Cicatrices de juventud. Efectos del desempleo temprano en el desempleo posterior

• Author: Achim SCHMILLEN,Matthias UMKEHRER
• Published date: 01 December 2017
• Date: 01 December 2017
• DOI: http://doi.org/10.1111/ilrs.12068

Revista Internacional del Trabajo, vol. 136 (2017), núm. 3-4

Derechos reservados © Los autores, 2017

Compilación de la revista y traducción del artículo al español © Organización Internacional del Trabajo, 2017

*

Banco Mundial (Washington); aschmillen@worldbank.org. **

Institute for Employment

Research (IAB) (Nuremberg); matthias.umkehrer@iab.de. Los autores desean dar las gracias a

Joachim Möller, Joshua Angrist, Stefan Bender, Philipp vom Berge, David Card, Bernd Fitzenber-

ger, Hans-Jörg Schmerer, Michael Stops, Mariana Viollaz y Till von Wachter, así como a los par-

ticipantes en conferencias y seminarios celebrados en Beirut, Bonn, Boston, Friburgo, Göttingen,

Halle, Kallmünz, Málaga, Mannheim y Nuremberg por su valiosos comentarios y sugerencias. Los

resultados, interpretaciones y conclusiones presentados en este artículo no representan necesaria-

mente las opiniones del Banco Mundial, ni de sus organismos aliados, sus directores ejecutivos o

los gobiernos a los que representan.

La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos solo incumbe a sus autores,

y su publicación en la Revista Internacional del Trabajo no signica que la OIT las suscriba.

Cicatrices de juventud.

Efectos del desempleo temprano

en el desempleo posterior

Achim SCHMILLEN* y Matthias UMKEHRER**

Resumen. Para discernir si el desempleo temprano genera desempleo posterior,

los autores toman datos administrativos de 700 00 0 individuos emparejados con

su empleador y los siguen durante veinticuatro años. Tomando como instru-

mento del desempleo temprano las perturbaciones de la demanda de trabajo a

escala empresarial, encuentran un efecto de cicatriz signicativo y persistente:

en la media, cada día de desempleo durante los primeros ocho años de vida ac-

tiva incrementa el desempleo en plena edad de trabajar en medio día. Con re-

gresiones cuantílicas observan que el efecto aumenta cuanto más se prolongue

el desempleo temprano.

Según la OIT (2015), casi 74 millones de personas de entre 15 y 24 años

estaban buscando trabajo en 2014: las tasas de desempleo juvenil per-

manecían altas en todo el mundo, y en muchos países se esperaba incluso

que fueran sustancialmente en aumento. Ello suscita preocupación en polí-

ticos y expertos, no solo por los costos directos concomitantes, sino por la

potencial aparición de una «generación no trabajadora». Se cree, además,

que las personas que inician su vida activa sin trabajo corren más riesgos

de seguir sufriendo desempleo en el futuro (The Economist, 2013, pág. 12).

De hecho, según varios modelos teóricos, si este desempleo temprano re-

trasa la acumulación de competencias y conocimientos productivos o im-

pide la formación de vínculos empleador-asalariado bien ajustados, podría

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generar más desempleo en el futuro, es decir, un desempleo «dependiente

del estado previo»1.

En última instancia, la cuestión de si estos temores están justicados y

de si el desempleo en los comienzos de la vida activa crea o no desempleo

en el futuro solo puede responderse empíricamente. En el presente estudio la

abordamos con datos administrativos de emparejamientos empleador-asalaria

-

do extraídos de los registros de seguridad social de Alemania. Detallamos la

dinámica del desempleo a lo largo de la vida activa y documentamos su alto

grado de persistencia. Nuestra conclusión es que dicha persistencia se debe a

una dependencia del estado previo (al menos en una medida económicamen-

te signicativa). Según nuestra especicación principal, en promedio y ceteris

paribus, cada día de desempleo durante los primeros ocho años de vida activa

genera medio día de desempleo durante los dieciséis años siguientes. Además,

el «efecto de cicatriz» del desempleo temprano varía considerablemente a lo

largo de la distribución (condicional) del desempleo en plena edad de traba-

jar, alcanzando su máximo en la parte derecha: a la altura de la mediana, cada

día de desempleo juvenil genera un aumento del desempleo en plena edad de

trabajar de menos de 0,2 días, pero en el percentil 95.º, son más de dos días y

medio, ceteris paribus. Estas cifras implican que este efecto de cicatriz del de-

sempleo juvenil no solo es estadísticamente signicativo, sino también econó-

micamente importante.

A partir de nuestros datos administrativos de empleadores y asalariados

emparejados, extrajimos las trayectorias laborales completas de casi 700 000 hom-

bres diplomados por el sistema de formación profesional dual de Alemania

entre 1978 y 19802. En este sistema, el aprendizaje en empresas forma parte

integrante del programa académico. En nuestra opinión, es un entorno institu-

cional inmejorable para estudiar los efectos del desempleo temprano, no solo

porque la mayoría de los jóvenes alemanes (en torno al 60 por ciento) se in-

corporan al mercado de trabajo a través del sistema dual, sino también porque

los aprendices son un grupo muy homogéneo en lo que respecta a experiencia,

formación y antecedentes, y porque al constreñirnos a los diplomados de este

tipo de formación evitamos problemas causados por condiciones iniciales no

observadas (véase Hoffmann, 2010).

Nuestros datos hacen posible identicar el momento y lugar exactos del

inicio de la vida activa para todos los individuos y seguirlos día a día durante

sus primeros veinticuatro años de carrera. Explotamos a fondo toda la dimen-

sión longitudinal de los datos para investigar los efectos de cicatriz del desem

-

pleo juvenil a medio y largo plazo. Más concretamente, examinamos si el total

1 Heckman y Borjas (1980, pág. 247) hablan de dependencia del estado previo cuando el

desempleo en determinado momento «altera las preferencias, los precios o las limitaciones que de-

terminan, en parte, el desempleo futuro». Para un tratamiento del tema en relación con los jóvenes,

véase también Ellwood (1982).

2 Nos limitamos a los hombres porque los datos planteaban ciertos problemas que hacían

conceptualmente difícil incluir a las mujeres en el análisis (véase el anexo A).