La economía africana se recupera. Programa para Africa: La política de empleo puede incentivar el crecimiento.

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En el informe se afirma que, si bien la profundización de las reformas internas y las inversiones internacionales pueden impulsar la recuperación, el aumento del empleo y el crecimiento de la renta son actualmente vitales para sustentar la recuperación y mantener la estabilidad política en la que se ha llegado a ser la región más pobre del mundo.

El informe concluye con la observación de que "Africa no tiene más alternativa que embarcarse en un proceso de crecimiento sostenido del PIB para no quedar marginada de la "economía mundial".

No obstante, en el mismo informe se dice que, aunque los resultados económicos de la mayoría de los países del Africa Subsahariana no han sido ni remotamente satisfactorios en los últimos dos decenios, "la situación no es mala en todas partes: en unos países es mejor que en otros e incluso en algunos es buena".

La tasa de crecimiento económico del conjunto del Africa Subsahariana se elevó al 3,7 por ciento en 1995, último ejercicio del que se dispone de estadísticas fiables, en contraste con el 1,9 por ciento alcanzado en 1994. Entre los países que obtuvieron mejores resultados,se encuentran los siguientes:

- Cinco países han registrado un crecimiento medio del producto interior bruto (PIB) igual o superior al 7 por ciento durante el período 1992-1995. Tres de ellos - Guinea Ecuatorial, Lesotho y Uganda - crecieron más del 8 por ciento. Mozambique y Sudán crecieron un 7 por ciento.

- Otros cinco países - Etiopía, Ghana, Mauritania, Mauricio y Seychelles - que crecieron a un ritmo de entre el 4 y el 5 por ciento entre 1992 y 1995.

- Otros ocho países - Benín, Botswana, Cabo Verde, Guinea, Guinea-Bissau, Malí, Namibia y Tanzania - que crecieron entre el 3 y el 4 por ciento en los últimos cuatro años.

En otros diecisiete países se registraron tasas de crecimiento modestas, aunque siempre positivas (entre el 0 y el 3 por ciento). En ocho países - Angola, Burundi, Camerún, Congo, Gabón, Ruanda, Sierra Leona y Zambia - se produjo una reducción del PIB en términos reales. No se dispone de estadísticas sobre otros cinco países.

Varias razones explican esta inflexión:

- Crecimiento de la inversión interna, que, como promedio, aumentó más del 10 por ciento en ocho países (Angola, Costa de Marfil, Etiopía, Ghana, Kenya, Lesotho, Uganda y Zambia).

- Incremento de la inversión directa extranjera en Africa, que, aunque muy reducida respecto a la de otras regiones, aumentó en más del 100 por ciento en nueve países (Botswana, Camerún, Chad, Guinea, Kenya, Lesotho, Mauricio, Mozambique, Uganda y Zambia) y experimentó unos incrementos sustanciales en varias otras naciones.

- Aumento de los precios de las materias primas y los productos agrícolas, como el café, el cacao y el algodón, unido al aumento generalizado de la productividad agrícola. En concreto, Uganda ha logrado la autosuficiencia alimentaria e incrementado las exportaciones de café en estos últimos años. Costa de Marfil, el mayor productor de cacao y el segundo de algodón del continente, ha aumentado la producción de ambas materias primas. La agricultura ha crecido también rápidamente en Benin, Botswana, Ghana, Kenya, Mauricio y Tanzania.

- Mayor demanda europea de productos manufacturados africanos, en especial de prendas de vestir informales de bajo y medio precio (camisetas, vaqueros, bermudas, etc.) producidas en países como Costa de Marfil, Kenya y Zimbabwe, aunque también de confecciones y artículos manufacturados de mayor precio, procedentes de Mauricio y Sudáfrica. Los costes unitarios de la mano de obra empleada por los productores africanos de prendas de vestir en serie, como las camisas de caballero, son perfectamente competitivos con los que rigen para los productores asiáticos.

- Desarrollo del espíritu empresarial y mayor productividad de la mano de obra en Africa. En el informe se citan evidencias del desarrollo del espíritu empresarial y el aumento de la productividad de la mano de obra en Botswana, Lesotho, Costa de Marfil, Ghana, Kenya, Malawi, Mauricio, Mozambique y Uganda.

- Mayor compromiso internacional con el desarrollo de Africa, como resultado de la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Social (Copenhague 1995), la Iniciativa Especial de la ONU para Africa y las iniciativas de distintos gobiernos, en especial, la reciente decisión del Gobierno de Estados Unidos de poner en práctica el programa "Asociación para el Crecimiento de Africa", que contará con una financiación de 11.000 millones de dólares anuales, equivale a la ayuda total que los países industrializados prestaron a la región en 1991.

Samir Radwan, economista de la OIT y principal autor del informe, manifiesta que "la inflexión del crecimiento económico señala el inicio de una nueva era en Africa si se adoptan y aplican las políticas adecuadas. Añade que los actuales responsables de la formulación de políticas "deben fomentar la creación de nuevas nuevas empresas en el sector privado, especialmente pequeñas empresas con mano de obra intensiva, y permitirlas crecer, innovar y penetrar en nuevos mercados, incluidos los de exportación."

El informe de la OIT propone reducir la deuda externa de los 29 países de renta baja con mayor índice de endeudamiento. Actualmente, la amortización de la deuda absorbe alrededor del 4 por ciento del Producto Interior Bruto de la región, cifra que, en opinión de la OIT, se debería reducir a la mitad con el objeto de liberar recursos y dedicarlos a futuras inversiones productivas.

Aquejados todavía de graves problemas

El informe de la OIT reconoce que el reciente cambio de tendencia observado en Africa es aún endeble y muy vulnerable. Entre las asignaturas pendientes, se cita "el desarrollo del empleo productivo, que ha quedado a la zaga del aumento de la oferta de mano de obra".

Entre 1978 y 1994, la población activa del Africa Subsahariana continuó creciendo a un ritmo próximo al 3 por ciento anual, con el resultado de la reducción o estancamiento del nivel de empleo remunerado, la disminución de los salarios reales y el deterioro de las condiciones de vida y de trabajo en toda la región".

Según estimaciones de las Naciones Unidas, el Africa Subsahariana es la única región del mundo en la que se prevé un aumento del porcentaje de población por debajo del límite de la pobreza, que pasaría del 48 por ciento actual a más del 50 por ciento en el año 2.000. La mitad de la población de la región subsiste con un ingreso inferior a un dólar diario.

Sólo uno de cada diez trabajadores del Africa Subsahariana realiza un trabajo remunerado formal en los sectores de la industrial y servicios. Muchos trabajadores, especialmente mujeres, son autónomos, no figuran en registro alguno y perciben una remuneración insuficiente. En medio de tanta pobreza, el trabajo infantil prolifera y en esta parte de Africa trabajan unos 16 millones de niños de entre 10 y 14 años de edad.

Casi el 75 por ciento de la población activa del Africa Subsahariana, formada por unos 314 millones de hombres y mujeres que constituyen el 9 por ciento de la población activa mundial, trabaja aún al margen de la economía formal, con frecuencia en una agricultura de subsistencia o volcada en actividades "informales" escasamente remuneradas, como la fabricación a pequeña escala, la venta ambulante y la prestación de pequeños servicios.

Las tasas oficiales de desempleo en las zonas urbanas se han duplicado en los últimos 15 años para situarse por encima del 20 por ciento, y se espera que se aproximen al 30 por ciento a finales del presente decenio; sin embargo, el paro encubierto suele ser mucho mayor, superando en muchos casos el 50 por ciento de la población activa. Mientras, la población sigue aumentando, tanto en zonas urbanas como rurales. Según el informe, las tendencias demográficas permiten prever que, "de aquí al año 2010, cada año se incorporarán a los mercados de trabajo de Africa alrededor de 8,7 millones de personas a las que habrá que buscar un puesto de trabajo".

El informe de la OIT insiste en que muchos países de la región podrían terminar con el legado de la pobreza y la reciente recuperación podría servir como "plataforma de lanzamiento del despegue económico si se adoptan y aplican las políticas adecuadas".

La estrategia del crecimiento se levanta sobre varios pilares:

Perseguir el crecimiento. El informe recomienda continuar con el proceso de reforma económica para ir más allá de la actual preocupación por el "ajuste estructural", que suele conseguir la estabilización a expensas de una recesión económica. Desde principios del decenio de 1980, 25 países del Africa Subsahariana han realizado reajustes estructurales para restablecer el equilibrio macroeconómico mediante la reducción de los déficits presupuestarios y la liberalización de los precios y del comercio. A la vista de la pobreza y escasez extremas que imperar en la región, el informe de la OIT insiste en la "urgente necesidad de aumentar la inversión y mejorar su distribución entre los diversos sectores y proyectos". Se añade que "el logro de este doble objetivo debe constituir la tarea primordial de la política macroeconómica en Africa."

Incentivos para la reestructuración. Según el informe, en el Africa Subsahariana las inversiones están "mal distribuidas", tanto en el sector público como en el privado y que las potencialmente rentables en recursos humanos son insuficientes o inexistentes, especialmente en educación y asistencia sanitaria. El mal funcionamiento de los mercados de capital hace que con frecuencia las inversiones se dirijan a actividades improductivas y disociadas de las necesidades de la economía real y de la gran mayoría de la población. El informe hace hincapié en la necesidad de mejorar el funcionamiento de los mercados de capital mediante "la innovación institucional, la introducción de programas de créditos dirigidos a grupos específicos (mujeres, empresas del sector informal y pequeños agricultores) y el aumento del flujo del capital riesgo."

Movilización de los recursos internos. El informe se advierte que, a pesar de la mejora de los resultados económicos, no se prevén grandes flujos de capital extranjero privado, dados los elevados niveles actuales de deuda pública, las bajas tasas de ahorro interno y la escasez de oportunidades de inversión rentable. Según la OIT, tendría que aplicarse una estrategia de reajuste a través de la inversión pública, de manera que la "composición del gasto público a todos los niveles se orientara en la medida de lo posible, a la inversión en capital humano, físico y natural." E informe afirma que, en las condiciones actualmente del Africa Subsahariana, la inversión pública en sectores como el transporte, la energía, las redes de abastecimiento de agua y el alcantarillado, la formación profesional, la salud y la nutrición, y la investigación agrícola aplicada, podría estimular la productividad y, "probablemente complementar la inversión en el sector privado".

Aumento de la capacidad a escala regional y nacional. El informe propugna la creación de instituciones especializadas en la generación de empleo: fondos regionales para la formación, centros de desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, y sistemas de información sobre el mercado de trabajo. Los fondos de formación, que serían cofinanciados por los donantes y el sector privado, se orientarían a incrementar la productividad de los trabajadores africanos. Los centros de desarrollo de las pequeñas y medianas empresas prestarían "servicios" de asistencia técnica e información sobre las estrategias de desarrollo empresarial. Por su parte, los sistemas de información sobre el mercado de trabajo permitirían mejorar la base de datos para la formulación de políticas de empleo.

Impulso a la productividad agrícola. La mayoría de las poblaciones del Africa Subsahariana son predominantemente rurales y su economía agraria precisa una serie de cambios fundamentales. La primera gran requisito es abandonar el sistema tradicional de precios artificialmente bajos impuestos por gobiernos a productos de primera necesidad, como el pan y el arroz, una práctica que contribuye a mejorar la alimentación de la población urbana pero a costa de empobrecer a los agricultores. Otra prioridad consiste en diversificar la producción agraria y pasar de la actual producción a gran escala de materias primas a otros cultivos con mayor potencial exportador, como frutas tropicales, flores frescas y hortalizas. Una tercera necesidad es la de una reforma agraria. La tierra es el principal recurso de las regiones rurales del Africa Subsahariana, pero el acceso a ese recurso se encuentra sumamente restringido. La propiedad suele concentrarse en manos de grandes terratenientes, muchos de los cuales hacen un mal uso de sus propiedades, ya sea manteniéndolas improductivas o adquiriéndolas con fines exclusivamente especulativos, cuando está claramente demostrado que los pequeños agricultores absorben más mano de obra por acre y son más productivos.

Incrementar la ayuda y reducir la deuda. Dada la magnitud de sus problemas, los países del Africa Subsahariana seguirán necesitando un importante influjo de recursos externos, tanto financieros, como técnicos, que aún no puede generarse con los ingresos procedentes de las exportaciones ni con la inversión privada extranjera. Esta región, pues, depende en gran medida de la ayuda externa. En 1994, el Africa Subsahariana recibió el 32 por ciento de todas las ayudas oficiales concedidas a los países menos desarrollados, cinco veces más que lo que recibió el sudeste asiático. El problema es que los países del Africa Subsahariana recibieron únicamente el 3 por ciento de las inversiones de capital privado dirigidas a los países subdesarrollados ese año. No es probable que este porcentaje aumente hasta en tanto no se se inviertan las tendencias económicas en la región.

(*) Jobs for Africa. A Policy Framework for an Employment-Intensive Growth Strategy. Informe sobre el Programa de Generación de Empleo y Reducción de la Pobreza de la OIT/PNUD. Ginebra, agosto de 1997. ISBN 92-2-110877-5.

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