Campos de batalla, puntos calientes y zonas de peligro. Las mujeres rompen el techo de cristal para situarse al pie de la noticia

La presencia de mujeres en las salas de prensa ha dejado de constituir un hecho excepcional. Excepto en los frentes de guerra. Aunque, actualmente, las plantillas de los medios de comunicación mundiales están integradas por mujeres en un 40%, éstas se enfrentan a dificultades especiales y singulares al trasladarse de las redacciones a la vanguardia de la acción bélica. En la celebración del Día Internacional de la Mujer en la OIT se abordó este año el hecho de que las mujeres que se ocupan de informar en situaciones arriesgadas suelen afrontar también obstáculos sociales.

Kate Adie, periodista y escritora galardonada con varios premios, ha visto más guerras que la mayoría de los generales en su calidad de corresponsal jefe de la BBC. 'La guerra no es un juego de niños', asegura. 'La mitad de la población afectada por los conflictos son mujeres.' La Sra. Adie participó en una mesa redonda sobre 'Misiones peligrosas: mujeres periodistas en zonas de conflicto', celebrada en la OIT en marzo, en la que se trataron fundamentalmente los obstáculos y peligros que afrontan las mujeres en el ejercicio de su profesión, así como la visión especial que aportan éstas a los conflictos.

Para las mujeres, el desempeño de su trabajo en condiciones de riesgo va más allá de la realización de una tarea profesional más: forma parte de la 'evolución de los géneros' en el ámbito del periodismo. Durante la guerra de Bosnia, relató la Sra. Adie, muchas periodistas tuvieron que luchar literalmente para acudir a la zona porque era la misión que había que conseguir. No importa el equilibrio entre los dos géneros, aseguró. Si eres mujer y quieres cubrir la guerra, 'los hombres pueden caminar, pero tú tienes que correr'.

Las participantes se mostraron de acuerdo en que, en cualquier caso, las mujeres aportan más a las zonas de conflicto que un mero deseo de ponerse a prueba. Perciben la guerra de un modo diferente y, sin dejar de mantener el máximo celo profesional, se ocupan también de considerar el modo en que las sociedades afrontan los conflictos y las tareas de reconstrucción.

Es igualmente necesario que se conozca en toda su extensión la historia de la lucha de las mujeres en tiempos de paz. Christine Anyanwu, periodista nigeriana que cumplió tres años de prisión de la cadena perpetua a la que fue sentenciada en 1995 por informar sobre un presunto golpe de Estado contra el entonces Presidente nigeriano Sani Abacha, y ha obtenido varios premios a la libertad de prensa, afirmó que, después de una carrera profesional repleta de complejas misiones, se propone crear su propia emisora de radio, que servirá de plataforma para que las mujeres puedan hacerse oír en Nigeria.

Nadia Mehdid, de Argelia, es jefa de la sección de internacional del diario Asharq Al Awsat y única mujer periodista en la sede del periódico en Londres. Señaló que las periodistas cubren con frecuencia conflictos que van más allá del mero enfrentamiento bélico y abarcan desde las diferencias de opinión respecto a la función de la mujer en la sociedad, a las guerras de la información, los extremismos y otras formas de violencia, manifiesta o más sutil, contra las mujeres en numerosas sociedades. 'A menudo nos enfrentamos a visiones peyorativas y estrechas, que se basan en realidades de una u otra cultura', declaró.

Al margen de percepciones, una misión peligrosa constituye un riesgo en cualquier caso. La Sra. Brahimi, de la CNN y destinada en Baghdad, afirmó vía satélite desde la capital iraquí: 'no estuve en Afganistán, pero te limitas a seguir adelante. Estoy aquí para hacer mi trabajo. Eso es muy importante.'

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