto las niñas como los niños trabajan también en la prostitución.

La ausencia de legislación sobre el tráfico permite que intermediarios y empleadores actúen impunemente. Aunque algunos países persiguen a los traficantes, es raro que los infractores sean castigados, y los funcionarios de aduanas suelen mirar para otro lado.

El comercio de niños...

Adjoba es originaria de la aldea de Bondoukou (Costa de Marfil), pero vive en Abiyán desde los años cincuenta. Es viuda y tiene cuatro hijos adultos. Sin empleo fijo, intenta pagar el alquiler mensual de 17.500 FCFA (24,50 dólares) mendigando en el mercado. Si con esto no obtiene lo suficiente para vivir, ¿cómo puede arreglárselas? Reclutando niñas de 7 a 15 años con la promesa de ayudarles a prepararse para el matrimonio. A continuación, las ofrece para el servicio doméstico. La mujer mayor recoge sus salarios todos los meses y, cuando una de las niñas alcanza la pubertad, puede volver a su aldea, donde Adjoba contribuye a la dote.

También es posible encontrar empleadores en sectores como bares y restaurantes, talleres y plantaciones. Suelen ser migrantes del país "proveedor". Así, en Costa de Marfil se trafica con niños procedentes de Malí para ponerlos a trabajar en plantaciones de propietarios malianos.

Los salarios mensuales de los niños en esta subregión son muy variables: oscilan entre 2,80 dólares en Camerún y 63 dólares en Gabón. A veces los niños trabajan por nada, para devolver los costes que le han ocasionado a su empleador. En estos casos, suelen trabajar durante varios años sin percibir ningún ingreso. Estos niños llegan a trabajar de 10 a 20 horas diarias, llevan cargas pesadas, manejan herramientas peligrosas y no reciben comida ni bebida en cantidad suficiente. Según un informe de Nigeria, uno de cada cinco niños objeto de tráfico muere por enfermedad o por accidente. Otros sucumben a las enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el VIH/SIDA.

Traumatizados por condiciones de trabajo abominables, por los malos tratos y por las enfermedades, los niños pierden su dignidad de seres humanos y desarrollan sentimientos de marginación, lo que a su vez conduce a la delincuencia, el consumo de drogas o los trastornos mentales prolongados.

Hacia un plan de acción

La existencia del tráfico de niños destinados a ser explotados como mano de obra es ahora reconocida por los países que participan en el proyecto: Benin, Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Gabón, Ghana, Malí, Nigeria y Togo. Los beneficiarios del programa son quienes tienen menos de 18 años, aunque el objetivo prioritario son los niños menores de 12.

También se reconoce la importancia de la colaboración bilateral en la repatriación de las víctimas y la extradición de los traficantes. Ya se ha avanzado algo gracias a los acuerdos firmados entre Costa de Marfil y Malí, Benin y Gabón, y Ghana, Togo, Benin y Nigeria. Algunos países, como Benin, Malí y Togo han lanzado programas específicos para luchar contra el tráfico de niños. Varias ONG tratan de incrementar el grado de concienciación por medio de debates públicos y materiales de formación para maestros, y de la reintegración de las víctimas del tráfico.

El informe contiene recomendaciones para un plan de acción subregional que incluye medidas de investigación, sensibilización, formación, fortalecimiento del marco legal e institucional, asistencia directa a las víctimas y colaboración bilateral para la repatriación y la extradición de los traficantes.

La OIT ha mantenido siempre una postura firme en contra de todas las formas de trabajo forzoso. Uno de los instrumentos de los que se ha servido ha sido la adopción de normas internacionales de trabajo materializados en convenios y recomendaciones: el Convenio (núm. 29) sobre el trabajo forzoso, 1930, y el Convenio (núm. 105) sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957, han sido ratificados por los nueve países participantes en el programa subregional para luchar contra el tráfico de niños. Con la adopción unánime del Convenio (núm. 182) para eliminar las peores formas de trabajo infantil, disponemos ahora de un nuevo instrumento para combatir el tráfico de niños. El Convenio solicita acción urgente contra las peores formas de trabajo infantil, incluidas "… todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados".

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